Dólares y gasolina: lo que cuesta una movilización para despedir a un ser querido en pandemia

Lo que cuesta una movilización para despedir a un ser querido en pandemia

La hija de una reconocida enfermera, en Puerto Ordaz, relata no solo los últimos días de su madre, que falleció por COVID-19, también expone todo lo que implica intentar movilizarse en el país con todas las restricciones por la pandemia.

Puerto Ordaz. Eran las 6:07 a. m. del 22 de agosto, cuando Meribel López recibió la llamada de su papá. “Tengo la dolorosa misión de informarte que tu mamá falleció”. Su madre era Maiber Barradas, una bionalista, enfermera y tesorera del Colegio de Enfermería de Ciudad Guayana, que trabajó en los hospitales Uyapar y Dr. Américo Babó, donde falleció por COVID-19, según diagnóstico en prueba rápida. La PCR nunca se la hicieron.

Su muerte se conoció por un video difundido en redes sociales cuando era sacada en la urna y el personal del hospital la despidió entre aplausos. Tenía 47 años de edad y hoy es recordada por su carisma y nobleza en sus años de labor. Barradas estudió Bioanálisis en la Universidad de Oriente, y Enfermería a distancia en la Universidad Central de Venezuela.

Meribel, de 23 años de edad, estaba en Caracas cuando su padre le dio la noticia. Vive en la capital desde 2015 cuando comenzó estudios de Economía en la UCV. Aunque eventualmente viajaba a Puerto Ordaz en vacaciones, no lo hacía desde agosto del año pasado.

Un luto tras otro

El duelo para esta familia, en medio de la pandemia de COVID-19, comenzó semanas antes cuando el abuelo de Meribel, que vivía en San Félix, se trasladó hacia la vía El Pao para unas diligencias. Días después comenzó a presentar síntomas del coronavirus.

A mi abuelo lo hospitalizan en el hospital de Ferrominera, donde trabajaba mi mamá, y le dan oxígeno. Ya estaba mal de salud, mi mamá fue quien lo cuidó durante cuatro o cinco días cuando falleció, recordó.

A la semana del fallecimiento, su tía y su mamá también presentaron sintomatología de COVID-19, y dieron positivo a la prueba rápida. Su padre dio negativo, pero sus otros tíos positivos, y empezaron a recibir tratamiento, aislados en sus casas. Solo Maiber fue hospitalizada en la misma institución en la que laboró.

Mi mamá presentó fiebre, dolor en el cuerpo. Comenzó a tomar vitamina C, acetaminofén y empezó a tener dificultad para respirar (…) Por ser personal de salud tiene cierto tipo de resistencia a antibióticos y ciertas medicinas por la carga bacteriana que tiene en su cuerpo. Pasaron dos semanas, y desarrolló neumonía, le estaban suministrando oxígeno e iba mejorando, ya dependía de ella hacer los ejercicios respiratorios, alimentarse bien, no estresarse, relató Meribel.

Sin embargo, hubo un día en que el hospital se quedó sin oxígeno, no se dieron cuenta de que la bomba se estaba quedando sin suministro. Quizás por la cantidad de personas hospitalizadas no tuvieron esa precaución.

Al quedarse sin oxígeno, la tuvieron que entubar. Pasó varios días en terapia intensiva, con altos y bajos en el avance de su recuperación. Le recetaron Remdesivir, pero como no estaba en un hospital centinela, pidieron una gran cantidad de papeles y nunca lograron conseguir el medicamento y suministrárselo. Eso fue hasta la madrugada del 22 de agosto, cuando llamaron a su esposo. Murió a las 2:57 a. m.

Yo estaba dormida, no había podido dormir el día anterior. Me acuerdo que eran las 6:07 a. m. cuando me llama mi papá y me dice que él tenía la dolorosa misión de informarme que mi mamá falleció. No me dio más razón, solo que estaba en el hospital y le tocaba resolver lo del entierro. Lloré bastante, como hasta las 10:30 a. m. que pude salir de mi cuarto y bañarme. A mi casa fueron unos amigos a acompañarme.

Al principio no sabía qué hacer, si viajar o no a Puerto Ordaz. A su abuelo tardaron tres días en enterrarlo y calculó que le daría chance de llegar al entierro de su mamá. Sin embargo, ella tenía parcela comprada y la sepultaron ese mismo día a las 4:00 p. m.

Lo que cuesta una movilización para despedir a un ser querido en pandemia
Maiber Barradas tenía dos hijas y un esposo desde hace 28 años. Foto Cortesía
Un atropellado retorno

Meribel finalmente decidió viajar a Puerto Ordaz a acompañar a su padre. Sin embargo, las restricciones por la pandemia le dificultaban hacerlo. Esa semana era de cuarentena radical, por lo que supuso que a partir del lunes, por ser de flexibilización, sería más fácil el tránsito por el territorio nacional.

En la búsqueda, solo encontraron un carro por puesto que cobraba ese día 50 dólares, pero solo hasta Puerto La Cruz. Era un riesgo quedarse varada allí y no poder movilizarse luego a Puerto Ordaz.

Ella y sus amigos también buscaron opciones en Instagram, lo más barato eran 180 dólares ese día. Al día siguiente, los precios se mantenían por ese orden, otros cobraban hasta 800 y 1000 dólares, alegando que debían “bajarse de la mula” en cada alcabala y resolver el abastecimiento de gasolina.

Meribel decidió publicar un tuit en su cuenta, el cual tuvo bastante repercusión. Su círculo de amigos y conocidos de la universidad se manifestaron. Una persona conocida supo de su caso y la ayudó. Fue así como pudo obtener un salvoconducto, junto con el acta de defunción de su madre para justificar su movilización.

De Caracas a Puerto a La Cruz la detuvieron en 17 alcabalas, revisaban el carro, preguntaban motivo del viaje, revisaban documentos y salvoconducto. “Lo de la gasolina fue un trajín, porque el carro en el que venía no era su día de surtir, y no conseguimos gasolinera a precio internacional hasta que llegamos a Puerto La Cruz, y pudimos echar para llegar hasta acá”, contó.

El proceso del duelo

Meribel no se pudo despedir de su mamá, pero al menos acompaña a su padre. Su hermana tiene aproximadamente tres años fuera del país. En medio del dolor, asume el luto como una etapa en la que cada uno pasará su duelo y deberán seguir adelante. Ella eventualmente retornará a Caracas a seguir sus estudios, y su padre seguirá en Puerto Ordaz, ahora sin la mujer con la que estuvo casado por 28 años.

“Mi madre era una persona servicial y entregada a su familia. Ahí vamos, un paso a la vez y tratando de pasar por todo el proceso que conlleva la pérdida de un ser querido”, aseguró Meribel López.

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