Educar a distancia a niños de primaria fue un milagro sin garantías este año escolar

año escolar

No se alcanzaron en 100 % los objetivos trazados para la educación primaria, de acuerdo con la evaluación trimestral realizada por Fe y Alegría, que aplicó el modelo de enseñanza multimodal para llegar a más niños durante la pandemia. Más de 60 % de los escolares “no terminaron de avanzar” en lectura, ni comprensión ni pensamiento lógico.

Caracas A pesar de los esfuerzos y estrategias en planteles públicos y privados, fue un milagro sin garantías hacer que los escolares en Venezuela aprendieran “más o menos” los objetivos durante el período 2020-2021, a través de la educación a distancia, por la pandemia.

“Fue una proeza sentarla media mañana, con un poquito de disciplina, para que hiciera una lectura completa, no retiene las letras y todavía le cuesta escribir, pero ahí va. La conexión no ayudó y las clases se interrumpieron muchas veces”, resume resignada Carolina, madre de una niña que cursa el primer grado de primaria en una escuela pública en Caracas, quien durante casi nueve meses dependió del servicio de internet.

No hay maestro o representante de escolares de primaria que lo dude, a pesar de que no existe hasta la fecha ninguna publicación del resultado oficial del año escolar, que lo avale. En realidad, no se oficializa esta información desde 2007. Sin embargo, en Fe y Alegría lograron constatar que enseñar por encima de la precariedad y de la pandemia fue toda una hazaña. Buscaron evitar a toda costa que las familias más necesitadas caigan en mayor pobreza debido a la falta de educación de calidad.

“La educación en modalidad a distancia no fue suficiente. Vemos con preocupación que, a pesar de los múltiples esfuerzos y dinámicas por la pandemia, los niños presentan muchas deficiencias de aprendizaje. No se alcanzaron en 100 % los objetivos trazados para la educación primaria”, señala la docente Noelbis Aguilar, directora nacional del Programa Escuelas Fe y Alegría.

El milagro educar a distancia

El Programa recogió de modo trimestral los avances académicos obtenidos durante el año escolar, a través del sistema de evaluación cualitativa y procesal de la educación primaria. En octubre de 2020 ya habían diagnosticado un aprendizaje deficitario y resolvieron iniciar las clases con una fase de recuperación y nivelación. En la última evaluación, Fe y Alegría constató que la mayoría de estudiantes “no terminaron de avanzar” en lectura, conocimientos y otras competencias, como el pensamiento lógico para hacer cálculos básicos de matemáticas.

Vimos que más de 60 % quedó en etapa de en proceso y está aprobado con el literal C que equivale en nota cuantitativa a 13 o 14 puntos. Esto quiere decir que el niño tiene que seguir trabajando para terminar de desarrollar esas competencias fundamentales”.

La organización Fe y Alegría de educación popular y promoción social es un referente de la educación venezolana. Tiene 177 planteles repartidos en todo el territorio nacional para atender a 107.035 estudiantes de pocos recursos. De estos, 92.398 son de educación primaria. Del total de sedes, 118 son de educación primaria, 39 de estos se encuentran entre la Gran Caracas y Miranda.

Del total de alumnos, solo atendieron en este período de clases a 86 % de manera sistemática, sorteando las dificultades de conectividad, interrupciones eléctricas, y la falta de docentes, entre otras carencias. Mientras, 12 % de población “pendular”, es decir, que aparecieron y desaparecieron de la rutina escolar, fue objeto de búsqueda y seguimiento constante. “Los maestros con ayuda de familiares y vecinos los iban a buscar para incorporarlos a las clases. Algunos estaban fuera de la ciudad porque tenían familiares en sus casas enfermos de COVID-19”,  relata Aguilar.

Las condiciones en las que se desarrolló la educación a distancia nos hablan en verdad de un milagro. Si nosotros mantuvimos las escuelas abiertas con un ritmo de atención, de monitoreo y pudimos contar con alianzas y recursos para poder atender a los estudiantes, eso ha sido todo un milagro”.

Lo que se aprendió en este año escolar

El investigador Luis Bravo Jáuregui, coordinador de Memoria Educativa con la que lleva el pulso de la educación venezolana, reconoce que instituciones oficiales y privadas “hicieron un enorme esfuerzo para no agrandar aún más la brecha intergeneracional y la interestrato social”.

No obstante, considera que el abandono oficial y las precarias condiciones sociales de los maestros y sus bajos salarios “hacen cosa de milagro lo poco y bueno que se hizo para mantener en píe al sistema educativo” este año.

