La mucormicosis no se transmite de persona a persona. La OPS detalla que esta infección “se adquiere a través de la implantación de las esporas del hongo en la mucosa (oral, nasal y conjuntival), por inhalación o por la ingestión de alimentos contaminados; ya que colonizan rápidamente los alimentos ricos en carbohidratos simples”.

Caracas. El pasado 17 de agosto, el gobernador del estado Mérida, Ramón Guevara, confirmó el primer caso de la mucormicosis, conocida de forma coloquial como “hongo negro”, asociada a la COVID-19 en Venezuela. Este 19 de agosto, el micólogo Fernando Gómez-Daza, durante un foro organizado por la Sociedad Venezolana de Infectología y SOS Telemedicina de la Universidad Central de Venezuela con respecto al tema, habló sobre tres casos más en el estado Carabobo.

Desde junio, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) había notificado la presencia de esta patología en siete países de las Américas, específicamente: Estados Unidos, Honduras, México, Paraguay, Uruguay, Chile y Brasil. De los 16 casos reportados por estos países a la OPS, 11 de los contagiados padecían diabetes, con diferentes características y morbilidades asociadas, como hipertensión arterial.

De hecho, el presidente de la Academia Nacional de Medicina, Enrique López-Loyo, explicó que el caso reportado en Mérida corresponde a una paciente con diabetes no controlada y cuyo diagnóstico de mucormicosis se ha generado en el curso también de una inmunosupresión asociada a su patología de base, habiendo tenido un componente clínico de infección por SARS-CoV-2.

El término “hongo negro” es comúnmente utilizado debido a que la infección por mucormicosis provoca que los tejidos infectados se tornen oscuros.

La OPS explica que la mucormicosis se debe sospechar en pacientes con:

  • Diabetes mellitus (especialmente aquellos con cetoacidosis diabética).
  • Síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
  • Inmunosupresión iatrogénica.
  • Oncohematológicos (principalmente trasplantes alogénicos de médula ósea).
  • Pacientes trasplantados de órganos sólidos.
  • Pacientes con COVID-19 (debido a la situación epidemiológica actual).

El mundo actualmente reporta más de 200 millones de contagios de COVID-19, de los cuales 322.757 han sido detectados por las autoridades gubernamentales de Venezuela. En la actualidad, 9998 diagnósticos se encuentran activos en el país. Entre ellos, 4785 presentan insuficiencia respiratoria aguda-leve, 764 con insuficiencia respiratoria aguda-moderada y 206 con insuficiencia respiratoria aguda-grave, en cuidados intensivos.

¿Cuál es el riesgo que representa la mucormicosis?

La mucormicosis no es una patología novedosa que apareció con el más reciente coronavirus. De hecho, es una enfermedad producida por hongos de la especie de los mucorales, la cual sobreviene en pacientes con sistemas inmunes debilitados o comprometidos.

“No existe un riesgo inminente en la población en general de que se pueda producir esta patología que está asociada específicamente a componentes clínicos que son los condicionantes y que pueden llevar a la fisiopatología de estos gérmenes considerados oportunistas de naturaleza fúngica”, indicó López-Loyo.

Es pertinente aclarar que la mucormicosis no se transmite de persona a persona. La OPS detalla que esta infección “se adquiere a través de la implantación de las esporas del hongo en la mucosa (oral, nasal y conjuntival), por inhalación o por la ingestión de alimentos contaminados; ya que colonizan rápidamente los alimentos ricos en carbohidratos simples”.

Además, añade que esta infección se caracteriza por el infarto y necrosis de los tejidos, que resulta de la invasión de los vasos por las células. Las presentaciones clínicas de la mucormicosis pueden ser: rino-orbital, rino-orbito-cerebral, pulmonar, cutánea, gastrointestinal y diseminada. Las variantes más comunes de la infección asociada a la COVID-19 son rino-orbital y rino-orbito-cerebral. La tasa de letalidad se estima en entre 40 % y 80 %.

Es muy común en pacientes con diabetes descompensada o no controlada, pacientes sometidos a terapias crónicas con esteroides o pacientes con desnutrición, detalló López-Loyo, sobre algunos de los cuadros clínicos que pueden presentar también mucormicosis.

En el caso de la COVID-19, los esteroides son un tratamiento básico para el mejoramiento de la condición clínica. López-Loyo explicó que son administrados sobre todo en la fase de inflamación del tejido pulmonar, lo cual mejora las condiciones de la ventilación, es decir, de la respiración para obtención de mayor concentración de oxígeno corporal.

La prevención de la mucormicosis podría ser un poco complicada de explicar, indicó López-Loyo, debido a que son microrganismos que se encuentran en la naturaleza, en ambientes donde hay basura o alimentos en descomposición. Por lo que el riesgo de infección de esta patología es muy bajo dadas las condiciones que deben estar imperando en cada persona para que esto ocurra. Sin embargo, López-Loyo recomienda a los médicos estar prevenidos ante la aparición de casos en Venezuela.

“El equipo médico debe estar alerta para su identificación clínica y disponer de la terapia que pueda salvar la vida del paciente. Esta infección tiene la capacidad de hacer una irrupción a partir de las vías respiratorias, en las áreas de los senos paranasales, y de allí alcanzar no solo las vías respiratorias bajas, como los pulmones, sino también los nervios que comunican al sistema nervioso”, explicó.

Debido al incremento de casos de mucormicosis asociada a la COVID-19 en el mundo, sobre todo en India, país que ha reportado más de 400 casos, las recomendaciones que hace la OPS también van dirigidas a los sistemas de salud, a los cuales solicita una rápida intervención diagnóstica y terapéutica de esta infección.

“Instamos a los Estados miembros a preparar los servicios de salud para incrementar la sospecha clínica de mucormicosis en pacientes con COVID-19, especialmente aquellos con diabetes mellitus, tratamiento con corticosteroides u otros inmunosupresores, con el fin de realizar una evaluación clínica exhaustiva, originar un diagnóstico precoz e iniciar tratamiento adecuado de los casos sospechosos”.


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