Lourdes Linares acusó a delincuentes de la banda “Los Elías” hace ocho años por el robo de su carro y desde entonces fue víctima de constantes amenazas, hasta el asesinato de su hijo mayor. Al menos 26 miembros de esta familia están en la calle.

Caracas. El 12 de agosto de 2015, casi 30 miembros de una familia fueron sacados de sus casas en el sector Quinta Alcántara de El Guarataro. El motivo: una denuncia puesta hace ocho años ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) por el robo de un vehículo Chevette, placa XJX943.

Desde entonces, la banda “Los Elías” le juraron venganza a la familia de Lourdes Linares, a quien señalaron de “sapa” por haberlos delatado con las autoridades. En respuesta, el 10 de mayo de 2009 asesinaron a su hijo mayor Henry Jesús Guillén Linares, de 29 años, en la entrada del barrio, muy cerca a la estación del Metro Capuchinos.

La persecución en contra de esta mujer y su familia no terminó, ya que mes y medio después la interceptaron cuando iba camino a su trabajo en el Hospital Militar y le ocasionaron varias heridas con arma blanca, con la intención de matarla.

Desplazada El Guarataro
Un mes y medio después del homicdio de su hijo mayor fue atacada a puñaladas por los miembros de la banda

Recién regresaba de un reposo psicológico que le dieron tras el asesinato de su hijo. Por eso se fue unos días a casa de otros parientes en el oriente del país hasta que retornó para tratar de continuar con su vida.

“Un hombre y una mujer me agarraron y me cortaron la yugular, en la mama, en el brazo, en varias partes. Ellos me decían que me querían matar”, dijo Lourdes mientras señalaba en su cuello una larga cicatriz.

Luego de seis años de continuas amenazas por parte de estos antisociales, la gota que derramó el vaso fue cuando que el Cicpc —supuestamente— abatió a un miembro de la banda alias “El Angito” durante un operativo en El Guarataro, en 2015, y los antisociales la culparon a ella de darle información a los funcionarios. Por esta razón, alrededor de 30 sujetos y dos mujeres desalojaron a su familia de sus casas sin dejarles sacar absolutamente nada.

Desplazada El Guarataro
Lourdes denunció que tiene una medida de protección pero solo quedó en el papel

“Mi hija se asomó y le dije que no abriera porque ya sabía que eran ellos. Salimos por la parte de atrás de mi casa y nos escondimos en un basurero hasta que los vecinos nos sacaron escondidos en la maleta de un carro. A mi mamá le pusieron una granada en la boca para amenazarla si no decía dónde estaba yo”, contó.

A sus hijos dos hijos, su mamá, dos hermanos y una sobrina también los expulsaron de sus hogares. En esas siete casas, presuntamente, ahora viven los miembros de la banda o personas que han llevado de otras comunidades como de la Cota 905 y Petare.

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Ahora pernoctan en la calle, todos por separado, incluyendo a siete niños y seis adolescentes. Ella duerme con su hija y esposo, de vez en cuando, en las instalaciones del hospital Militar donde se baña en lo que puede gracias a la caridad de sus excompañeras de trabajo, pues laboró durante 23 años como TSU en registro médico.

Desplazada El Guarataro
Denunció que acudió a varios entes gubernamentales pero le dijeron que no tienen recursos para adjudicar viviendas o para llevarlos a un refugio

“Cuando alguno de ellos está cerca y un conocido los ve, me avisa, para que yo me vaya del lugar porque sigo corriendo peligro”, expresó.

Denunció que acudió a la Defensoría del Pueblo, a la Fiscalía General de la República y al Cicpc pero nadie la escucha. Tiene una orden de protección, aunque alegó que nunca ha sido custodiada.

“Me dicen que no hay recursos para adjudicar viviendas ni para enviarnos a un refugio. En la Defensoría del Pueblo me dijeron que esperara la llamada y nunca lo hicieron. He tratado de acudir a los centros de protección de la Lopnna pero tampoco he tenido resultados”.

Pidió a las autoridades que se hagan cargo de su caso y el de su familia pues están en la calle, sin nada. Su esposo es jubilado de la policía y cuando los expulsaron de su vivienda le robaron el uniforme, de acuerdo con su denuncia.

“Mi esposo y yo somos pensionados. Hasta comer se nos ha hecho difícil, he hecho de todo para lograr que nos den un techo o que alguien se meta al barrio y los saque de nuestra casa”, soltó.

Fotos: Yohana Marra


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