“Se nos quemó todo y vivo debajo de una mata con mis cuatro hijos”

Incendio en Cabimas

Yohely tiene más de 50 días viviendo debajo de una mata de nin luego de que la casa donde vivía en Cabimas se incendiara. Hasta ahora ninguna autoridad regional le ha brindado ayuda.

Maracaibo. Hace ocho años que Yohely Saavedra vivía alquilada en una casa de la calle Arismendi, sector Barlovento de la parroquia Jorge Hernández de Cabimas. El pasado 11 de abril será un día que difícilmente podrán olvidar.

Ese día la joven madre se levantó temprano para ir al colegio de su hijo Diego a retirar su boletín, cuando venía de regreso una vecina la llamó por teléfono. ¡Corré que tu casa se está quemando!, le dijo.

Saavedra dice que jamás en su vida había corrido tanto, la angustia de pensar que a sus hijos les hubiese pasado algo, la desplomó a unos cuantos metros en los que podía ver la columna de humo ennegrecida.

La mayor de sus hijas, Yorgelis de 18 años, quien estaba al cuidado de sus hermanitos Diego de 10 años, Antonieta de cuatro años y Antonio de nueve meses, logró sacarlos. Ellos estaban en una de las habitaciones cuando la joven sintió que algo olía a quemado, al salir para verificar qué pasaba, ya las llamas habían consumido la mitad de la casa.

Cuando finalmente Yohely llegó, su hija se abalanzó sobre ella y solo pudo decir: “Mami, se quemó todo”. “Para mí lo importante es que ellos estuvieran con vida, lo material se recupera y abracé a mis hijos”, contó la madre.

Hasta el momento Yohely no ha recibido información por parte del Cuerpo de Bomberos de Cabimas sobre lo que causó el siniestro.

Se prolonga la tragedia

“Estoy viviendo debajo de una mata de nin con mis cuatro hijos porque perdimos todo”, suelta tratando de contener las lágrimas. Explicó que sus vecinos salieron ese mismo día a conseguirle ropa, comida y dinero en efectivo para ellos. Le regalaron una tabla que hace las veces de cama y ahí ponen una colchoneta con sábanas y trapos que han ido recolectando donde duermen los cinco.

Pasamos el día debajo de la mata y en la noche nos arrimamos a lo que quedó de la enramada para dormir”.

Tres días después del siniestro agarró fuerza para entrar a la casa.

“Le dije a unos vecinos que me ayudaran y recogimos todo lo que quedó de hierro para venderlo”. Con los 45 dólares que le dieron por la chatarra compró un ventilador, una licuadora y una cocina de segunda mano.

Para bañarse y hacer sus necesidades debe esperar que una vecina le dé permiso de pasar a su casa, dice que es una situación humillante. “Lo que hacemos es que cuando nos bañamos en la mañana tratamos de evacuar de una vez para no molestar más”, contó.

Con 37 años de edad, Yohely es T. S. U. en Educación y Seguridad Industrial, pero la falta de trabajo en La Costa Oriental del Lago la obligó a salir adelante barriendo patios, limpiando casas y hasta de albañil, batiendo mezcla. Dice que no se arrepiente porque así logró que sus hijos tuvieran todo lo que necesitaban, pero ahora es diferente.

Incendio en Cabimas
Yohely solo pudo recuperar un amasijo de hierro del incendio, lo vendió y con eso se ha mantenido hasta ahora/Cortesía Yohely Saavedra

Hace dos años trabaja recogiendo basura en una carreta alquilada por la que paga tres productos de los que hace a diario en la jornada y además, debe apartar dos más para pagar en el botadero en el que vierte los desechos. Su ganancia final es de tres a cuatro productos diarios y con eso le da de comer a sus hijos.

Esta semana retomó el trabajo y está segura de que con esfuerzo logrará salir adelante. Al mediodía ya está debajo de la mata con sus hijos porque teme que alguien se aproveche y les haga daño.

