De 50.000 trabajadores que tenía la empresa eléctrica a nivel nacional, 20.000 se han ido. El Centro de Formación Profesional “Germán Celis Saune”, ubicado en Carabobo, dedicado a la formación y preparación de mano de obra calificada en materia eléctrica, está desmantelado y cerrado desde hace seis años.

Maracay. De 50.000 trabajadores que formaban parte de la nómina de Corpoelec, más de 20.000 se han ido de la empresa. De esa masa laboral, 1100 estaban adscritos a la región de Aragua, de los cuales apenas quedan, si acaso, 600 trabajadores. La mayoría son profesionales de la ingeniería eléctrica, linieros y/o técnicos que decidieron emigrar en la búsqueda de mejores condiciones de vida. Muchos dejaron atrás años de servicio, pero otros ni siquiera renunciaron. Sencillamente no regresaron a sus labores.

Esta merma de profesionales y técnicos especializados coloca a la principal empresa eléctrica del país en una situación de minusvalía y vulnerabilidad, pues como señala el secretario ejecutivo de la Federación de Trabajadores Eléctricos de Venezuela, Alí Briceño, difícilmente se podrá recuperar ese capital humano, formado, además, en la única escuela técnica en el área que existía en el país desde hace 53 años: el Centro de Formación Profesional “Germán Celis Saune”, ubicado en Tocuyito, estado Carabobo, que luego del cierre técnico hace seis años, fue totalmente desmantelado. Desde su creación, el centro egresó a más de 8.000 jóvenes, muchos de ellos llegados del extranjero para ampliar sus conocimientos y habilidades en redes eléctricas, subestaciones, operadores y análisis de procesos comerciales.

Con el cierre del Centro de Formación Profesional “Germán Celis Saune”, institución pionera en Venezuela y en Latinoamérica, más de 600 alumnos se quedaron sin culminar sus estudios y 100 trabajadores que laboraban en las áreas de docencia, administración y el departamento operativo quedaron desempleados.

Como la escuela “Germán Celis Saune” está cerrada -dice Briceño- está ingresando personal a la corporación sin la capacidad y preparación para operar líneas o torres de transmisión y subestaciones, lo que pone en riesgo sus propias vidas y la de sus compañeros, pues, además, no cuentan con instrumentos, equipos, materiales ni unidades.

Para Alí Briceño,secretario ejecutivo de la Federación de Trabajadores Eléctricos de Venezuela, será muy difícil recuperar el capital humano

La diáspora y la ausencia de formación de personal de relevo que sustituya a quienes se fueron de Corpoelec ponen en grave riesgo a la empresa y, por supuesto, al país, que ya padece una grave crisis eléctrica. El peligro no es solo para los trabajadores que aún se mantienen dentro de la empresa, sino también para las instalaciones y el sistema eléctrico.

Hace tiempo que no se realizan los mantenimientos mayores en las subestaciones, en los  transformadores de potencia, en las torres y líneas de transmisión, cuyas áreas más vulnerables son la distribución y transmisión. Corpoelec padece una gestión ineficiente e incapaz que no planifica ni realiza mantenimientos mayores y preventivos al sistema”, sentencia el secretario ejecutivo de Fetraelec.

Esa incapacidad gerencial ha puesto al máximo de su capacidad a las subestaciones de potencia, a los transformadores y a las líneas de transmisión, lo que puede devenir en una reacción en cadena con la que algunos transformadores comiencen a fallar y seguramente se quemen. Esos transformadores de potencia no son fabricados en el país y ni siquiera se elaboran en Latinoamérica. Poseen unas especificaciones técnicas y en el que caso de que haya la necesidad de sustituirlos, tardarían en llegar al país más de un año.

Como ya ha ocurrido, Briceño alerta y advierte sobre el riesgo de que alguna ciudad quede totalmente a oscuras o de que hasta ocho estados se queden sin energía eléctrica simultáneamente. Por eso reitera el llamado, a las autoridades de Corpoelec, a retomar las medidas de planificación y prevención que se ejecutaban años atrás y que por desidia dejaron de realizarse.

“Ahora no podemos garantizar el fluido eléctrico al país, porque ni siquiera hay vehículos. El 85 por ciento de la flota de vehículos es chatarra y el 15 por ciento restante es insuficiente. Como ejemplo, hay una sola unidad medianamente operativa para cubrir los municipios Zamora, Sucre, Bolívar y Mariño en Aragua”, relata Briceño.

De allí que en nombre de los trabajadores de Corpoelec, el dirigente sindical rechaza categóricamente las acusaciones reiterativas del General Luis Motta Domínguez, de achacarle a presuntos sabotajes la crisis eléctrica que padece Venezuela.

Los trabajadores –concluye- no pueden garantizar el servicio aunque haya la mejor voluntad, disposición y capacidad de servicio”.

El comité ejecutivo de la Federación de Trabajadores Eléctricos (Fetraelec) se mantiene en asamblea permanente con los trabajadores, para denunciar la violación flagrante de los convenios de la Organización Internacional del Trabajo, de la Constitución de Venezuela y de la contratación colectiva, con la fijación, de manera unilateral, de un salario mínimo para todos los trabajadores de la administración pública, que implosionó la discusión reciente de la contratación colectiva y deja sin efecto las directivas sindicales, incluyendo a la de Corpoelec.

Fotos: Gregoria Díaz


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