El doctor Enrique López Loyo, presidente de la Academia de Medicina, a tres meses de haberse revelado unas proyecciones matemáticas relacionadas con el comportamiento del virus por las cuales el segundo a bordo del oficialismo, Diosdado Cabello, los amenazó con mandarles las FAES; dijo que en las cifras oficiales relativas a la COVID-19 puede haber un subregistro debido a las pocas pruebas aplicadas y por la tardanza en la entrega de resultados.  

Caracas. “Lo que está ocurriendo es una previsión que hicimos con las proyecciones de las academias, fue una inferencia estadística, un número matemático, y las matemáticas son exactas. Sin embargo, a pesar de las cifras oficiales, nosotros podemos inferir que, cuando identificamos el número de casos de pruebas confirmatorias que son muy pocas y se tardan mucho tiempo para recibir la respuesta de la positividad o negatividad, sin lugar a dudas hay un subregistro evidente de enfermos con la COVID-19”.

Así interpretó el doctor Enrique López Loyo, presidente de la Academia de Medicina, la ocurrencia de casos del virus en el país, tomando en cuenta la proyección matemática que hicieron en abril pasado: un escenario de mil casos a partir de julio, y por la cual el segundo a bordo del oficialismo, Diosdado Cabello, los amenazó con enviar a sus puertas a las FAES. 

Indicó que la circulación de la patología ha aumentado significativamente en el contexto de la comunidad. Para los meses de febrero o marzo e inclusive abril era muy complicado identificar en las comunidades la existencia de un caso. Ahora cada uno de nosotros tiene referencia de conocidos, de amigos, de familiares que ya están siendo afectados, en mayor o menor grado.

Por lo tanto, consideró que abrir un nuevo centro de diagnóstico de PCR en el IVIC es insuficiente. Lo ideal, a su juicio, es que se hagan pruebas de conformación, al menos en cada capital de estado.

Lo que se hace en el mundo civilizado, es que cada hospital con pacientes con COVID-19 debe tener capacidad para emitir diagnósticos de confirmación por PCR. Igualmente, se tiene que ampliar el número de estudios usando la red privada para certificar la tendencia de la infección en Venezuela”. 

A López Loyo, quien habló por las academias, le llama la atención que hay numerosos casos en clínicas privadas y la gran mayoría no tiene todavía confirmación evolutiva con todas las características del virus.

Asimismo, destacó que muchos de los que están en centros sanitarios o de los que tratan en casa están sin la posibilidad de realizarse los diagnósticos, o se han hecho la prueba y no han llegado los resultados.

Así que, recomendó, en condiciones óptimas el país necesitaría entre 8000 y 10.000 pruebas por día y, para tener una eficiencia en la cuantificación de la tendencia global de la pandemia, deberían estar listas en 72 horas como máximo. 

“Entonces, volvemos a caer en el hecho de que hay un subregistro elevadísimo, pese a las proyecciones de las academias. Si con esta presunción estamos bordeando los mil casos al día, y si hacemos una inferencia de aquellos casos no contabilizados por la cifra oficial, entonces estamos por encima de una cifra que no podemos ni imaginar. Esa es la posición de las academias”.

Lo otro que resaltó de la situación actual es que, al parecer, la capacidad de atención fue rebasada y recordó que el país viene de no tener dotación adecuada de los hospitales, “ya estaban colapsados antes de llegar la pandemia. Ahora la preocupación nuestra es el número significativo de casos de muerte de personal sanitario, el número más alto de todo el mundo en este momento. Eso nos lleva a la posibilidad de que disminuya cada vez más la cantidad de trabajadores sanitarios disponible para la atención de personas afectadas”.

Y, de nuevo, hizo el llamado a que se haga la dotación de los equipos de protección necesarios.

Con respecto a los brotes y al poco cumplimiento de la cuarentena, observó el hastío de la población que está sufriendo una posición de confinamiento impuesta de forma violenta, que ha generando dificultades gravísimas, pues sacan a la gente de las casas para que se traten.

“Eso es irregular. Las academias hemos propuesto que se deben organizar brigadas en el ámbito nacional para la captación de pacientes, no en condición leve, que pueden ser tratados en casas con tratamiento eficiente y aprobado médicamente, sino a personas con evolución negativa y que pueden tener una mortalidad elevada a futuro. Pero estos brigadistas no pueden ser cualquiera, debe ser un personal entrenado bajo la supervisión de un médico jefe”.

