El precio de la carne y el pollo son prohibitivos para los habitantes de las zonas no urbanas. Sustituyen estas proteínas con sardinas y paticas de pollo.

Monagas. Para Omaira Mejías y su esposo, la siembra es la práctica que les permite hacer tres comidas diariamente, pero sin proteínas. Ante el alza de los precios han tomado como alternativa tener su propio espacio para producir.

“Mi esposo trabaja en agricultura, siembra yuca y maíz, eso es lo que comemos porque el sueldo no alcanza para nada”, enfatiza Mejías.

En los últimos meses los productos en los anaqueles han aumentado a tal punto que superan un salario mínimo. En el caso de la proteína, un kilo de carne en las carnicerías de Maturín supera los 25.000 bolívares; en cuanto al pollo, el kilo cuesta alrededor de 27.000 bolívares.

maíz y yuca
El salario no les alcanza para comprar proteínas y hacer una comida balanceada. Foto: Natacha Sánchez.

Ante esta situación, en sectores rurales del estado Monagas han optado por sembrar para garantizar a la familia el alimento diario.

Si compramos carne o pollo no podemos comprar otras cosas, por eso sembramos yuca para comer con sardinita o maíz y hacemos cachapas, comenta Martín González.

Comer sardina en vez de pollo

El poco poder adquisitivo hace cuesta arriba seguir una dieta balanceada, por lo que algunos componentes o se dejan de consumir o se alternan con opciones más económicas. La carne es sustituida por granos o sardina por ser lo más accesible. En el caso de la sardina, un kilo cuesta alrededor de 3000 bolívares lo que alcanza para hacer dos comidas en un día.

Para José Laverde, comer carne o pollo representa un verdadero lujo. Manifiesta que tiene tres meses sin probar proteína y la ha sustituido con otros alimentos. “La carne es muy cara y no me alcanza con el sueldo por eso la sustituyo con lentejas, sardina o mondongo”.

La “patica de pollo” es otro sustituto en el plato, aunque, si bien es más accesible, no se come a diario. “Cuando podemos vamos al mercado y compramos 2 kilos de patica de pollo y hacemos sopa y hasta las guisamos”, comenta Vicente Márquez.

Para aquellos que viven en zonas rurales salir al mercado a hacer compras implica comprometer dinero en transporte, el cual puede servir para saldar otras necesidades, por tal motivo la agricultura representa la tarea más acorde para ahorrar y poder comer diariamente.

“Las cajas Clap tardan hasta 9 meses en llegar”

A pesar de que se ha mencionado en distintas alocuciones por representantes del Gobierno que la caja Clap es un beneficio quincenal que garantiza el “buen vivir del venezolano”, en sectores como Viboral, El Zamuro, San Luis, Costo Arriba y Agua Clara, catalogados como rurales, este servicio puede tardar hasta nueve meses en llegar.

“Aquí en Viboral pasamos hasta 9 meses sin recibir el Clap. Llegó hace como una semana y la caja solo traía 6 paquetes de arroz, 1 aceite, 2 kilos de azúcar, 2 kilos de lentejas y 1 paquete de leche. No contamos con eso porque no es constante”, puntualizó Iraida Pérez, habitante del referido sector.


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