Pacientes crónicos sufren un calvario pues no hay medicamentos para garantizarles la vida. Hasta los yelcos y los catéteres deben comprar las mamás en el J. M. de Los Ríos. Codevida dijo que urge darle paso a la ayuda humanitaria, puesto que hay cuatro millones de enfermos que pueden morir de mengua.

Caracas. “Hubiese preferido que a mi niña no la trasplantaran. Duele hablar así, pero desde que la intervinieron hemos sufrido mucho. No se encontraban los medicamentos. Le agarró una infección y ahora la tenemos hospitalizada en el piso 4 del J. M. de Los Ríos”.

Con los ojos anegados en lágrimas, Carlos Falcón narró el calvario que vive desde que a su princesa, como la llama, le trasplantaron un riñón el pasado 12 de agosto.

Entrecortando las palabras, Falcón —quien pidió al Gobierno mirar hacia los hospitales y parar el sufrimiento de las familias— busca dinero por cielo y tierra para los exámenes y para cubrir el tratamiento de su hija de 10 años.

Dijo que vendió el carro, un terreno y renunció al trabajo para no dejar sola a su esposa en este viacrucis: “No era justo que ella estuviera sola en esto. Por mi princesa hacemos esto. Somos de Lara y nos estamos quedando en un espacio que me facilitó un amigo que vive cerca del hospital. Ahí lavamos y cocinamos. Gracias a Dios que me está ayudando. Pero lo difícil es conseguir la comida y los medicamentos. Si mi hija hubiese tenido los antibióticos, no estuviéramos en esto”.

A su desesperación se sumó el hecho de que este martes 13 los doctores que atienden a su hija le hicieron firmar un documento donde se responsabiliza por la salud de la pequeña. Y esto porque llegaron unos antibióticos al hospital que están vencidos.

“Me dijeron que no han hecho reacción a ningún niño y, por tanto, se los van a colocar. Me pidieron que firmara la autorización y con dolor lo hice. Mi hija necesita 30 ampollas de ese medicamento y cada una cuesta Bs. 23.000 y no podemos cubrir ese costo porque a diario debemos hacerle exámenes y ecos”, expresó Falcón, quien añadió “mi hija está peleando entre la vida y la muerte”.

El padre de la niña tiene además dos varones adolescentes a quienes no ve desde hace mucho tiempo por estar metido en el hospital, dijo que ha tenido gastos diarios que superan los Bs. 40.000.

“Y usted sabe cuál es mi salario [dirigiéndose al presidente Nicolás Maduro], porque usted mismo lo puso. ¿Cómo costeo la enfermedad de mi niña? A diario hay que hacerle los gases arteriales, los venenosos y Rayos X. Cuando venía para acá mi esposa me envió un mensaje de texto informándome que le pidieron una resonancia y tragué grueso”, soltó.

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Crisis imparable

Este fue uno de los testimonios que, durante la mañana de este miércoles, se expusieron en el salón de la Casa Parroquial de la Universidad Central de Venezuela (UCV) con el fin de sensibilizar al Estado frente a la crisis humanitaria que afecta al país y que golpea severamente a cuatro millones de pacientes crónicos. De esos, hay 250.000 oncológicos que deberían estar recibiendo medicamentos, según informó Francisco Valencia, presidente de la coalición de organizaciones que velan por los derechos a la salud y la vida, Codevida.

Además de Valencia, Feliciano Reyna (Acción Solidaria) también mostró su alarma por la situación de emergencia humanitaria que, según indicó, ha sido reconocida por los órganos de protección de Derechos Humanos del sistema de Naciones Unidas e Interamericano, así como por numerosos países durante el Examen Periódico Universal (EPU), al que fue sometido el Estado venezolano el pasado 1° de noviembre.

“Pese a los exhortos y recomendaciones, el Ejecutivo ha faltado a su obligación de informar debidamente sobre la gravísima situación en salud y se ha rehusado a cooperar con los mecanismos internacionales que han ofrecido visitas y asistencia humanitaria al país”, denunció.

Por ello, la coalición mostró estos rostros de la crisis, entre los que también estuvo el de Mildred Varela, quien desde marzo está esperando para hacerse un gammagrama óseo; “pero no he podido porque no hay material. Tengo metástasis en la columna y ahora no sé cómo están mis huesos. No nos estamos muriendo, nos están matando porque no tenemos acceso a las medicinas y alimentos”.

Otro caso fue el de María Cárdenas, quien habló en nombre de otras 120 mujeres con cáncer de mama y que hoy en día no se pueden hacer tratamientos oportunos porque no llegan las medicinas para las radioterapias, que deben hacerse cinco años seguidos luego de la quimioterapia. “Un mes tenemos los fármacos y otros no, mientras, nuestra salud se desmejora considerablemente”.

Así como ella, Migdalis Rondón, paciente hemofílico y a quien le ha golpeado duro la escasez de Factor 9 de la coagulación, denunció lo grave que la están pasando en estados como Zulia y Lara, donde les están discriminando las dosis a los pacientes contraviniendo lo que receta el médico.

En lo que va de año han fallecido por la ausencia de este factor 19 venezolanos, según las estadísticas que lleva Rondón.

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Y por si fuera poco el sufrimiento de estos pacientes, en el servicio de Neurocirugía —dicho por sus propias madres que acudieron a la rueda de prensa y pidieron no revelar sus nombres por temor a represalias— hay un grupo de niños que necesita con urgencia válvulas cerebrales.

Sus mamás contaron que no las pueden comprar, tampoco los yelcos, agujas y catéteres y dijeron que eso lo necesitan de inmediato. Igual denunciaron que el pasado martes se dañó el quirófano y de nuevo se retrasaron las operaciones electivas. Adicional a este problema se encuentra el hecho de que este año han recibido —de acuerdo con los datos de Katherine Martínez, de la ONG Prepara Familia— 100 niños con cuadro de desnutrición. “En este centro no hay equipos como tomógrafos, Rayos X, máquinas anestesiólogas y constantemente faltan los reactivos en el laboratorio”, completó.

En medio de los testimonios, Freddy Cevallos, presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela (Ferfarven), comunicó que la escasez de medicinas alcanza 85 % en todo el país.

No obstante, Luis Francisco Cabezas, de Convite, dio datos específicos de los medicamentos para la hipertensión y arrojó que hay una ausencia de 97,9 % en 40 farmacias del Área Metropolitana de Caracas, situación que afecta principalmente a la tercera edad.

Ante todo este panorama, Codevida señaló que es imperativa la apertura a la cooperación internacional humanitaria. A las autoridades del Gobierno les piden avanzar en la implementación de la respuesta humanitaria y regirse por los principios de humanidad e imparcialidad.

“La cooperación internacional humanitaria no es injerencia ni intervención, es la garantía de los derechos a la salud, la alimentación y la vida en Venezuela”, subrayaron los voceros de la Coalición al finalizar la rueda de prensa.

Foto: Mabel Sarmiento Garmendia


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