En La Guaira limpiaron “por donde pasa la novia”

Foto Luis Morillo

Una nube de polvo envolvía lo que ayer era un río de barro en la avenida Soublette, las más céntrica entre todas las que se anegaron ayer. En otras zonas en las que el mal tiempo hizo estragos, como en El Cantón y La Cabrería (donde murieron tapiadas dos hermanitas), las máquinas y las cuadrillas brillaron por su ausencia.

La Guaira. Una nube de polvo imposibilitaba la visibilidad. Aun así, la gente caminaba de un lado a otro tratando de cruzar la avenida Soublette llena de lodo, producto de las lluvias caídas la tarde del martes 25.

Más de 40 funcionarios de la policía de Vargas, bomberos y Protección Civil se apostaron de lado a lado de la vía para agilizar el paso vehicular, mientras una máquina retroexcavadora sacaba el lodo de la quebrada Pariata, que se desbordó y obstaculizó la vía.

La nube de polvo se debía precisamente al lodo dejado por las aguas residuales y de lluvias; por el sol, empezaba a asomarse luego del temporal.

En ese punto se apostaron los funcionarios a cumplir la orden: hay que despejar la vía.

Toda la mañana trabajaron hasta lograr limpiar el área. Incluso pasaron la máquina con un cepillo para arrumar el polvillo.

A eso de las 2:00 p.m. la quebrada, cauce abajo, estaba limpia. Poco a poco los funcionarios fueron desapareciendo y así el mal rato vivido 24 horas antes. Literalmente limpiaron por “donde pasa la novia”. Solo en ese punto se vio el despliegue gubernamental.

En otras zonas en las que el mal tiempo hizo estragos, como en El Cantón y La Cabrería (donde murieron tapiadas dos hermanitas), las máquinas y las cuadrillas brillaron por su ausencia.

Quienes echaron pico y pala fueron los mismos vecinos, que no durmieron tratando de recuperar carros y enseres. Niños y ancianos se incorporaron a las labores de limpieza.

A las 12:00 p.m. Vilmari Rodríguez regresaba al barrio La Cabrería. Fue a la Jefatura Civil y a los bomberos a pedir ayuda y nadie subió. Unos 100 escalones más abajo ocurrió la desgracia donde fallecieron las niñas.

“No digo que esa familia, que son vecinos, no merece atención, pero hay más personas en riesgo. Mi casa peligra. Un cují se salió de la tierra y si llueve, se va llevar más casas. Lo que me dijo el bombero fue: ‘Usted tiene hijos, dígales que con un machete vayan cortando las ramas hasta el viernes, que podamos ir con una motosierra’”.

Ella dice que su casa no espera.

En la misma situación están en El Cantón, la quebrada “explotó” de basura. Desde hace cinco años, según los vecinos, no le hacían mantenimiento.

Luego del aguacero, a las autoridades no les han visto la cara.

Un lado de la comunidad se quedó sin agua, pues la torrentera arrasó con las tuberías.

En estas zonas la tragedia no es un fantasma. Vive con ellos. En una funeraria de Pariata velan a las dos niñas; la sobreviviente trata de ganarle a la muerte en el hospital, mientras los vecinos echan el lodo a un lado llorando, de nuevo, los muertos dejados por otras tragedias.

Fotos: Luis Morillo


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