La lluvia y la humedad enferman a los detenidos en las celdas del Cicpc El Rosal

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Según Magaly Huggins, criminóloga e investigadora de Una Ventana a la Libertad, la mayoría de los centros de detención preventiva en Venezuela tienen serios problemas para asegurar condiciones de vida digna para los detenidos.

Caracas. Cada vez que llueve, los reclusos del calabozo del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), en El Rosal, municipio Chacao, improvisan con bolsas debajo del techo para que no se inunden las celdas. 

En varias oportunidades, Keyla Martínez* ha recibido la ropa y las sábanas que se le mojaron a su esposo Pedro Herrera* durante una noche o día de lluvia. Desde que él ingresó a ese lugar, hace más de tres meses, el problema es constante. 

Las goteras y la humedad empeoraron las alergias y la sinusitis de Pedro, así que por las noches se le dificulta dormir, o casi no duerme. Como su condición de salud se agravó, su esposa solicitó un traslado médico que sigue en espera. 

Eso me perturba todos los días. Ojalá en este país hubiera justicia, pues ellos son presos no animales, expresó Keyla.

Centros sin condiciones 

Magaly Huggins, criminóloga y coordinadora de investigación Una Ventana a la Libertad (UVL), indicó que la mayoría de los centros de detención preventiva en Venezuela tiene serios problemas para asegurar la calidad de vida interna de los detenidos. 

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Foto: Archivo Crónica.Uno / Miguel González

Explicó que gran parte de esas celdas eran oficinas dotadas de aires acondicionados o ventiladores, pero cuando se convirtieron en calabozos eso cambió. En muchos no entra la luz de sol, ni hay luz artificial. Tampoco hay espacios para las visitas de familiares o abogados, comedores, ni duchas o pocetas. 

Hay casos en que los reclusos deben hacer sus necesidades en bolsas y guardarlas hasta que la familia las bote. Huggins mencionó que más de mitad de calabozos que revisó UVL no tiene pocetas, sino letrinas improvisadas.

“Reclusión riesgosa” 

En el Cicpc de El Rosal los privados de libertad le piden a sus esposas que les lleven algo para las chiripas, porque abundan. Se meten entre sus pertenencias y la comida. Keyla recordó que en una oportunidad mencionaron que iban a fumigar el lugar, pero aún siguen sin hacerlo. 

La investigadora de UVL dijo que en los centros de detención preventiva existe una gran cantidad de animales infectocontagiosos que transportan bacterias, como las cucarachas y los gusanos. Uno de los motivos es la mala higiene y la acumulación de basura. 

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Foto archivo: Miguel González

Asimismo, alertó que la detención en los calabozos representa una “reclusión riesgosa” producto de las malas condiciones, la falta de ventilación y el hacinamiento; detonantes de la proliferación de enfermedades. En 2022, UVL documentó que el hacinamiento en los centros de detención es de 334,55 %, lo que supera –de manera desproporcionada– la capacidad de albergue.

Los calabozos no se dan abasto para la cantidad de personas que ingresan. Y juntan a los sanos con los enfermos. Solo en la celda en la que está Pedro, de cuatro metros cuadrados, hay cerca de 30 reclusos. Familiares contaron a Crónica.Uno que hay otros privados de libertad que sufren de asma y la tensión. 

Extraoficialmente, se conoció que familiares de varios reclusos se dirigieron hasta la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público para denunciar que la tarde del jueves, 17 de agosto, funcionarios policiales, supuestamente, agredieron a algunos detenidos ocasionándoles lesiones. Se desconocen los motivos, tampoco se sabe cuál es el estado físico de los privados de libertad en este momento.

Salud en deterioro 

A Mario Barreto*, otro detenido que tiene más de seis meses en el Cicpc de El Rosal, hace un par de semanas le brotó un absceso en un glúteo que puede curar solo con una crema mentolada, porque no tiene otra cosa que aplicarse.

Las enfermedades más habituales en los calabozos suelen ser las respiratorias, la gripe común, fiebre, escabiosis, cuadros de diarrea y la desnutrición. La tuberculosis, aunque no es la más frecuente, es la que más muertes produce, según Huggins. 

De acuerdo con UVL, en 2022 hubo 11 muertes por tuberculosis; dos por dificultades respiratorias, y dos muertes por desnutrición e infarto, respectivamente. 

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Foto: Miguel González

Por otro lado, Keyla denunció que a pesar de que le entrega a los funcionarios los medicamentos que necesita su esposo, él no los recibe en su celda. 

Solo 48 horas de reclusión

La criminóloga Huggins resaltó que la permanencia en los centros de detención preventiva debe ser de 48 horas, mientras que el fiscal o el juez deciden si mandan a las personas a su casa o hasta una cárcel, y no dejarlos hasta tres años, como se ha visto en algunos casos.

“Nadie, por el delito que haya cometido, merece ese castigo. La intención de la justicia es ayudar a la persona que cometió una falta o delito a recuperarse. Por eso no pueden estar encerrados en los calabozos más de 48 horas”, sostuvo. 

Igualmente, recalcó la responsabilidad constitucional que tiene el Estado en garantizar la calidad de vida de los presos, ya sea en cárceles o calabozos. También habló de la falta de una política pública organizada e interseccional que permita responder las necesidades de esta población. 

(*) Se modificaron algunos nombres por medida de protección de la fuente

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