Habitantes de Irapa y Yaguaraparo en Sucre alarmados por el nuevo brote de palometa peluda

palometa peluda

El hábito nocturno de este insecto obliga a los pobladores de la zona de Paria a apagar las luces y vivir en la penumbra. La urticaria que provoca en la piel sumada a la inseguridad reinante por la oscuridad en la que quedan las comunidades y a la incertidumbre por el Covid-19 hacen que la vida cotidiana en estas zonas de Sucre sea una verdadera pesadilla.

Cumaná. Los brotes de palometa peluda en las poblaciones del eje pariano en el estado Sucre, específicamente en las comunidades de Irapa, municipio Mariño, y Yaguaraparo, municipio Cajigal, representan un problema de salud pública. Su aparición afecta toda la dinámica económica y social de las familias y comerciantes de estas localidades.

La convivencia en estos pueblos parianos es casi nula a partir de la 7:00 p. m. En Irapa, Yaguaraparo y hasta localidades más lejanas tienen que apagar las luces y quedar en la penumbra por los hábitos nocturnos de la palometa peluda, conocida científicamente como Hylesia metabus, que se concentran en las bombillas del alumbrado público.

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La palometa peluda se concentra en el alumbrado público. Foto: Mónica Salazar.

El diputado por Sucre ante la Asamblea Nacional, Denncis Pazos, constató y denunció el nuevo brote de la palometa peluda.

Reapareció a raíz del abandono de los planes de control y fumigación de las larvas de este insecto por parte de los gobiernos locales y regionales”, dijo Pazos.

Destacó que esto brotes de Hylesia metabus se habían controlado hace aproximadamente seis años, cuando a través de una fundación se ejecutaba un proyecto de saneamiento ambiental y control de esta mariposa que azota principalmente a las comunidades de Irapa y Yaguaraparo del estado Sucre.

Se conoció que la fundación estaba integrada por un equipo técnico en el que convergieron especialistas de malariología, Fundasalud, investigadores de la Universidad de Oriente y representantes de las alcaldías de los municipios afectados y del gobierno regional. Además recibían un financiamiento para la investigación.

Félix Espinoza, luchador social de Irapa, relató que con el tiempo se retiró este financiamiento a la fundación y se olvidaron del proyecto y se terminó con control de este insecto.

La aparición de este brote alarma a las comunidades de Paria porque no se tomaron a tiempo las medidas preventivas que comprendían el ataque de los huevos y larvas en los manglares para que no se reproduzcan sin control.

Combatir las zonas de criaderos de larvas habría impedido que se acumulen los ciclos de reproducción, por eso, se espera que para este nuevo ciclo, dentro de tres semanas, sea mayor e incontrolable la invasión de la palometa peluda.

Oído al tambor 

El diputado Pazos llama la atención de las autoridades locales y regionales ante el avance del nuevo ciclo que amenaza con hacer una aparición mayor del insecto por no haberse tomado los correctivos a tiempo.

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El diputado Denncis Pazos llevará el caso a la AN. Foto: Mónica Salazar.

Estos brotes coinciden con la dramática pandemia mundial del coronavirus, pero el legislador promete elevar a la Asamblea Nacional esta situación que supera las capacidades de los habitantes de las zonas afectadas ante la cuarentena social obligatoria para contrarrestar el COVID-19.

Por su parte, Espinoza vocero de los vecinos de Irapa, también llama la atención de las autoridades locales: “Es necesario poner el foco en estos brotes de palometa peluda que si no son atendidos se convertirán en la pesadilla de estos pueblos”.

Agregó que las autoridades creyeron que con rociar los manglares, criadero preferido de las larvas, solo con agua jabonosa iban a controlar su expansión: “Resulta que esa técnica sin ningún insecticida que garantice fumigaciones masivas no tiene sentido, porque el insecto completará su ciclo de reproducción y llegaron nubes de insectos a nuestras comunidades”.

Espinoza indicó que la invasión de palometa peluda más la amenaza del coronavirus logrará que los habitantes de esas localidades no tengan vida. Pide a las autoridades que volteen sus ojos a los pueblos de Paria: “Nuestra cotidianidad se ha convertido en una pesadilla”.

Añadió que en esos pueblos hay que apagar las luces a las 7:00 de la noche, después de esa hora no hay vida social.

La situación es crítica 

Espinoza explicó: “La palometa peluda tienen un ciclo de tres meses. El ejemplar hembra es el que esparce la pelusa abdominal que provoca una urticaria intensa en la piel del afectado. Provoca una picazón y ardor que deja grandes rosetas en la piel y mientras más se rascan más se entierra la pelusa y el ardor es mayor”.

Indicó que solo los ejemplares hembras de Hylesia metabus son urticantes por que ellas utilizan los pelos o pelusa de su abdomen para cubrir sus huevos con el fin de protegerlos de parásitos y depredadores.

Espinoza insistió en la importancia de fumigar los manglares que son lugares donde depositan sus huevos para evitar que se reproduzcan y se cumpla su ciclo.

Durante el proyecto de control que desarrollaba la fundación,se instruyó a los pobladores sobre cómo podrían combatir este insecto. Espinoza recuerda que para atraparlas se hacían “trampas de luz”, que eran como unas casetas sin techo con una lámpara que atraía a las mariposas. Cuando entraban, la trampa se cerraba y quedaban atrapadas en bolsas.

“En su momento se llegó a fumigar con insecticidas vía aérea, pero lamentablemente le cortaron el financiamiento al proyecto”, lamentó. 

La urticaria se tiene que combatir con antialérgicos porque la pelusa de la mariposa tiene una sustancia que provoca esa reacción, pero el precio de los antialérgicos sobrepasa la capacidad de las familias para adquirirlos. Pueden llegar a costar 250.000 bolívares o más.

“Toca apelar a los remedios caseros para aliviar la picazón y el escozor en la piel, porque o compramos el antialérgico o comemos”, dijo el activista social.

“Los pobladores resuelven con alcohol, ron, aceite de coco o aceites alcanforados que actúan como calmante de la picazón y son las opciones que tiene la gente al alcance de la mano. No queda otra”.

En estos pueblos de Paria cuando no es una cosa es otra. Los cortes de luz o apagones disminuyen la presencia de las palometas que se aglomeran en las bombillas del alumbrado público, pero esa oscuridad es un escenario propicio para que los delincuentes hagan de las suyas.


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