El creador cinematográfico explica las decisiones tomadas para una historia que se centra en el enfrentamiento entre humanos e inteligencia artificial.
Caracas. Gareth Edwards volvió al ruedo. Acaba de estrenar Resistencia, una película de ciencia ficción en la que los seres humanos se enfrentan a la inteligencia artificial. Además de dirigir es coguionista junto con Chris White.
Cuenta que acababa de terminar Rogue One: A Star Wars Story y necesitaba un descanso. Quería distensión de todo. Junto con su novia emprendió un viaje a Iowa para visitar a los padres de ella. En el camino vio una fábrica en una zona de cultivos. Imaginó entonces qué pasaría si adentro estuvieran produciendo robots, y qué ocurriría si esos robots salieran por primera vez y vieran la hierba, los árboles, el cielo.
“Ese es un pequeño momento genial en una película, pero no sé cuál sería. Y lo dejé ahí. Seguí pensando en otras cosas. Pero estos pensamientos volvían constantemente durante el resto del viaje. Comencé a desarrollar la idea. Y cuando llegamos a la casa de los padres de mi novia, ya tenía los conceptos básicos de toda la película, algo que es realmente raro”.
Resistencia cuenta la historia de Joshua (John David Washington), un exagente de las fuerzas especiales al que contratan para asesinar al arquitecto de una poderosa inteligencia artificial. Así conoce a la joven Alphie (Madeleine Yuma Voyles), quien tiene un poder especial para con el mundo alrededor. Una obra en la que la inteligencia artificial dista mucho de una imagen aniquiladora.
Resistencia se rodó en varios países con la intención de evocar en la mayor medida posible lo imaginado por el cineasta. Por eso viajaron a los volcanes de Indonesia, los templos budistas en el Himalaya o las ruinas de Camboya.
“Fui a ocho países diferentes y rodé la película de forma mucho más parecida a una película independiente. Claro, hasta cierto punto. Cuando terminamos, invertimos una gran parte del presupuesto en Industrial Light and Magic, así como en algunos otros proveedores. Obtuvimos fotogramas de cada toma y se los entregamos al diseñador de producción y al artista conceptual. Y lo que normalmente sucede en un año y medio antes, ocurrió durante el montaje. Pintaron y diseñaron solo en las tomas que realmente queríamos buscar”, comenta Gareth Edwards en una conversación con medios latinoamericanos vía Zoom en la que estuvo Crónica.Uno.
Cuenta además cómo algunos habitantes de las zonas de rodaje se sumaron al proyecto.
“Me refiero a personas de la pequeña aldea junto al templo budista. Y algunos de los niños aceptaron afeitarse la cabeza e interpretar a algunos de los monjes robots de la inteligencia artificial. Fue un poco surrealista. Piensas que habrá un problema, pero todos se emocionan mucho por estar en un éxito de taquilla de Hollywood”.
Creció con películas como E.T., el extraterrestre, de Steven Spielberg. Se emocionó hasta las lágrimas con la historia de Elliot y la criatura de otro planeta. Desde entonces ve el cine como un medio para conmover a la gente.
Me emocioné hasta las lágrimas en este viaje emocional con ellos dos. Y siento que ese es el objetivo. Si no haces que algunas personas se llenen de lágrimas o lloren, entonces no estás aprovechando realmente el poder del cine”.
Uno de los atractivos de Resistencia es Madeleine Yuna Voyles, la niña que interpreta a Alphie.
“Fue tan fuerte en la audición como lo fue en la película. Pero esencialmente, hicimos un casting abierto para cientos de niños de todo el mundo que enviaron grabaciones. Fue durante la pandemia. Llegamos a un top 10. Luego me reuní con ellos. Estaba un poco paranoico, porque sabía que esto iba a ser una situación loca. Me refiero a ir a las selvas de Tailandia. Haría mucho calor. Iba a poner a prueba a cualquier familia que aceptara hacer esta película”, recuerda.
“Entonces, nos reunimos en Universal Studios para poder recorrer un poco el parque temático y ver cómo era la dinámica familiar. Todo para comprobar que estaban bien. Y la primera persona que encontré resultó ser Madeleine”.
En 2018 Gareth Edwards empezó a escribir la película, que plantea el debate sobre la inteligencia artificial y su alcance. Sobre el tema, el director tiene una respuesta.
“Los próximos años o más probablemente serán un poco complicados. Pero creo que es una herramienta tan poderosa que ayudará a muchas cosas en el mundo. Pienso que los aspectos positivos superarán a los negativos. Y digo eso porque cuando el apocalipsis de los robots realmente suceda, tendrán esta grabación y lo sabrán. Y me quedaré como a la izquierda. Ya saben, no seré esclavizado como ustedes…”, remata en broma.
Elogia también el trabajo de John David Washington. “Nunca siento conexión por esos personajes que siempre están bien. Por eso quería ver grietas en la armadura”.
Otro punto a favor fue la conexión con Madeleine, a quien considera una chica tranquila y tímida.
“Es muy difícil convertirse en su amigo. Creo que ella me dejó entrar un poco, aunque no del todo. Pero John David descifró el código y se convirtió en un hermano mayor y ella fue su mejor amiga. Fue muy conmovedor. Cuando terminas una toma, los actores suelen estar en esa zona en la que no quieren que nadie los moleste. Tratan de mantenerse en ese espacio mental antes de hacer la siguiente toma. Bueno, él iba a la esquina y hacía eso. Y ella corría tras él. Tomaba su mano y comenzaba a hablar sobre un juguete, algo que le gustara en casa. Y él es un encanto. Iba a su nivel y comenzaba a emocionarse mucho con lo que ella estaba diciendo. Eran inseparables”.
En Resistencia llaman la atención los mundos en los que se desarrolla la acción, toda esta dinámica entre Estados Unidos y Asia. De esa forma dividió el mundo.
Gareth Edwards se inspira en George Lucas y sus maneras de mostrar ese pasado distante, la espiritualidad, la religión y mitología que combina con elementos del futuro como naves espaciales y robots.
“Más que en cualquier otro lugar del mundo, creo que eso sucede con más frecuencia en el sureste asiático. En lugares como Hong Kong, Bangkok o Tokio, te encuentras con una metrópolis que parece sacada de Blade Runner, pero si vas por esa calle y giras a la izquierda, hay un pequeño templo y un monje budista. Y me encantan esos polos opuestos, esos contrastes visuales. Simplemente los encuentro superemocionantes. Hay una especie de energía, como una batería, como positiva y negativa. Y como cineasta siempre estás buscando eso, en historias y visuales, ya sabes, en todos los aspectos”.
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