Tuve que pedirle a dos vecinos que se quedaran conmigo en la noche para que me cuidaran y yo a cambio les doy la cena, porque me da miedo que se vayan a meter y violen a mis hijos, esto por aquí es muy peligroso y a la intemperie más”, contó.

La vida en pausa

Ahogada en llanto contó que Diego, su hijo, padece de una condición especial.

“Hay que reconstruir su corazoncito prácticamente porque tiene un par de válvulas tapadas, lo tiene tan grande que casi le llega al estómago y además tiene soplo. Yo lo estoy llevando a consulta privada en Maracaibo porque aquí en Cabimas no hay cardiólogo. La doctora le puso tratamiento, pero si no mejora hay que operarlo. Todo eso se me quemó también”, dijo.

Otra de sus preocupaciones es que debido al incendio Yorgelis perdió el tercer semestre de Educación Inicial en la Universidad Dr. Raúl Osorio Lazo. También había comenzado el curso de la Policía Nacional Bolivariana y lo perdió.

Antonio, de nueve meses, presenta una infección pulmonar, debido al humo que inhaló, que necesita ser atendida y para eso los doctores pidieron una placa de tórax pero cuesta 15 dólares y su mamá no tiene como pagarla.

Incendio Cabimas
Yohely sigue saliendo todos los días a trabajar en su carreta recogiendo basura para alimentar a sus hijos/ Cortesía Yohely Saavedra

Gracias a la bondad de los vecinos del sector Barlovento que donaron algunos uniformes, medias y zapatos a Yohely, los niños retomaron las clases esta semana. “Me preocupa que no he conseguido nada para que mi hija mayor vaya a clases porque ella calza 41 y no consigo nada de su talla, menos mal una primita le dio una sandalitas para aguantar mientras tanto”.

“Nadie me escucha”

Los intentos por conseguir ayuda por parte del Gobierno regional, hasta ahora, han sido en vano. La madre de los niños denunció ante Crónica.Uno que el alcalde de Cabimas, Nabil Maalouf, organizó una recolección de fondos en su nombre y la ayuda aún no le llega.

Él le pidió a los empleados de la alcaldía que donarán un dólar para ayudar en mi caso, esta semana varios trabajadores me mostraron capture de las transferencias que han hecho y en vista de eso me fui a la alcaldía a pedirle explicaciones, pero él se burla de mí y solo me dice que me espere”.

También solicitó ayuda al gobernador Manuel Rosales cuando asistió el pasado 8 de mayo a la inauguración de un centro asistencial de la localidad. “Me le guindé del cuello para pedirle ayuda, entonces me atendió. Me dijo que me iba a ayudar con una casa para mis hijos y una secretaria me quitó los datos, pero sigo esperando”.

Cronica.Uno intentó comunicarse con el alcalde de Cabimas para pedir su declaración al respecto, pero su despacho no atendió la solicitud.

Cuando uno está en esta situación un mes es mucho tiempo, la vida nos cambió para mal y sinceramente yo no pido una casa con lujos, así sea que me den un rancho, porque yo sé que con trabajo la puedo mejorar, pero que se dejen de burlar de mí, que me ayuden, por mis hijos”, sentenció Saavedra.

Con la entrada de la temporada de lluvias en la región, la situación de la familia ha empeorado, esta semana se han inundado cuatro veces y ha tenido que pedirle a sus vecinos que le den abrigo a sus hijos mientras baja el agua que se empoza en el patio de su antigua vivienda. Además, teme que con la humedad, la estructura termine de ceder debido a que las paredes están agrietadas, producto del incendio.

Por ahora y manteniendo la fe de que la ayuda llegará tras el incendio, sigue trabajando como recogedora de basura y haciendo trueques con sus clientes por un poco de pollo, carne o queso para evitar que sus hijos pasen hambre y puedan ir al colegio.


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