Joven muere en comisaría de la PNB tras ser detenido por la FAES

faes de la pnb | hallaron muerto a comerciante

La autopsia señala que la causa del fallecimiento fue un edema pulmonar severo. Sin embargo, los familiares sospechan que el muchacho pudo contagiarse de tuberculosis en el mismo centro de detención.

Caracas. Carlos Suárez, de 21 años, fue detenido por la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) el pasado 6 de septiembre, acusado por posesión de sustancias ilícitas, y murió en la comisaría de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en San Agustín, municipio Libertador, luego de cinco semanas. Según sus familiares, las condiciones del lugar provocaron el fallecimiento de este joven, que era vendedor ambulante en La Vega, parroquia donde también vivía.

Su madre, Maritza Navarro, lo vio en el centro un día antes de su deceso. Ese domingo 14 de octubre le suplicó a los policías que lo trasladaran a un hospital porque lo notó débil y delgado. “Estaba muy enfermo. No tenía buen aspecto. Nunca lo había visto así”, cuenta. Sin embargo, los funcionarios le dijeron que para cumplir esa solicitud necesitaba a un fiscal. Pero los tiempos no alcanzaron. Cuando la hermana de Suárez fue el lunes en la mañana a llevarle el desayuno mientras su mamá hacía las diligencias en el Ministerio Público, le informaron que un hombre con características similares a la de su familiar había sido llevado al hospital Miguel Pérez Carreño. Estamos seguras de que se les murió en esa comisaría. Lo llevaron muerto al hospital, comenta Navarro.

Los familiares de Suárez describen que las condiciones de esta comisaría eran paupérrimas.

Los propios policías llaman a los presos ‘los podridos’. Y es que de verdad están hediondos. Hay hacinamiento, enfermedades y todo es plata en ese lugar, cuenta una tía.

Cada visita cuesta 30 soberanos en efectivo y apenas dura 15 minutos. Los efectivos no garantizan la entrega de comida a los reclusos ni tampoco las bebidas. Carlos Suárez tenía tres días sin tomar agua. Su madre contó que antes de ingresar a este lugar él no presentaba síntomas de ninguna enfermedad. Sospecha que pudo haber sido contagiado de tuberculosis. Aunque la autopsia arrojó que falleció debido a un edema pulmonar severo.

Comisaría de la PNB en San Agustín

La organización Una Ventana a la Libertad publicó en su informe del primer semestre de este año que el hacinamiento en los centros de detención preventiva pasa de 270 % con una sobrepoblación de más de 8000 personas. Igualmente, subrayaron que 160 personas han muerto en estos lugares. Entre ellas, 34 fallecieron por tuberculosis y 15 por falta de atención médica.

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El 21 de octubre, Carlos Suárez habría cumplido 45 días detenido y debía ser presentado a su audiencia preliminar. “Tenemos policías agricultores, policías sembradores”, asevera Navarro. Ella sostiene que a su hijo le sembraron droga. La FAES lo detuvo mientras estaba caminando por Capitolio. “Ni siquiera sabían su nombre. Lo agarraron por detener a alguien y ya”, agrega.

Los familiares cuentan que un cambio de celda puede costar hasta 50 dólares. La última vez que vieron a Suárez, tenía abscesos en manos y piernas.

El artículo 4 del Código Orgánico Penitenciario establece que se debe “implementar, controlar, evaluar y aplicar actividades de enfermería, programas de medicina, suministros e insumos de salud y programas especiales de prevención de enfermedades endémica y/o pandémicas, procurando el bienestar físico y mental de los privados de libertad o personas sujetas a alguna medida restrictiva de libertad”.

Esta familia teme por la vida de otro de sus integrantes que también fue detenido por la FAES el pasado 8 de junio y se encuentra en la comisaría de la PNB en la Yaguara. Prefirieron reservar el nombre del recluso por motivos de seguridad, pero aseveran que esta unidad militar mantiene un mismo patrón en sus detenciones.

Fue igual. Le sembraron drogas y hasta balas que supuestamente pertenecían a las FARC. Por Dios, quién puede tener ese tipo de armamento. Solo los mismos policías, señaló la tía.

De acuerdo con la investigación que realizó Una Ventana a la Libertad, en 93 centros que debían albergar un total de 5900 personas, encontraron 14.525. Para esta institución, los centros de detención preventiva se han convertido en “pequeñas cárceles”.

Fotos: Cortesía


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