La alegría de las mujeres en comunidades vulnerables es lo que motiva a Margaret a donar copas menstruales

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Cuando Margaret hizo entrega de forma gratuita de copas menstruales en La Guaira, las mujeres se preguntaban a sí mismas: “¿Por qué no supimos esto antes?”, “¿por qué no nos avisaron que esto existía?”, “¿por qué no llegó antes a nuestras manos?”.

Caracas. La doctora Margaret Guerra recordó sus días de estudiante de Medicina cuando fue hasta Caruao y La Sabana a llevar la copa menstrual. Un equipo de estudiantes y especialistas de la Universidad Central de Venezuela (UCV) la contactó en enero de este año para pedirle que los acompañara durante una jornada médica y a llevar las Amacup hasta las costas más recónditas de La Guaira.

Margaret tiene 52 años, un color de ojos que parece que solo existiera en su iris y un rostro que transmite la misma paz con la que habla. Estudió Medicina en la UCV, pero hace más de 15 años añadió a su vida otras pasiones, como la fotografía, la meditación y el yoga. Durante el particular año 2020 presentó su marca de copa menstrual llamada Amacup. La única en Venezuela que hasta el momento tiene los permisos sanitarios del Ministerio de Salud.

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Foto: Luis Morillo

Desde que inició su proyecto, ha colaborado con fundaciones y organizaciones no gubernamentales llevando la copa menstrual a comunidades vulnerables. Para donar las copas, Margaret estableció la norma de que tiene que ir ella misma hasta el lugar y hacer las entregas bajo un formato de jornadas educativas que incluyen charlas y explicaciones de qué es, cómo se usa y para qué sirve la copa, y, además, entregar material informativo con todos los detalles sobre el producto.

Si yo no hago esas jornadas educativas, no dono copas, porque, si no, las copas van a terminar en el basurero”, cuenta Margaret.

Foto: Luis Morillo

Con estas iniciativas, Margaret no solo busca llevar una alternativa de ahorro, duradera y amigable con el medio ambiente a las mujeres en comunidades vulnerables, sino también educar y romper tabúes sobre la menstruación y la importancia de tener higiene sanitaria, y que sea de una forma saludable, segura, no tóxica y que, además, las haga sentir bien con ellas mismas.

“Todo eso se les explica para que ellas puedan recibir el producto y sentirse interesadas, motivadas y con curiosidad de empezar a experimentar algo que realmente les va a cambiar su vida”, relata la doctora.

En las charlas, Margaret aprovecha de hablarles también sobre el potencial femenino que tiene cada mujer, la importancia de aprender a amarse y quererse a sí mismas tal y como son, a entender que el ciclo menstrual es parte fundamental del desarrollo femenino y a dejar de verlo como algo desagradable que no es bienvenido.

Ahora mismo, en Venezuela, el paquete de toallas sanitarias más barato cuesta 1.424.000 bolívares. En promedio, y dependiendo de cada ciclo menstrual, una mujer debe comprar, al menos, dos paquetes por mes (1,6 dólares a la tasa del miércoles 17 de marzo). Eso significa casi la totalidad de un sueldo mínimo, que para este mes se ubica, extraoficialmente (porque aún no ha sido oficializado por el gobierno de Nicolás Maduro), en 1.800.000 bolívares.

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Foto: Luis Morillo

Según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), para el cierre de 2019, solo 43 % de las mujeres venezolanas en edad productiva participan de la actividad económica del país.

Las mujeres saltaron de alegría cuando conocieron y aprendieron sobre la copa. Pedían copas para sus hijas, hermanas, tías, “¡y hasta para sus abuelas!”. Se sintieron dichosas de felicidad de que algo así llegara a sus vidas, así es la descripción que da Margaret sobre cómo fue la experiencia en Caruao y La Sabana. Ella recuerda que, al tener la copa en sus manos, las mujeres se preguntaban a sí mismas: “¿Por qué no supimos esto antes?”, “¿por qué no nos avisaron que esto existía?”, “¿por qué no llegó antes a nuestras manos?”.

Para Margaret, la crisis de higiene sanitaria que existe en el país es tan fuerte que, cuando finalmente se le ofrece a mujeres en situación de vulnerabilidad la posibilidad de tener un producto que todos los meses les permita tener un ciclo menstrual de manera práctica, respetuosa, digna y bonita, representa un alivio y una solución para quienes no tienen acceso a productos de higiene menstrual.

Durante 2019, la Asociación Civil de Planificación Familiar (Plafam) calculó que los programas gubernamentales o creados por las ONG de planificación familiar y atención de salud sexual cubren solamente a 22 % de la población.

“Una mujer no puede estar todos los meses sufriendo por algo tan natural, sintiéndose incómoda y excluida; porque no puede trabajar, no puede ayudar a su comunidad o no puede ser proactiva para el crecimiento de la sociedad. Esto es una manera de incluirlas y hacerlas sentir parte”, expresa.

Orgullo, honra, agradecimiento y alegría es lo que siente Margaret hacia las fundaciones Alimenta la Solidaridad y CumisUCV de que le hayan dado la oportunidad de colaborar con ellos aportando un grano de arena con su trabajo. Hasta ahora, han sido más de 1000 mujeres beneficiadas con la copa menstrual, pero Margaret continúa con la voluntad de que ese número siga aumentando. Desde @Clubamacup están abiertos a colaborar en alianza con otras fundaciones u ONG que se interesen en promover el uso de la copa menstrual en zonas vulnerables.

Foto: Luis Morillo

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