En 2015 la brecha de ingresos y egresos del sector público fue de 10,4 % del PIB (Producto Interno Bruto), de acuerdo con la información del Ministerio de Finanzas.

Caracas. El Gobierno central y los entes oficiales han mantenido una política de gastar más de lo que ingresa por exportaciones petroleras, recaudación de impuestos y deuda, por lo cual la gestión financiera del sector público es roja rojita.

Las cifras oficiales revelan que en 2015, el déficit del sector público cerró en 10,4 % del PIB (Producto Interno Bruto) y tras ese resultado, lleva 10 años con saldos negativos en las cuentas.

El informe anual que presenta el Gobierno a la Comisión de Valores de Estados Unidos notificó parcialmente el comportamiento de la actividad económica, y allí el Ministerio de Finanzas notificó que los ingresos ordinarios se quedaron cortos para atender los salarios, las pensiones y el funcionamiento de los entes oficiales. Y eso que el pasado año fue una etapa de restricción de gasto.

¿Cómo se genera la diferencia?

El sector público, conformado por el Gobierno central y Pdvsa, hasta el 2005 tuvo superávit, de manera que los ingresos que recibía el fisco permitían cubrir todos los gastos y hasta sobraba plata, pero desde 2006 la tendencia cambió.

Durante el período de 2006 a 2008 —que fueron años de altos precios del petróleo y de elecciones— el Ejecutivo expandió el gasto, porque nacionalizó industrias, creó empresas socialistas y amplió las misiones, por tal motivo, la contribución petrolera y tributaria fue limitada para atender los egresos y hubo brechas de hasta 3 % del PIB.

En 2009 y 2010, el déficit se amplió a 8,8 y 11,8 % del Producto Interno Bruto, respectivamente, debido al descenso de los precios del crudo, que obligó a un recorte momentáneo del gasto, porque en 2011 los desembolsos se dispararon. Ese año, el precio del barril llegó a 100 dólares, y pese al mayor flujo de ingresos, los aportes resultaron insuficientes para soportar los sueldos y los requerimientos de los ministerios y las empresas públicas, por lo que el ejercicio cerró con un déficit equivalente a 9,2 % del PIB.

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El 2012 fue un período electoral y el gasto alcanzó niveles récord. Si bien los ingresos petroleros eran altos, porque el precio seguía en 100 dólares y los aportes tributarios se incrementaron, esos recursos fueron limitados para atender el elevado volumen de erogaciones y el déficit fue 17,9 %.  El exministro de Planificación, Jorge Giordani, reconoció que para ganar las elecciones de 2012 el gasto se disparó, y en su carta de renuncia admitió que: “La superación se consiguió con un gran sacrificio y con un esfuerzo económico y financiero que llevó el acceso y uso de los recursos a niveles extremos”.

Aunque el 2013 arrancó con una contracción en los egresos, a mitad del ejercicio el gasto creció, y al final el sector público cerró con una diferencia de 16,9 %. Ese año, el Gobierno aseveró que hubo mayores “gastos en sueldos y transferencias a entidades”.

Por su parte, en 2014, los desembolsos bajaron levemente respecto a 2013, pero igual los ingresos no alcanzaron y la gestión del sector público terminó con una brecha de 13,6 %. Situación que se repitió en 2015.

El Gobierno, en el informe a la Comisión, indicó que el gasto tuvo una caída, pero los ingresos no fueron suficientes. En ese resultado incidió el retroceso del aporte petrolero debido a que el precio del crudo pasó de un promedio de 88 dólares a 44 dólares.

El déficit fue menor al período anterior, porque el Ejecutivo utilizó al Banco Central de Venezuela (BCV) como fuente de financiamiento de la brecha. El instituto emisor fabricó bolívares para financiar a las empresas públicas, y ese dinero que se inyectó a la economía presionó los precios. El pasado año, la inflación fue 180,9 %, lo que impactó en el ingreso de los venezolanos.

En este 2016 las cuentas se han seguido deteriorando.

Foto referencial: Cheché Díaz


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