Fe y Alegría echó mano de todas las herramientas disponibles para lograr que 86% de sus alumnos terminara el año escolar con éxito

año escolar 2020-2021

Compraron BAM para algunos maestros, entregaron celulares inteligentes a unos pocos alumnos, hubo clases semipresenciales y padres y representantes que tomaron apuntes. El Padre Manuel Aristorena S.J, director general de la organización, señala que trabajan para lograr que unos 160.000 niños (14 % de la plantilla) logren aprobar el curso.

Caracas. Durante el año escolar 2020-2021, que acaba de finalizar, Fe y Alegría acogió a 107.035 alumnos en sus escuelas ubicadas en todo el territorio nacional, a pesar de las complejas condiciones económicas, sanitarias y sociales que atraviesa el país desde hace años y que en el último periodo se vio marcado por la pandemia.

Durante un encuentro virtual con los medios, el padre Manuel Aristorena S.J, director general de Fe y Alegría, presentó el balance de fin de año de la organización y aprovechó para agradecer a todo el personal y a los entes que apoyaron el programa por hacer posible el cierre del año escolar.

El período escolar había comenzado con 106.000 estudiantes y se dieron a la tarea de buscar a los rezagados y lograron incorporar 1035 niños.

Los miembros de Fe y Alegría están complacidos con el trabajo que se logró, especialmente porque se requirió de un gran esfuerzo por parte de todos los involucrados, desde docentes hasta representantes, para poder cumplir con la educación de los jóvenes.

Entre los esfuerzos y estrategias implementadas por la organización para seguir dando educación de calidad, los docentes recibieron formación para poder adaptarse a una realidad marcada por el coronavirus.

Con esto, Fe y Alegría pudo contribuir a que 86 % de sus alumnos terminaran el año escolar con éxito, algo destacable en medio de una crisis sin precedentes en la que el Estado brilla por su ausencia. Sin embargo,  al restante 14 %, equivalente a unos 16.000 niños,  no se les pudo atender por falta de recursos. Aun así, la organización aseguró estar trabajando en un plan para que estos estudiantes no pierdan el año y puedan ponerse al día lo más pronto posible.

¿Qué fue lo más desafiante?

Específicamente, hubo dos problemas que lastraron en gran medida el ejercicio docente durante el último año: el salario de los profesores y la conexión a internet, indispensable para dar clases a distancia.

Aristorena comentó que solo 30 % de los alumnos tiene acceso a internet. Asimismo, muchos profesores no contaban con teléfonos inteligentes para hacer seguimiento a las asignaciones que se mandaban.

Con ayuda de organizaciones, Fe y Alegría pudo comprar dispositivos de banda ancha móvil, conocidos como BAM, para los colegios, pagarles a los profesores para que pudieran recargar saldo, y en algunos casos entregar teléfonos inteligentes a los maestros para que pudieran cumplir con su labor.

Sin embargo, no fue suficiente. Sacar adelante el año escolar implicó también involucrar a los padres y a las comunidades. En ocasiones, fueron los representantes los que acudieron a los planteles para tomar apuntes y recoger las asignaciones que harían sus hijos.

En otros casos, los representantes participaron activamente en las labores de reacondicionamiento de los colegios. En una visita reciente de Crónica.Uno al colegio María Inmaculada de Fe y Alegría en Petare, se pudo ver a varios padres pintando o arreglando pupitres para el próximo año escolar, todos dispuestos a hacer lo necesario para que sus hijos tengan lo mejor.

Algunos colegios del programa adoptaron una modalidad semipresencial para evitar cualquier rezago. Esto implicaba que, durante la semana radical, los alumnos recibían el material académico y las asignaciones y durante la flexibilización acudían a las escuelas para despejar dudas, buscar notas o reforzar y revisar algunas asignaciones.

Situación salarial

En cuanto a salarios, Aristorena reconoce que es un asunto pendiente al que están tratando de hacer frente. Durante el año que acaba de cerrar, los colegios se involucraron con las comunidades para recoger colaboraciones que pudieran ayudar a los maestros.

Aun así, estas colaboraciones no se convierten en una bonificación representativa, pues el programa está dirigido a las poblaciones más vulnerables y para los representantes tampoco es fácil hacer frente a la situación país.

En este momento, el salario de un docente es de menos de $3 al mes. Esto, en palabras del propio Aristorena, es un “sueldo miserable” que ha desmejorado significativamente la calidad de vida de los profesores y del personal.

De hecho, señalaron durante el encuentro que la organización perdió 35 % de sus profesores, lo que provocó que haya 1200 vacantes en sus colegios y programas de formación.

La profesora Basby González del programa Fe y Alegría para un colegio ubicado en la parroquia de Caricuao en Caracas, comentó cómo muchos de sus colegas se han tenido que dedicar otras cosas para buscar un mejor ingreso.

Desde vender chucherías, hielo y café en las puertas de sus casas, hasta hacer entregas a domicilio o dejar por completo la docencia y entrar de lleno en la economía informal.

El salario no es real, es emocional. Yo no dejo de enseñar por el juramento que hice cuando recibí mi título, y es la vocación lo que me mantiene aquí, pero con este sueldo no puedo cubrir ni siquiera una semana de comida para mi casa”, sentenció.

Es necesario destacar que la parte salarial corresponde directamente al Estado, específicamente al Ministerio de Educación, que, de la mano con la Oficina Nacional de Presupuestos, se encargan de distribuir los recursos tanto para los colegios de Fe y Alegría, como para el resto de los colegios de la Asociación Católica Venezolana y, por supuesto, para los liceos públicos.

El gremio docente viene protestando por unas mejores condiciones salariales desde 2018 y desde entonces han sido ignorados por el Ejecutivo. Recientemente, el ministerio impuso una nueva escala salarial que los propios maestros rechazaron y catalogaron como “sueldos de hambre”.

Esta nueva escala salarial se discutió en una mesa técnica y fue aprobada únicamente por las federaciones docentes afecta al partido que ejerce el poder en Venezuela y hasta ahora no hay indicios de una verdadera mejora en los sueldos.


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