Iván Valera sufre de insomnio y estrés postraumático por la detención que sufrió en Avalon Spa

Avalon

Los policías se los llevaron en calidad de testigos, pero las 33 personas que estaban en el Avalon Spa estuvieron detenidas de manera ilegal. Iván Valera, defensor de derechos humanos, cuenta su experiencia.

Valencia. ¡Arriba las manos Policía Nacional Bolivariana! Eso fue lo que escuchó Iván Valera mientras se tomaba unos tragos el domingo 23 de julio en las instalaciones de Ávalon Spa. Pensó que era un chiste, pero no. Eran las 5:30 p. m.

No tenía ni 30 minutos de haber llegado, estaba con un amigo y a su alrededor el pánico comenzó a reinar. Pero para Valera todo estaba en calma. Como defensor de los derechos humanos creyó en lo que decían los policías. “Los vamos a llevar en calidad de testigos a declarar”.

En varias oportunidades Valera había visitado el spa. Pero siempre a beberse unos tragos. “Es un lugar privado. Cada quien hace lo que quiera dentro de las reglas, pero yo nunca vi nada sexual”.

Fachada de Avalon Spa en la Av. 92 de Valencia. En la sopa de letras salen marcadas las letras que forman la palabra Avalon. Fotografía: Armando Díaz.

Avalon Spa, ubicado en la avenida 92, es la última casa de la calle y queda detrás del estacionamiento de Tijerazo.

El lugar cuenta con un área de recepción, una de lockers, baños, cabinas para cambiarse de ropa en privado, el área de masajes, una sala de estar, el área de fumadores. En el segundo piso, el área de videos, otras duchas, la sala de vapor de distintos tipos y otra área de fumadores.

Eran 39, no 33

Al lugar ingresaron entre seis y ocho policías. Para ese entonces no eran 33, sino 39.

“Dos eran policías y cuando se identificaron como funcionarios les dijeron que se fueran. Los otros eran personas conectadas con el gobierno. Estaban muy nerviosos. Ellos dijeron a quiénes estaban vinculados y les dijeron que se fueran”. Horas después vería a uno de esos policías en la comandancia.

En ese momento ya eran 33, pero a 30 los metieron en un cuarto por 40 minutos, mientras a los otros tres los dejaron apartados.

Para llevarlos a la comandancia de la PNB en Los Guayos, los policías les dijeron que ante la falta de unidades, ellos deberían irse en sus vehículos acompañados de un policía.

Iván Valera. Fotografía: Armando Díaz.

“No pisen el escudo”, les dijeron al llegar a la PNB, en vista que el símbolo de la policía está estampado en el suelo. Ahí fueron llevados a la oficina de la máxima autoridad de la institución.

Eran los brazos ejecutores quienes hacían todo, el jefe estaba muy apartado, con los brazos cruzados”.

Valera y los 32 se dan cuenta de que la situación es más tensa una vez que les quitan los teléfonos. “A mí no me lo quitaron porque lo había dejado en casa cargando”.

Al perder sus teléfonos entienden que están en calidad de detenidos, pero había más.

“Esto nunca lo había dicho, pero en una hoja nos hicieron anotar y firmar la cantidad de dinero que teníamos, y que para resguardo”. Valera dio sus 80 dólares, pero otros tenían más, otros menos. En total se recaudaron $1500, hoy perdidos.

Policía de Carabobo discute con los activistas al frente del Palacio de Justicia el martes 25 de julio. Fotografía: Armando Díaz.
En Los Guayos empieza la opresión

“¡Cállense que ustedes saben por qué están aquí. Ustedes hicieron algo malo!” Era lo que los policías decían cada vez que hablaba, pero la tortura psicológica venía después.

Una vez que una policía obtuvo las claves de cada celular comenzaban a acosarlos. “Mira la foto ¿Esto es lo que tú haces? ¿Así te gusta que te den?, lo tienes chiquito”. Las risas eran inmediatas entre los funcionarios.

Fue ahí cuando uno de los policías les dijo: “Los vamos a nombrar la banda de Las Barbies”, siempre refiriéndose a ellos en modo femenino.

Avalon
Fotografía: Armando Díaz.

Pero aún entre los nervios y la desesperación, desconocían qué pasaba con ellos. Llevaban cuatro horas dentro de la oficina. Hasta que los funcionarios los llevan a hacerse las fotos, y luego se las mandaron a repetir dos horas después porque habían “salido mal”, les dijeron.

