Alrededor de las 5:00 p. m. la afluencia en los centros de votación era menor a años anteriores. Los comercios optaron por trabajar en su horario habitual y en los principales lugares públicos de la ciudad la presencia de grupos familiares y de amigos era similar a un domingo cualquiera.

Caracas. A diferencia de procesos previos, este 21 de noviembre la rutina dominguera de más de dos millones de caraqueños habilitados para votar no distó mucho del resto. Centros de votación vacíos y plazas con la afluencia típica marcaron la jornada electoral en la capital del país.

Las elecciones regionales y municipales convocadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE) se produjeron en el fin de semana previo al black friday, ocasión en la que desde hace dos años los comercios ofrecen rebajas y promociones para impulsar sus ventas, decaídas por la crisis económica.

En el bulevar de Sabana Grande, de los principales afluentes comerciales y peatonales de la ciudad, las tiendas y los vendedores informales optaron por trabajar con la expectativa de si la llegada de potenciales clientes fuese, o no, como la de un domingo común. “Uno no se puede dar el lujo de no ‘chambear’”, dijo un vendedor.

Foto: Luis Morillo

Cristal Utrera, encargada de una tienda, cuenta que en el caso de su comercio decidieron “extender” la hora de llegada de sus colaboradores para que tuvieran chance de participar en la jornada electoral, “pero pocos fueron, a las 10:00 a. m. ya estaban casi todos los vendedores”.

A pasos acelerados, unos peatones del bulevar curioseaban y ojeaban las vitrinas en busca de ofertas atractivas y otros simplemente paseaban. La basura en las transversales, la indigencia y las fallas del Metro, sin embargo, hacía que tuviesen puntos en común, hubieran o no votado.

“Yo voy a votar para ver si el próximo aunque sea trata de solucionar”, decía una señora con su hijo agarrado de la mano; “uno vota y vota y nada que cambia, siguen atornillados”, mencionaba un joven. Al unísono, más que el dilema de si votar o no, los problemas de los caraqueños estaban a la orden del día.

Foto: Luis Morillo

A menos de dos kilómetros, en el Colegio La Consolación de Las Palmas, parroquia El Recreo, a las 3:30 p. m. la apatía marcaba la jornada electoral. “Uno está acostumbrado a más volumen de gente”, dijo a Crónica.Uno, la coordinadora del centro de votación, Mileidy Brizuela.

En ese espacio hay 6910 votantes inscritos, pero siete horas después del inicio de la jornada solo 1300 habían participado (19 % del total) y no fue sino a las 11:00 a. m. que empezaron a llegar personas, “cuando aquí a las 7:00 a. m. ya había cola para pasar”, dijo uno de los miembros de mesa.

Quienes decidieron participar, como Carmen Vielma de 76 años y su esposo de 84, argumentan que votar “forma parte del venezolano” y es la forma más valiosa de expresar su apoyo, o no, a una gestión. Históricamente, según dijeron los miembros de mesa, ese centro tuvo más participación de adultos mayores, pero la diferencia este año fue superior comparado con la de los jóvenes.

Foto: Luis Morillo

Un panorama similar se notó en la U.E.N. Experimental Venezuela, donde a las 4:00 p. m. de 5077 electores inscritos habían participado 1176 (23 %) y en mayor proporción eran adultos mayores, según indicó el coordinador de ese centro, y director de la escuela, Edgar Gollanes. Además, como los miembros principales y suplentes designados por el CNE no se presentaron, tuvieron que suplirlos los electores dispuestos y testigos de partidos políticos.

En Caracas, si bien la población tenía conocimiento de los comicios, el ánimo era distinto a elecciones anteriores, incluso en los contados “puntos rojos” identificados con el partido de gobierno, que convocaban discretamente a sus simpatizantes a votar, como en la llamada “esquina caliente” de la plaza Bolívar.

Allí, una cantidad importante de caraqueños optaron por “alejarse de la política un rato” a pesar de las elecciones, y aprovechando que no había bullicio rojo como en años anteriores. Si decido votar, lo hago más tarde, ahorita estamos disfrutando con los chamos, dijo Elías Alvarado, acompañado de su familia en uno de los bancos del lugar.

Foto: Luis Morillo

A pocos metros, la tarima del PSUV estaba próxima a ser instalada y un grupo reducido de sus simpatizantes esperaban ansiosos el fin de la jornada electoral. “¡Aquí estamos esperando a nuestra próxima alcaldesa!”, dijo una de las presentes, al tiempo que criticaba la presencia de medios y observadores internacionales en el proceso.

Foto: Luis Morillo

Sin embargo, eran superados por creces por familias, parejas y grupos de amigos, jóvenes y adultos, que buscaban disfrutar su domingo. En el centro de Caracas, las postales de niños manejando bicicleta o patinando opacaban las camionetas blindadas dispuestas alrededor de la Casa Amarilla, el Teatro Municipal y la sede de la Alcaldía de Libertador.

Foto: Luis Morillo

Mientras tanto, del otro lado de la ciudad, en el municipio Chacao, funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) rodeaban la escuela municipal Andrés Bello, amenazaban e intimidaban a los periodistas. Electores y vecinos de la zona denunciaron que también hubo presencia de grupos de choque presuntamente afines al PSUV.

Los mismos electores informaban del proceso a los trabajadores de la prensa, pues la coordinadora del centro de votación “le ordenó” al Plan República no permitir el ingreso de reporteros. Similar a otros centros visitados, en la Andrés Bello la afluencia fue menor en comparación a otras elecciones, a pesar de ser bastión opositor.

Foto: Luis Morillo

En Chacao, al igual que en Sabana Grande, la actividad comercial no se paralizó, con la esperanza de captar “uno que otro cliente” que pasara caminando para ir a votar o se quedara en los alrededores hablando con los vecinos, según comentó el encargado de una panadería del casco histórico.

Como en otros centros de la ciudad y del resto del país, en la U.E.N. Gustavo Herrera la jornada electoral estuvo marcada por irregularidades en torno a electores que no aparecían en el listado o que habían sido “mudados” a otros sitios sin previo aviso, según reconocieron miembros y testigos de mesa.

Foto: Luis Morillo

La poca oferta de transporte público y los problemas del Metro, a su vez, no impidieron que las personas concurrieran a los centros comerciales como el Sambil, que pasadas las 6:00 p. m. todavía estaba abierto y con bastante público en sus pasillos, pues —como la de los carros en la avenida Libertador— en las tiendas la presencia era menor.

El atardecer cerró, en teoría, otro domingo electoral en el país, el segundo en dos años y primero desde 2017 al que acude el bloque mayoritario de la oposición política. Unas elecciones que, contrario a eventos previos, no paralizó a la ciudad, con habitantes que aun habiendo votado decidieron tomarlo como un día más.

Foto: Luis Morillo

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