En la urbanización La Sucre de Barquisimeto tienen siete meses sin gas doméstico

urbanización La Sucre

La explosión de un apartamento en febrero pasado dejó, por medidas de seguridad, sin el servicio de gas doméstico 78 apartamentos de la urbanización La Sucre de Barquisimeto. La falta del servicio se suma a la escasez de agua y los constantes apagones que padecen en la zona.

Barquisimeto. Para los habitantes de la urbanización Antonio José de Sucre, mejor conocida como La Sucre, en Barquisimeto, vivir se ha vuelto una travesía por la falta de gas doméstico y de agua. Residentes afirman que cada día les espera una nueva experiencia por la subsistencia.

“Ver cómo vas a cocinar, qué vas a cocinar, a qué hora vas a cocinar, ver cómo se nos reduce la calidad de vida porque no puedes a las 12:00-12:30 del mediodía hacer un almuerzo. Tienes que empezar por lo menos a las 9:00 a. m. para que el almuerzo esté listo a la 1:00 de la tarde, porque con la cocina eléctrica no es nada fácil”, afirma la señora Mirna Fréitez, habitante del bloque 23 de esta comunidad.

La principal razón por la que quienes residen en la urbanización Antonio José de Sucre usan cocinas eléctricas es porque los 78 apartamentos de este bloque llevan siete meses sin gas, a raíz de la explosión en uno de los apartamentos. Tras el incidente, funcionarios de los Bomberos de Iribarren y Gas Lara cerraron la llave de la bombona principal por medidas de seguridad, y hasta la fecha no han regresado.

El equipo de Crónica.Uno observó el estatus de las cocinas eléctricas, muchas de ellas fabricadas de forma artesanal y sin ningún tipo de seguridad, lo que ha ocasionado el cortocircuito en las cocinas de varios de estos hogares. Los vecinos se las han ingeniado, pues es la única manera que tienen para preparar los alimentos, ya que, por razones obvias, tampoco pueden usar fogones con leña.

Fréitez asegura que no puede cocinar lo que se le antoje, pues estos aparatos no dan para mucho.

Si quieres cocinar una sopa, no puedes, porque ¿cuándo se te ablanda un pedazo de verdura?, y ni siquiera podemos cocinar pasta porque se vuelve un mazacote”.

Además, tienen el dolor de cabeza de ver si la cocina eléctrica sirve, porque las cocinitas se dañan mucho debido a la obsoleta adaptación del sistema eléctrico de estos inmuebles. A esta situación hay que sumarle los innumerables bajones de electricidad.

Afirma que es gastar más de la cuenta, pues a veces tienen que salir a comprar un caracol (hornilla) para hacer el almuerzo y buscar quien adapte ese caracol a la cocina.

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Para quienes viven en la urbanización La Sucre, la crisis de servicios cambió su vida. Foto: Yelitza Figueroa

Para los vecinos de todos los bloques de La Sucre, vivir en los actuales momentos es una lucha de adaptación y resiliencia diaria, pues también tienen que medio cuadrar las horas para cocinar y rezar para que no se vaya la luz por algún racionamiento atravesado.

En estos días se fue la luz a las 12:30 del mediodía y bueno… tuvimos que esperar, muertos de hambre, para poder terminar el almuerzo” señalan.

Carolina Belandia, también habitante del piso 5 en el bloque 23 de la urbanización La Sucre, afirma que tiene que cocinar todos los días muy temprano porque, para sobrellevar su situación económica, cuida a los hijos de las vecinas que salen a trabajar.

Yo cuido niños, y si no me pongo pilas, ¿cómo comen ellos? Y tampoco me puedo dar el lujo de decir ‘se va a luz y me voy a comer a la calle’, porque no me alcanza ni siquiera para comprar pan”, dice.

Belandia comenta que prefiere gastar siete millones en harina que en pan.

Comer pan es un lujo, porque o compro pan para un día o compro una harina que me sirve para dos o tres días. Es lamentable la vida del venezolano, de verdad, verdad”, expresa.

Agua en jaque

Con el tema del agua los habitantes de La Sucre afirman que se bandean las tareas de la casa, pues no les llega todos los días y han tenido que apelar a cualquier tipo de envases para almacenarla, lavar, bañarse, cocinar y beber.

Ya cada quien sabe lo que tiene asignado. Ya uno sabe que tiene que ir al baño a llenar los envases, que por cierto nos quitó el espacio de la regadera; el otro a lavar la poceta, el otro a lavar los platos y ollas. Se nos quemó la ducha del baño por los bajones y la poquita agua que llegaba. Ahora nos tenemos que bañar en un pedacito y con tobo, con cuidado para no hacer desastres en el baño”, detalla Fréitez.

Afirma también que limpiar el apartamento es una odisea.

“Generalmente, uno programa para limpiar la casa por lo menos los sábados en el día. Nunca te programaste para limpiar tu casa a las 9:00 p. m. Tengo 55 años de edad y me siento maltratada por la situación actual. Es bastante fuerte, porque debilita mucho tu nivel de vida”, lamenta.


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