A pesar de que Nicolás Maduro aseguró que el salario estaría anclado al petro, lo que supondría que fluctuaría al ritmo de la cotización del día, la historia se repite como en agosto de 2018. Los salarios quedaron estancados –en bolívares– y frente al alza del tipo de cambio no dejan de perder valor.

Caracas. En el país con los salarios más bajos de la región, la población no se toma a la ligera los precios. Ir al supermercado en los últimos dos meses es chocar con la amarga realidad del pasado: los productos cuestan más y más. Hace un año la harina de maíz precocida costaba menos de un dólar y hoy se acerca a los dos dólares. 

Los trabajadores de la administración pública no solo lidian con sueldos paupérrimos, sino que además ven empeorar otros beneficios como bonos vacacionales y recreacionales, lo que desata intensas protestas en el país en los últimos meses, sobre todo, contra el “instructivo Onapre”.

En marzo de este año, cuando el mandatario Nicolás Maduro anunció el aumento, el salario mínimo integral equivalía a 41 dólares; cinco meses después debido a la depreciación del bolívar este perdió casi 12 dólares. 

A pesar de que Nicolás Maduro dijo que el salario estaría anclado al petro, lo que supondría que este fluctuaría al ritmo de la cotización del día, la historia se repite como en agosto de 2018. Los salarios quedaron estancados –en bolívares– y frente al alza del tipo de cambio no dejan de perder valor. 

Para el 15 de marzo, cuando el decreto salió en Gaceta Oficial, el salario integral fijado en 175 bolívares representaba $41,07, mientras que para el 16 de agosto este equivalía a $29,31.

El economista Hermes Pérez explica en su cuenta de Twitter que la merma en el valor del bolívar ha significado que el salario mínimo ha perdido más de un cuarto de su valor (26 %) y que de seguir esta tendencia en un año este se reducirá hasta llegar a $15 al mes.

Infografía: Amadeo Pereiro

En julio la inflación se ubicó en 7,5 %, mientras que la acumulada llegó a 48,4 %. A juicio de Pérez esta pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo integral ocurre en un contexto de persistencia inflacionaria en ausencia de un Estado que garantice una protección social adecuada.

O peor aún en medio de un boom de precios del petróleo, que hasta junio llegaron a máximos históricos desde febrero tras la invasión de Rusia a Ucrania, lo que ha mejorado los ingresos del Estado venezolano. Datos de Ecoanalítica revelan que en el primer trimestre los ingresos en divisas del gobierno aumentaron 122 %, lo que para algunos especialistas no justifica su política salarial, que mantiene el salario mínimo como el de los más bajos de la región. 

Venezuela, que estuvo en hiperinflación desde finales de 2017 hasta 2021, muestra una desaceleración en el indicador, sin embargo, la crisis global hace que los países hoy compartan esta realidad: inflación.

La inflación se aceleró en junio hasta convertirse en la más alta de lo que va de año, según los datos del propio Banco Central de Venezuela. El alza de precios también se ha visto impactada por la situación global luego de dos años de pandemia y la crisis en Ucrania, que disparó los precios de materias primas.

Los países están afectados por el aumento de precios de bienes y servicios. En México la inflación llegó a máximos en 21 años y en Costa Rica también registraron niveles altos en agosto.

En las calles del país las manifestaciones por reivindicaciones laborales se dan cita diariamente. A pesar de que las autoridades anunciaron que echaban para atrás el pago del bono vacacional fraccionado, luego de las protestas, los trabajadores insisten en que seguirán exigiendo un salario digno.

En los últimos meses las pensiones en 130 bolívares también sufrieron el impacto de la devaluación. Hoy los pensionados reciben ocho dólares menos que en marzo. Los aumentos son cada vez más dilatados que en el pasado, cuando el gobierno hacía constantes ajustes por la hiperinflación. 

Desde hace dos años las autoridades han controlado el gasto, lo han llevado a ser más moderado justamente para frenar el financiamiento del déficit que en el pasado provocó una de las hiperinflaciones más prolongadas de la nación.

En las calles los trabajadores no piden un aumento salarial irrisorio que se diluya en el tiempo como la experiencia que han tenido hasta ahora. Piden salarios dolarizados y ajustados a la Constitución, tal y como establece la ley: salarios que permitan cubrir la canasta alimentaria que se ubica en más de 350 dólares. 

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