Los objetivos de enseñanza primaria de este año escolar, al menos, no se cumplieron.

“Los niños aprendieron a ser resilientes, a fortalecer la convivencia, la creatividad, pero vemos con preocupación que todavía hay un saldo negativo en el desarrollo de competencias fundamentales”, dice Aguilar.  Esto a pesar de que en Fe y Alegría se centraron en una educación multimodal que les permitió sortear las dificultades de la educación a distancia. Una, por ejemplo, es que 47 % de los alumnos tuvo acceso a la conectividad, a algún equipo de tecnología que permitiera conectarse para las clases. Diseñaron sus estrategias para el uso de tecnologías, pero también de guías impresas, portafolios, cuadernos viajeros, y visitas de los maestros al hogar.

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Foto referencial: Luis Morillo.

Hicimos todos los esfuerzos y tuvimos hasta un programa de radio en el que se transmitían los conocimientos como cápsulas. Algo como el maestro en la radio, para orientar de manera interactiva y dinámica las actividades. Y luego el niño podía seguir en casa resolviendo las guías, las fichas diarias. Pero los resultados tienen mucho que ver con el nivel de escolaridad de la familia que a veces carece de niveles de comprensión aunque tenga el bachillerato.

Aprender a leer para que el niño sea considerado alfabetizado, y a comprender de acuerdo con el grado escolar, fue una tarea a medio hacer con los muchachos. “Hubo niños a los que eso les cuesta mucho y tuvimos que formar maestros. No tenían apoyo en casa para el problema de las fracciones, por ejemplo, pues los padres no estaban preparados para eso”, señaló Aguilar.

Entre carencias y pobreza

Otros  problemas que afectaron negativamente la educación a distancia fue el hambre de los niños y la falta de artículos escolares y de higiene que lograron afrontar con convenios con organismos como Unice, que apoyaron con proveer artículos y útiles escolares, y eso contribuyó en cierta medida en la continuidad educativa, puntualiza.

También encontraron que en casas no había condiciones para la educación a distancia. “Hubo casos en los que los padres se llevaban el único celular de la casa al trabajo, generalmente de economía informal. También buscar el alimento fue la prioridad y no tenían con quién dejarlos. O no tenían espacios adecuados para que el niño estudiara porque viven hacinados. Pero hubo familias que convirtieron sus casas en una extensión de escuelas con todas las limitaciones”.

Los maestros también afrontaron la desmotivación o equivocación de muchos padres, refiere Aguilar. “No vieron la educación a distancia como prioridad. Dijeron ‘vamos a esperar que las cosas se normalicen y cuando eso ocurra lo vuelvo a inscribir y así no gastamos nada’. Y fue y es un gran error”.

La falta de maestros, clave en el año escolar

En medio de la crisis social aunada a la pandemia, Aguilar expresa lo milagroso que fue también que en las escuelas de Fe y Alegría “no bajáramos la santamaría” para seguir educando a distancia.

La falta de docentes fue una de las causas de mayor impacto en el año escolar. Del total de 5595 maestros con los cuales comenzaron a dar clases en 2020 quedan 4436. Más del centenar migró hacia otras actividades o ciudades, dentro o fuera del país.

“No hubo suficientes educadores para atender a los alumnos de primaria en este año, y los que quedaron tampoco contaron con ingresos para pagar la renta telefónica y poder atender así a los estudiantes”.

Si hubo padres y representantes que reforzaran los conocimientos transmitidos a distancia, no fue la mayoría. “Solo esos niños están en ventaja con respecto a la mayoría de la población que atendemos y que no tienen preparación ni medios”.

Esta circunstancia en la educación a distancia obligó a que equipos directivos y especialistas de la organización tuvieran que asumir las clases. También se incorporaron mamás pero no estaban lo suficientemente preparadas. “Así, ¿cómo evaluamos a los niños?  El problema es bastante delicado”.

Incierto año escolar 2021-2022

Para el investigador Bravo Jáuregui, el lapso 2021-2022 “pinta muy mal”, dadas las actuales condiciones para educar. Pero en Fe y Alegría se plantean abordar los vacíos que dejó el presente año. Se centrarán principalmente en resolver las deficiencias detectadas en primer y tercer grado, en los cuales procurarán fortalecer la alfabetización, con recuperación y nivelación, explica la docente.

Para ello, tienen previsto un plan de retorno a clases en tres escenarios. Estos son el remoto, el semipresencial y retorno seguro a clases. “Y lo haremos  de la mano con las familias para un esquema de sostenibilidad que permita darle permanencia a los docentes para ver si los podemos retener. Y también será fundamental asegurar alianzas.


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