Virales

Horas después los mismos funcionarios les hicieron saber que eran virales. “Miren ya son conocidos”. Se trataba de una publicación de Tik Tok que decía: “Orgía Expandiendo el VIH”.

Ya ellos estaban en el calabozo común en donde no los dejaban dormir ni hablar.

A Valera los nervios le pegaron en el estómago, pero no lo dejaban ir al baño. De hecho le decían que se hiciera encima. Otro policía ordenó que lo llevaran al baño, pero a la vista de su custodio, por lo que no le quedó otra opción que hacerlo mientras el otro reía sin parar.

Yendri Velásquez con una franela con el mensaje “No más discriminación” Frente al Palacio de Justicia de Carabobo. Fotografía: Armando Diaz.

A la 1:30 a. m. les permiten hablar con sus familiares, pero difícilmente les atenderían. Valera le dejó un mensaje de texto a su hermana desde otro celular. Ese fue el único momento en el que pudo hacerle saber su realidad.

Al Palacio de Justicia

Luego vino el traslado. Los meten a todos en los calabozos de 3×3 ubicados en el sótano del Palacio de Justicia.

Las celdas no solo eran oscuras, el olor a orín proveniente de la letrina los asqueaba, sumado al sucio de las paredes. Y de fondo, las risas e insultos de los otros detenidos que habían sido informados del caso de los 33.

“Se sacaban los genitales para que los viéramos y se lo sacudían”. En el calabozo estuvieron seis horas hasta la audiencia de las 11:00 p. m.

En la sala de audiencias esperaron a la jueza. “Se llamaba Marielba y luego de mucha espera llegaron los fiscales, todas mujeres y muy jóvenes, ninguna llegaba a los 30, quizás 25”.

La jueza que difiere

Nadie sabía los delitos y las fiscales lucían desorientadas. No habían tenido acceso a las actas judiciales. Mientras tanto la jueza salía de la sala para ausentarse dos horas.

En medio del silencio escuchaban la lluvia caer y las voces de sus familiares protestar en el exterior. La jueza volvió solo para diferir la audiencia para el martes a las 11:00 a. m. No dio explicaciones, solo se fue. Ahí Valera se derrumbó.

Activistas protestan frente al Palacio de Justicia de Carabobo. Fotografía: Armando Díaz.

Para ese entonces solo sabían que las protestas eran la razón de la demora. Por lo que los llevaron a otra celda, con “mejores condiciones” sin bañarse durante tres días y ahora con un trato más cordial, tras la repercusión mediática del caso.

Los funcionarios nos daban cosas y resulta que todo lo que nos daban era de nuestros familiares y ellos nos decían que eran buenos y lo habían comprado ellos”.

La audiencia de las 11:00 a. m. empezó ése martes a las 5:00 p. m. dividida en dos grupos uno de 17 y otro de 16.

Manifestante con la bandera del orgullo LGBT+ en las escaleras del Palacio de Justicia. Fotografía: Armando Díaz.
Encajar los delitos

Una vez conocidos los delitos, todos los abogados coincidieron en solicitar la nulidad y la libertad plena, pero ni siquiera en los momentos en los que les tocaba hablar la jueza los respetaba. “Apúrense”. Si no, se iba y luego volvía. De hecho tras dos cortes de luz, comentó: “¿Ven por qué les digo que se apuren?”.

Agavillamiento, ultraje al pudor y contaminación sónica son los cargos en su contra. Tanto el dueño como sus empleados siguen a la espera de un fiador y las peticiones de la defensa fueron desestimadas.

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El muro que se observa es de la sede de Avalon Spa, al otro lado de la calle hay un terreno baldío. Al fondo el Tijerazo y la estructura del Traki quemado. Fotografía: Armando Díaz.

Los abogados nos explicaban que los fiscales estaban forzando los delitos a encajar en un espacio en donde no entraba”.

De hecho cuando pidieron los estudios de contaminación sónica estos fueron negados.

Ahora en libertad Iván Valera sufre de insomnio, estrés postraumático y se sigue debatiendo entre si apelar y seguir con la denuncia. Le sorprendió el pronunciamiento de sobreseer la causa del fiscal general.

Si no me garantizaron mi derecho, ¿por qué ahora sí?  Que haya un sobreseimiento y no abran una investigación contra los funcionarios daría mucho que pensar”, concluye Valera.

Ivan Valera. Fotografía: Armando Díaz.

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