Este miércoles se concentraron en las afueras del hospital J. M. de Los Ríos. Médicos, trabajadores de la salud, educadores, políticos y la sociedad civil se sumaron al mismo coro. “No más muertos, no más hambre. Maduro vete ya”. Desde las 10:00 a. m. se apostaron en la avenida Vollmer y no mostraron miedo al paso de los llamados grupos de choque del Gobierno.

Caracas. No esperaron a que llegara el mediodía, hora prevista para la concentración pautada por Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y quien se juramentó ante un cabildo ciudadano como presidente encargado de Venezuela. Salieron dos horas antes y se concentraron en las afueras del hospital J. M. de Los Ríos. No eran muchas madres, pero sí las necesarias para, una vez más, poner en primer plano la crisis interna de este hospital.

Médicos y demás trabajadores de la salud flanquearon a las mamás y familiares de los pacientes de los servicios de Oncología, Nefrología y Hematología, que no dudaron en mostrar sus caras.

Vicky Fernández contó que su hijo de cinco meses tiene el catéter contaminado. Dijo que los ocho niños hospitalizados, teniendo 10 días con el nuevo catéter, también tienen infecciones.

Desde agosto no limpian los tanques de agua y desde hace tres meses la planta de ósmosis, por eso es que se contaminan con las diálisis.

Sumó la mala alimentación y el hecho de que no pueden hacer ningún tipo de exámenes especializados porque no hay químicos ni reactivos en el laboratorio”.

Un hemocultivo no baja de los 10.000 bolívares y para hacer seguimiento a las infecciones deben hacer por lo menos tres cada 15 días.

Con ella Emilse Arellano, mamá de Windel, otro de los niños afectados, narró las vicisitudes por las que pasan en el servicio de Nefrología. “Este mes han fallecido tres niños. La falta de insumos y medicamentos ha incidido en esos decesos”.

De la respuesta de la Dirección no saben nada. Es tierra de nadie todo lo que ocurre dentro del nosocomio.

Los de Hematología no la tienen fácil. La campana para preparar las quimioterapias no funciona. Los niños se retrasan en sus protocolos. Sus padres no pueden pagarlas por fuera. Son de escasos recursos económicos y del interior del país.

En Caracas se quedan en albergues o en casas de conocidos. Desde hace un año les suspendieron las comidas y los hoteles que tenía habilitados el Ministerio de Salud.

Sus quejas se mezclaban con las de los médicos. En el lugar, Carlos Prósperi, residente de la Sociedad de Médicos Internos y residentes del hospital Vargas, completó los testimonios de las mamás diciendo que en estos momentos hay 90 % de escasez de insumos médicos y quirúrgicos y que la infraestructura hospitalaria tiene más de 30 años en funcionamiento, lo que genera el colapso de algunos servicios como el de agua y luz.

Prósperi indicó que la atención hoy en día se presta porque los médicos y demás trabajadores cumplen con la Ley Orgánica del Trabajo. Por eso se sumó a la petición de la mayoría que se apostó en las afueras del J. M. de Los Ríos: que entre la ayuda humanitaria. Lo pedían a coro los doctores, las enfermeras, las camareras y la sociedad civil que a las 12:00 m. se incorporó a la jornada, sin importar que los grupos de motorizados identificados con el gobierno de Nicolás Maduro merodearan en tono amenazante la avenida Vollmer de San Barnardino. Con sus cornetas y banderas pasaron por todo el frente del hospital gritando consignas en apoyo a Maduro. Mientras la respuesta que se dejó sentir y se apoderó de la calle fue: libertad y salud.

Con fuerza y sin titubeos, quienes se concentraron en ese punto de la ciudad alzaron su voz de protesta: “No más muertos, no más hambre, Maduro vete ya”.

El diputado Luis Florido, el politólogo Nicmer Evans; Carlos Julio Rojas, vocero del Frente en Defensa del Norte de Caracas; el exconcejal Gregorio Cáribas; representantes de varias organizaciones no gubernamentales; partidos políticos; maestros; líderes comunitarios; trabajadores de los bancos cercanos, y otros tantos tomaron la palabra ante la multitud que se formó cuando —pasado el mediodía— un nutrido grupo de vecinos se sumó a la protesta.

Caminaron desde El Sambil de La Candelaria, sorteando el cerco de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y lo hicieron elevando pancartas y consignas que tenían un solo fin: exigir el cese del gobierno de Maduro.

Los que no caminaron se quedaron en las esquinas, dando cumplimiento al llamado de Guaidó.


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