El Gobierno anda “ciego, sordo y mudo” frente a brotes epidémicos

Zika, chikungunya, dengue, fiebre hemorrágica, malaria y ahora difteria, mantienen en jaque la salud del venezolano. No hay registros oficiales de estas enfermedades. Especialistas denuncian que los contagios suceden porque hay fallas en el sistema sanitario.

Caracas. Ciegos, sordos y mudos, tal como corea Shakira en una de sus canciones, así están en las altas esferas gubernamentales frente a los brotes epidémicos de enfermedades (re)emergentes o de nuevos virus.

Zika, chikungunya, dengue, fiebre hemorrágica, malaria y ahora difteria mantienen en jaque la salud del venezolano. Y con una crisis, se ocultan los datos. Desde noviembre de 2014 el Ministerio de Salud no publica el boletín epidemiológico completo y en 2015 hizo algunos avances informativos en plena epidemia del zika, pero luego engavetó las estadísticas.

La Malaria repuntó y se quedó  

Una de las enfermedades que repunta es el paludismo o malaria, que es potencialmente mortal, y causada por parásitos que se transmiten al ser humano a través de la picadura de mosquitos hembra del tipo Anopheles infectados con el virus. En un individuo no inmune, los síntomas aparecen a los 7 días o más —generalmente entre los 10 y los 15 días— de la picadura.

Hay dos métodos de lucha contra los vectores que son eficaces en circunstancias muy diversas: los mosquiteros tratados con insecticidas y la fumigación de interiores con productos de acción residual.

En el país ninguno de los dos métodos tiene alta cobertura, puesto que los casos pasan los 150.000 contagios, con 80 % de afectados en Bolívar, pero también hay paludismo en Vargas y Miranda, según la doctora-infectóloga, Ana Carvajal, miembro de la Red Defendamos la Epidemiología.

Esta enfermedad tiene expansión acelerada. En 2015 alcanzó récord histórico de incidencia en los últimos 75 años. Se contabilizaron 136.402 casos, desde que se llevan registros confiables.

La malaria en el país siempre fue controlada, no erradicada, recordó Pedro Navarro, jefe de la cátedra de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Sin embargo, en el año 1961, Venezuela fue la primera en eliminarla, ya que solo presentaba cerca de 6.000 casos. No obstante, el repunte del paludismo en la actualidad ha significado un retroceso de más de 55 años de lucha contra la enfermedad.

Las cifras de esta patología indican que hay en promedio 2.000 afectados por semana.

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Silencio gubernamental

A esto se le suman los casos de difteria, que en gran medida se han focalizado en el estado Bolívar.

Hasta el momento, se reportan por los medios de comunicación, 22 fallecidos como consecuencia de la infección bacteriana producida por la difteria, erradicada en Venezuela en la década de los cuarenta luego de administrar masivamente los componentes de la vacuna DTap (difteria, tetanus y pertussis celular). El último caso registrado en el país ocurrió en 1992. Pero los brotes masivos que se han dado recientemente evidencian fallas en el esquema de vacunación. Y MinSalud no ha dicho ni pío.

La difteria es un cuadro infeccioso agudo causado por la toxina de la bacteria Corynebacterium diphtheriae, que afecta la nariz, la garganta y la laringe, y que produce dificultad para respirar. Las edades más afectadas son la pediátrica y adultos jóvenes con esquemas incompletos o sin vacunar.

Hace 20 días, la Red Defendamos la Epidemiología emitió un boletín alertando el brote de la enfermedad en Bolívar. Fue ocho días atrás que el gobernador de esa entidad, Francisco Rangel Gómez, señaló que: “ciertamente existen reportes de casos de difteria en algunas zonas del municipio Sifontes”. La misma localidad donde hay el mayor número de casos de paludismo.

Pero más allá de esas declaraciones, desde la primera alerta epidemiológica emitida por la Red de Sociedades Científicas Médicas, hasta la fecha, no ha habido ninguna autoridad sanitaria nacional que ofrezca datos oficiales.

Publicados los decesos en la prensa local, Rangel Gómez reportó a principios de esta semana que se estaba reforzando la dotación de vacunas para proteger a la población. “Acaban de llegar 400 mil dosis de vacunas para proveer a Bolívar y garantizar que todos los ciudadanos puedan vacunarse”, escribió el gobernador en su cuenta de Twitter.

Respecto a la difteria, la doctora Ana Carvajal dijo que no se veía un caso desde hace 24 años y añadió: “Hay otras causas detrás de estos brotes, como son la existencia de un sistema sanitario debilitado, falta de información oportuna de las enfermedades y ausencia de diagnóstico y tratamientos precoz”. De acuerdo con la especialista, la cobertura de vacunación en este aspecto es sumamente baja: la vacuna cubre un 30 %, cuando debería abarcar entre 95 a 98 %.

En el caso de los niños menores de 5 años, dijo, las cinco dosis que debe tener en esa etapa alcanzan 20 % y en niños menores de 1 año, 83 %.

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Con la misma piedra varias veces

El Gobierno no ha guardado silencio solo con el tema de la difteria. Hizo lo mismo con la aparición del chikungunya —la enfermedad del encorvado— en junio de 2014 y que cerró ese año con 34.642 pacientes afectados.

Luego repitió su desinformación con los cuadros de fiebre hemorrágica registrados en Maracay en septiembre de ese mismo año y que causaron las muertes de 11 personas.

Los primeros pacientes se registraron en el hospital Central de Maracay, donde ocurrieron 9 de los 11 decesos de esta patología, que comenzaba con altas temperaturas corporales, dolores musculares, luego vómitos con sangre y manchas en la piel.

Quien hizo las primeras denuncias fue Ángel Sarmiento, presidente del Colegio de Médicos de Aragua. Pero sus advertencias sobre un extraño virus generaron molestias al gobernador de Aragua, Tareck el Aissami, quien desestimó al médico públicamente e indicó que las causas de las muertes fueron distintas: leucemia y diabetes, entre otras.

Finalizando 2014, se empezaron a escuchar los casos de zika. Fue en enero de 2015 cuando el Ministerio de Salud confirmó 4.700 casos sospechosos.

El zika, además, provocó cerca de 854 casos del síndrome de Guillain-Barré, un trastorno poco común que hace que el sistema inmunitario ataque el sistema nervioso. Se caracteriza por la parálisis progresiva de los músculos del cuerpo, comenzando por los miembros inferiores (desde los pies) y ascendiendo hasta los órganos del aparato respiratorio.

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En 2016, las epidemias pican y se extienden. Para el mes de julio, la Sociedad Venezolana de Salud Pública utilizó como indicador la cantidad de casos de fiebre no esperados ante la falta de notificación de MinSalud. Reportaron 46.975 personas con síndromes febriles no explicados por otra razón que no fuera el zika.

Para la misma fecha también se reportaron 23.429 casos de dengue y 2.718 de chikungunya, virus que se propagan a través de la picadura de los mosquitos aedes aegypti.

Y lo que se observa desde el despacho dirigido por Luisana Melo es opacidad en la información y su reiterada posición de desconocer que existe escasez y desabastecimiento de medicamentos, muchos de ellos necesarios para tratar estos males, en especial la malaria.

Foto referencial: Jota Díaz


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