Corpoelec le sugirió a las ocho familias afectadas por la explosión del transformador que repararan el generador con su propio capital.
Maracaibo. Los zancudos, la delincuencia y el calor son solo algunas de las dificultades que los vecinos de la urbanización Las Lomas, al oeste de Maracaibo padecen desde hace un mes, cuando se quedaron sin servicio eléctrico. Las fallas eléctricas registradas en lo que va de año en la capital zuliana acabaron con la vida útil del transformador ubicado en la calle 82-C, lo que generó un apagón que aún no ha sido solventado. A esto se le suma la falla en la distribución de agua potable que hoy suma 36 días.
El apagón general registrado el pasado jueves 22 de febrero en la ciudad fue el responsable del colapso del transformador. Gastón Acosta, vecino, relató que en su casa son cinco personas:
Un bebé de seis años, uno de 15 y tres adultos. Dormimos afuera, en el porche de la casa pero los ladrones hicieron que nos encerráramos a pesar del calor y la plaga. Ya no puedo ni levantar la mano porque paso toda la noche soplando con un cartón al bebé. Ese día lo que pasó fue que hubo un bajón de 24 horas, el viernes cuando volvió la electricidad a un cuarto para las cinco de la tarde el trasformador explotó porque no aguantó la sobrecarga”.
Según Acosta, no era la primera vez que el aparato sufría por las fluctuaciones eléctricas. “Cada vez que se iba la luz se veía afectado, venía la gente de Corpoelec y lo reparaban pero no quedaba muy bien, hasta que finalmente no dio para más. Ellos no pueden decir que es saboteo, esto es falta de mantenimiento señores, porque nada sirve, todo colapsa. Si fuera así ya nos hubieran reparado el transformador y cada día estamos peor, lo que falta es que nos corten el oxígeno”.
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La electricidad se cotiza en dólares
Alberto Arteaga, también vecino de la zona, aclaró que las ocho familias afectadas han ido a Corpoelec pero hasta la fecha no les han dado respuesta. “El transformador es de 50 kilovatios, hemos recurrido en varias ocasiones a Corpoelec, allá están los reclamos y hasta la fecha todo depende del gobernador, porque esos transformadores llegan a manos de él y los de 300-KV a manos del ministro, todo depende de ellos, pero solo nos dijeron que los transformadores no han llegado. Otra solución que nos asomó la gente de Corpoelec es que la comunidad se organice para pagar la reparación que cuesta entre 1000 y 1500 dólares, obviamente nosotros no tenemos para eso”.
Mantener los alimentos también resulta cuesta arriba para las familias afectadas. Aunque se apoyan con otros vecinos que solo sufren fluctuaciones, lamentan que sus alimentos se estén echando a perder.
Tengo que comprar al menos 10 hielos diarios para mantener las cosas y poder al menos tomar agua fría, pero ya se me dañaron tres kilos de carne porque a la vecina que me guarda las cosas se le quemó la nevera en un bajón esta semana”, reclamó Alberto.
El agua no llega hace rato
La situación del apagón cumplió 30 días. Y los vecinos de la calle 82-A y 82-B ya llevan un mes y una semana sin suministro de agua potable. La última vez que llegó “nadie pudo agarrar agua porque no había luz para prender las bombas”, así lo aclaró Víctor García, uno de los afectados.
El 12 de este mes fuimos a Hidrolago, nos atendió el gerente de mantenimiento de Hidrolago y el gerente de Planificación y Asesoría. Nos ofrecieron que iban a venir el viernes y todavía los estamos esperando. Tenemos el reclamo número 0-219, pero nada que hacen algo. Este viernes cumpliremos un mes y dos semanas sin agua aquí y de verdad que la situación es crítica. Aquí hay ancianos con alzheimer, con escaras, niños especiales que necesitan el agua, esto afecta la salud”.
Cocinar y asearse son las tareas más difíciles para las 145 familias que padecen la falta de agua. Nancy Oliveros aseguró que sobreviven gracias al “agua de los aires” porque comprar un botellón de agua diario le resta al presupuesto familiar 105.000 bolívares semanales, si solo consumen un botellón para ingerir y cocinar. “Comprar un camión cisterna es imposible, cobran 1,5 millones y aquí no hay para pagar esa cantidad. Nos bañamos una vez al día o solo nos lavamos, porque no se puede más”.
Foto: Cortesía
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