El reciclaje es necesario para preservar la diversidad biológica y contribuir con la seguridad alimentaria e hídrica

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El profesor Hernán Papaterra dijo que en el país se hace todo lo contrario. Más bien se desestima al sector reciclador, se le decomisan arbitrariamente los materiales recuperados y revalorizados, se encarcela a los trabajadores que clasifican, segregan y transportan materiales reciclables, bajo el pretexto de ser “material estratégico”.

Caracas. El reciclaje debe incrementarse en Venezuela antes del año 2030 para preservar la diversidad biológica y para contribuir a la seguridad alimentaria e hídrica.

Esa es la insistencia del planificador ambiental y social, profesor Hernán Papaterra, quien aseguró que para la conservación de la biodiversidad tiene suma importancia mantener y aumentar los ecosistemas naturales inalterados.

“Y con la adecuada gestión y tratamiento mediante reciclaje de los residuos que generamos, además de planes y políticas ambientales que correspondan con la Agenda 2030 y con los Objetivos del Desarrollo Sostenible y con el Convenio sobre la Diversidad Biológica, se puede contribuir a la sostenibilidad de la naturaleza”.

El reciclaje de residuos y de materiales de desecho de las industrias, explicó, es condición necesaria e indispensable para la restauración de ecosistemas estratégicos del país y la conservación de la biodiversidad vital que existe en ellos.

A su entender se trata de fomentar y auspiciar el reciclaje industrial y social, cuyo efecto e impacto impliquen preservar y restaurar ecosistemas degradados o deteriorados, a la par que se cuida y preserva la diversidad biológica y geológica. Todo esto contribuye a la seguridad alimentaria e hídrica, y al bienestar humano y la continuidad de la vida.

Según Papaterra, el almacenamiento de materiales usados y sobrantes de las actividades cotidianas de las comunidades, instituciones, comercios e industrias, incluso de la naturaleza, permite aprovechar recursos y energía que, de otra manera, habrían de ser extraídos de paisajes y hábitats prístinos, o contaminarían otros espacios geográficos, como vegetación, suelo, montañas y cuerpos de agua, donde se dispondrían como residuos o desechos contaminantes y tóxicos.

“De 2019 a 2030, la meta es lograr la gestión sostenible y el uso eficiente de los recursos naturales, los ecosistemas y su biodiversidad, y reducir considerablemente la generación de residuos y desechos mediante actividades de prevención, reducción, reutilización y reciclado, orientadas al desarrollo de la economía circular y el fomento de la responsabilidad extendida de los productores, comercializadores y los consumidores de bienes y servicios”.

Papaterra planteó esa premisa con preocupación, pues lo que está ocurriendo en el país es todo lo contrario. Hoy no hay política de estado relacionada con la materia. Más bien, destacó, se desestima al sector reciclador, se le decomisan arbitrariamente los materiales recuperados y revalorizados, se encarcela a los trabajadores que clasifican, segregan y transportan materiales reciclables, bajo el pretexto de ser “material estratégico”.

Sucede con los residuos sólidos de aluminio, cobre, hierro, bronce, acero, níquel u otro tipo de metal o chatarra ferrosa en cualquier condición, así como elementos sólidos no metálicos específicamente fibra óptica y fibra secundaria producto de la recopilación de papel y cartón, “que son impedidos de aprovechamiento económico en el país, siendo exportados y comercializados desde el gobierno al extranjero, sin generar industria nacional ni empleo reciclador local”.

Cifras que maneja la organización no gubernamental Vitalis refieren que al menos 250.000 empleos directos se pudieran crear en Venezuela con el reciclaje. Sin embargo, aquí menos del 15 % de la basura que se procede diariamente es reciclada. De esta forma no se trabaja en pro de la diversidad biológica.

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