Males gastrointestinales, amebiasis y leptospirosis se encuentran entre las afecciones más comunes al utilizar agua contaminada o no apta para el consumo humano o la higiene personal.

Caracas. La escasez de agua a la que fue sometida gran parte del país, y que aún se mantiene en algunas zonas de Caracas, ha alarmado y enardecido a la población. “Uno puede aguantar un tiempo sin electricidad, pero que te falte el agua es lo peor. ¿Cómo se baña uno? ¿Cómo se cepilla los dientes?”, reclamó Mireya Utrera durante una protesta en la avenida San Martín.

Estas últimas semanas se ha visto a centenares de personas recogiendo agua en las cercanías del río Guaire; haciendo cola para abastecerse por medio de tuberías dentro de los túneles de la capital y hasta aprovechando la ruptura de una que otra tubería. Otros buscan alternativas como los llenaderos o recogen agua desde tanques o pozos subterráneos residenciales. Hasta de las filtraciones con las que se topan sobre el asfalto agarran agua los vecinos. Sin importar que arrastre grasa vehicular.

La solución ofrecida por la administración de Nicolás Maduro fue mandar cisternas a las comunidades. Sin embargo, ciudadanos reportaron por las redes sociales que en ocasiones el agua que enviaban era sucia y de dudosa procedencia.

Claudio Colmenares, habitante de la parroquia Antímano, contó que durante los casi ocho días que no recibió agua por tuberías tuvo que “adaptarse” y, en ocasiones, recurrir a la solidaridad.

Cerca de la estación Carapita había un llenadero y eso era ‘sube y baja’ todo el mundo con tobos y botellones. Veías el agua y a veces estaba sucia, pero no había de otra, señaló.

Como muchas otras personas, Colmenares no tuvo más opción que usarla. La recogía diariamente con sus dos hijos para cocinar e incluso bañarse.

La falta de agua en Venezuela, producto de los continuos megapagones de marzo, trae consigo problemas de salud pública y aparición de enfermedades que derivan de un tratamiento inexistente (proceso de potabilización) del líquido.

Carlos Madera, profesor de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (UCV), destaca que el agua es uno de los principales medios de difusión de enfermedades transmisibles, tiene bacterias que pueden vivir durante cierta cantidad de días. Enfermedades gastrointestinales, amebiasis y leptospirosis se encuentran entre las afecciones más comunes al utilizar agua contaminada, no apta para el consumo humano o la higiene personal.

La leptospirosis, asegura Madera, es una enfermedad que se produce gracias al contacto de la piel con agua contaminada con orina animal, especialmente de ratas.

La bacteria habitualmente está en ambientes húmedos y se desarrolla en desastres naturales o lugares cerrados, como los almacenes, expresó el profesor.

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Focos de infección por todas partes

Ya por el alto costo de los productos de higiene personal, muchos ciudadanos venían limitando el uso de champú, de desodorantes y de jabón para lavar la ropa. Reusaban hasta cuatro veces por semana un pantalón, precisamente para no gastar más jabón de lo habitual.

Con la falta de agua, esa situación empeoró. Hay familias que por más de 20 días no hicieron limpieza en el hogar, amontonaron ropa sucia, toallas y sábanas, en donde se acumuló la humedad y el mal olor, también generadores de bacterias.

Los baños fueron otro foco de contaminación. Las pocetas con orine, llenas de sarro y mal olor, se convirtieron en el dolor de cabeza de las amas de casa.

Ni con cloro, por su costo actual, pude quitar el mal olor. No dejaba que la niña se acercara a la poceta, me daba miedo una infección. Usábamos unos potes para no gastar tanta agua, contó sin pena Yuli Mejías.

La crisis sanitaria producida por la falta de agua toma otras dimensiones cuando se cae en cuenta de la emergencia hospitalaria en la que se encuentra el país.

María Núñez, infectóloga y profesora de la UCV, señala que la escasez en los hospitales y clínicas impide que enfermedades como la diarrea puedan ser atacadas de manera eficiente.

La diarrea no solo se debe tratar con antibióticos. Los niños y los ancianos se deshidratan rápidamente cuando sufren de diarrea y si no hay agua en los hospitales no se les puede hidratar adecuadamente, sostuvo.

Para Núñez —quien también es miembro del Servicio de Enfermedades infecciosas de adultos del Hospital Clínico Universitario— la purificación del agua no solo se debe hacer para cocinar, sino que lo ideal es que el cepillado dental, baño y lavado de ropa también se haga de esa forma.

Hay agua que está menos contaminada que otra. Por ejemplo, la que recogen en la Cota Mil es más ‘limpia’ que la que recorren en los chorros de la autopista o al lado del Guaire. Sin embargo, al final ambas son aguas no potables que deben ser purificadas para su uso doméstico, advierte Núñez.

La escasez nos hará más enfermos

La Sociedad Venezolana de Infectología emitió un comunicado el 15 de marzo —una semana después del primer megapagón— donde manifestó que la situación de la calidad del agua para el consumo “ha adquirido matices de gravedad en días recientes, con la escasez sostenida del suministro”, e instó a la población a no utilizarla para así “evitar enfermedades como diarreas, hepatitis A, infecciones de piel, conjuntivitis, entre otras”.

Asimismo, hizo manifiesta la necesidad de que ingrese la ayuda humanitaria al país, para así paliar la crisis del “suministro de antibióticos necesarios para la atención de pacientes en los hospitales”. También exhortaron al Ministerio de Salud a publicar los boletines epidemiológicos “a fin de ofrecer tempranamente herramientas preventivas a la población de las enfermedades infectocontagiosas”, tales como el sarampión, la difteria, malaria, hepatitis A y diarreas.

Con información de Mabel Sarmiento Gamendia


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