En el sector Brasil de Cumaná abundan los problemas pero los vecinos quieren votar 

Cumaná

El calor empeora con la falta de electricidad. Desde la parroquia más grande del estado Sucre, los vecinos de Brasil comparten sus penurias en materia de servicios.

Cumaná. Las crisis hipertensivas de María Gutiérrez se han agudizado no solo por las olas de calor registradas en los últimos meses, sino por los apagones prolongados hasta por cuatro horas en la Urbanización Brasil en Cumaná.

Vivir por más de 45 años en la parroquia Altagracia, ubicada al suroeste de Cumaná —la más grande del estado Sucre—, la ha hecho conocedora de la realidad que aqueja a las zonas populares emblemáticas.

Los problemas sociales son muchos.

Todos los testimonios recogidos en el sector por el equipo de Crónica.Uno coinciden al señalar que el problema más grave es la electricidad.

“Tenemos una necesidad grande con la luz y el alumbrado porque en la semana se va tres y cuatro veces”, advierte Carmen Rivas, vecina de Renacer Bolivariano.

A este panorama le sumó las carencias de agua potable, pues en la comunidad la presión de agua es muy baja.

El agua del tubo madre no está mandando suficiente, hay casas a las que les llega un chorrito y a juro tienen que tener bomba porque si no, pasamos todo el día sin agua”, dice.

La situación empeora cuando la Hidrológica del Caribe (Hidrocaribe) anuncia un corte programado de agua que se extiende por tres días.

“Pero Hidrocaribe no soluciona nada, porque la historia se repite todo el tiempo que cortan el agua en Cumaná, Araya, Marigüitar y Margarita”, añade.

Guardan la basura

El deterioro de la calidad de vida empeora cada día. Servicios como la recolección de desechos sólidos no son constantes y aquellas personas que, como Carmen, no quieren llegar al extremo de quemar basura a diario, deben “guardarla”, hasta que el camión del Instituto Autónomo de Saneamiento Ambiental (Iamsa) retome la ruta. 

En la Urbanización Brasil de Cumaná, los vecinos también han sido afectados por el colapso del sistema de aguas servidas a raíz de la falta de inversión y mantenimiento en una zona sobrepoblada.

Cumaná
La crisis alimentaria y de servicios persiste en la zona popular de Brasil en Cumaná. Foto cortesía Gleen Lugo

El sector también es conocido por la proliferación de casos de paludismo, al igual que en otras zonas populares de la capital sucrense como: La Llanada, Cumanagoto y el Peñón. La población vulnerable en estos casos es la de niños y adultos mayores que han presentado “hasta dos tipos de paludismo”.

Carmen no pierde la esperanza ni la costumbre de ejercer su voto, y asegura que participará en el próximo proceso electoral.

A mí me gusta ejercer mi voto, espero y aspiro que sea el año que salgamos a votar y haya un cambio porque nos hace falta, que todo sea por el bien de nosotros en medio de la situación que estamos atravesando”, enfatiza.

Roximar Rondón, vecina del sector II de Brasil, advierte que tampoco dejará de votar. Asegura que los nuevos gobernantes “puede que resuelvan, acomodando aquí y allá”

Sin embargo, Muraima Ortiz perdió la fe.

El hombre es terrible, ya perdí mi fe, todo el mundo está viciado, buscan que lo pongan donde haya, no creo que se resuelvan los problemas y tampoco sé si salga a votar… Estoy en las manos de Dios”, dice.

Al respecto, Elis Rengel, coordinadora de la parroquia eclesiástica Cristo Resucitado de Brasil, ha observado disposición de los vecinos en participar en las elecciones primarias.

“Hemos visto que hay organización de la comisión electoral para dar a conocer los lugares dispuestos para el proceso y esperamos que se mantenga esa disposición de los vecinos a ejercer su derecho”, dijo.

En la realidad

Rengel reconoció que la comunidad está consciente de que con las primarias no se resolverán los problemas que corresponden al gobierno de turno, pero asegura que tienen esperanza en un mejor futuro para resolver las necesidades básicas de cada comunidad.

En opinión de la dirigente parroquial, las necesidades más fuertes que padece la comunidad se mantienen enfocadas en la garantía de abastecimiento de alimentos.

Familias enteras dependen del suministro mensual de productos que el Gobierno realiza a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).

Vecinos coinciden al señalar que la entrega de productos es constante cada mes, pero advierten que varía la cantidad de rubros (pasó de 11 a 15 en dos meses), y el precio de la bolsa que ya ronda los 60 bolívares, debido al pago del transporte.

En la casa parroquial, mantienen el servicio de almuerzos para 50 niños de lunes a viernes y para los abuelos solo los domingos, sumado a la garantía de medicinas y asistencia médica a través de benefactores. 

Igualmente, a través de Cáritas y la ONG Mercy Corps, han adelantado un programa de salud materna con asistencia médica para 100 mujeres, que incluye servicio de laboratorio, kit quirúrgico, ecografía, medicamentos, control de planificación familiar y de niños sanos para garantizar que el recién nacido tenga acompañamiento médico en su desarrollo.

 

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