No obstante, añadió que la situación en el país es grave porque la migración ha sido muy elevada y de los profesionales sanitarios existentes muchos no tienen la experiencia, “y otros no están tan bien preparados para hacerle frente a la pandemia y esa es nuestra preocupación”.

Con respecto a la flexibilidad que se asoma, en el momento de un crecimiento de los casos, destacó que esas condiciones están respaldadas por la OMS, y se recomiendan cuando la tasa de infecciones disminuye o cuando está en una meseta en equilibrio, “y aquí ocurre todo lo contrario. Estamos en una fase de alta peligrosidad y los picos pueden aumentar a nivel extraordinario para finales de este mes o principios del otro”. 

Ascenso rápido e importante

Al respecto, Alejandro Rísquez, pediatra y epidemiólogo, destacó lo acertado de las proyecciones de las academias. “Tuvieron un acercamiento bastante, y se sabe que esas premisas de modelos matemáticos son  muy endebles porque con cualquier cosa que cambie caen. Lo que sí se sabía que iba a ocurrir es el ascenso como está ocurriendo ahora, todavía yo no diría que es exponencial, pues no aumenta duplicadamente, de 10 a 20, de 20 a 40, pero sí es un ascenso rápido e importante que hace pensar que debe haber muchísimos casos por la falta de pruebas y porque, además, la gente tiene miedo de hacerse el testeo y espera a última hora porque no sabe si lo van a dejar encerrado”.

Rísquez cree que el comportamiento de la pandemia en Venezuela ha sido muy particular, porque estaba aislada de los demás y, justamente en tiempo de la cuarentena lo que venía muy mal era el combustible, lo cual ha exacerbado de manera dramática la situación.

“Lo que está pasando ahora es que la enfermedad pasó a la comunidad y ya es más difícil pararla, tal vez lo que ocurra es que circule más lento, porque la gente se va a ir enfermando por brotes, por grupos más cercanos. Ahora vamos a ver si los adultos mayores se cuidan más. Sabemos que las clínicas tienen temor de que entre dos o tres semanas empiecen a aparecer los 3000, 4000 casos que se habían proyectado, porque ya estamos en los 980, si eso dura 10 o 15 días el colapso va a ser evidente, no va a ver forma de evitarlo”.

El especialista, también docente, espera que eso no ocurra, que la curva se frene y que la gente tenga la fortaleza de velar por su cuidado personal.

Sabemos que no es fácil, pero ya la ciudadanía está percibiendo la cercanía del contagio, cosa que no pasaba al principio”.

Por las condiciones actuales, estimó que los casos seguirán en ascenso sin la menor duda. “El hecho de que no hay movilidad puede frenar, pero ya está en las comunidades, por un lado y, por el otro, es que el Gobierno ha intentado de manera muy subliminal que la gente no se haga las pruebas, y al final eso puede aumentar la mortalidad”.

Destacó que en Europa se hizo el análisis de la mortalidad cuando ocurrió la epidemia severa, y se detectó que más allá de la COVID-19 había un exceso de muertes que no tenían un precedente anterior e, indudablemente, esos decesos eran debido al virus.

Rísquez señaló que el problema se les escapó de las manos por el caso de los migrantes, que sigue siendo un foco de transmisión en la frontera; por el control de las pruebas y el manejo de los pacientes sospechosos que hace que la población tenga miedo; y porque no crearon una atención de telemedicina donde la gente pudiese llamar y ser redirigida a ciertos sitios, y hacerse el triaje como debe ser.

“Esto último no se está haciendo y eso sería un mecanismo poco costoso, pero depende mucho de la credibilidad y de la posibilidad de que genere respuestas que se vean. Tampoco ha habido un acercamiento con las academias, por tanto, considero que la posibilidad de que la proyección se cumpla es muy alta y las consecuencia de eso implica que uno le diga a la gente: cuídate, mantente alejado de las aglomeraciones; si identifica a los enfermos, busque los contactos y aíslelos, y cumpla con todas las normas de higiene, particularmente los de mayor riesgos, pues no hay manera de ofrecer un  tratamiento”.

Ambos especialistas, que solo usaron el conocimiento científico para hacer estas observaciones e interpretaciones, coincidieron en que hay que insistir en la autoprotección y en la solidaridad


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