Los médicos que reciben a las parturientas les advierten que la sala de partos, habilitada en el servicio de Admisión, está contaminada. Aun así, las pacientes se quedan porque, o bien no tienen recursos para ir a una clínica privada o ya han sido “ruleteadas” por otros hospitales.

Caracas. El personal de salud de la Maternidad Concepción Palacios Médicos está endeudado hasta con los santos: ya no sabe cuántas velas y rezos debe pagar para que se haga el milagro en este puesto asistencial, que cada día va de mal en peor.

Desde hace dos meses, la sala de partos que funcionaba en el piso 1 fue cerrada. La remodelan “a paso de morrocoy”, según los trabajadores.

Pero lo que más alerta a los galenos es que deben recibir hasta 80 pacientes al día, muchas de las cuales son referidas a otros nosocomios. “Aquí dejamos a las mujeres cuya vida, y también la del bebé, están en extremo riesgo. No tenemos capacidad para más”, dijo la doctora Amara Nader, quien acotó que necesita más dedos en las manos para contar las veces que ha denunciado la situación.

Nader informó que solo tienen habilitados tres cubículos en el servicio de Admisión y que cuentan con apenas cuatro incubadoras en la terapia neonatal, cuando deberían tener mínimo 20.

“Con esa poca capacidad no podemos recibir a muchas pacientes.  No tenemos las condiciones. Además, el área está contaminada. Al igual que los cuatro quirófanos. La semana pasada se cayó el techo del pasillo que comunica con los pabellones y toda esa área se contagió”, destacó.

Aun así hacen intervenciones quirúrgicas. “Solo recibimos las emergencias más graves. Se hacen a todo riesgo. Nosotros se los decimos a las pacientes, a cada una, que se van a contaminar y ellas deciden quedarse, pues no tienen más opciones. Aquí los casos de afecciones nosocomiales son altos”, explicó la médico, quien además denunció que en estos momentos no tienen antibióticos para controlar las infecciones.

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Los camilleros se quejan porque las sillas de ruedas tienen piezas dañadas.

Al déficit de insumos y medicinas —que han denunciado por todos los medios—, los galenos suman el deterioro de la infraestructura, de los equipos médicos quirúrgicos y la ausencia de una política sanitaria que garantice la prestación del servicio.

Crece la lista de quejas

Los camilleros en el servicio se quejaron por el mal estado de la indumentaria de trabajo. Comentaron que solo cuentan con cinco sillas de ruedas que tienen los accesorios dañados y con seis camillas que también están en condiciones deplorables.

En la maternidad tampoco hay comedor: está cerrado y en el completo abandono. “Así ha estado en estos últimos 9 años”, dijo Esther Figueroa, trabajadora y vocera del sindicato.

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Desde hace 9 años está cerrado el comedor.

En estos momentos la comida les llega directo del hospital Militar Carlos Arvelo, pero las viandas se envían una vez al día. Los familiares deben cubrir el resto de las porciones de los alimentos.

También con el laboratorio tienen problemas, por lo que solo toman muestras a las hospitalizadas. Al resto de las pacientes les mandan a hacer los exámenes por fuera, incluso si se trata de una hematología simple.

“Hasta el tubo lo tenemos que comprar. Me costó 350 bolívares, ahora se lo llevo a la enfermera para que le tomen la muestra  y luego voy a hacer por fuera el examen”, dijo uno de los familiares, que se encontró con la protesta  protagonizada este martes por los trabajadores en la recepción de la maternidad.

El servicio de Rayos X es otro de los afectados por la escasez de insumos. Desde hace un mes, los radiólogos no tienen químicos para fijar las imágenes.

No menos importante en la lista de quejas están las filtraciones que carcomen el edificio de la maternidad antigua, donde llevan dos meses sin agua.

CRÓNICA UNO/Mariana Mendoza
El edificio de la maternidad antigua está minado de filtraciones.

“Cerraron el chorro para evitar las filtraciones, pero igual tenemos espacios inundados como consecuencia de las aguas de lluvias que se empozan y luego gotean al segundo piso”, dijo Esther Figueroa.

Los frisos de este edificio están abombados por la acción del agua. También pisos y escaleras están corroídos debido a la falta de mantenimiento.

En el patio central hay dos cestas con sus estructuras de metal que simulan una cancha de básquet. De hecho, las marcas dejadas por los pelotazos en las paredes dan cuenta de la cantidad de partidos librados en esa área del hospital.

“Y eso es porque aquí todavía quedan ocho familias en calidad de damnificados. Tienen más de cinco años ocupando unas oficinas habilitadas como albergue en 2010”, contó la sindicalista.

Promesas en puertas

El 13 de julio de este año, José Luis Odreman, director de este centro asistencial, y Álvaro Hernández, director general de la Fundación de Edificaciones y Equipamiento Hospitalario (Fundeh), anunciaron que un total de Bs. 300 millones serán invertidos en la reparación de las salas de partos y en la nueva terapia intensiva neonatal de la Maternidad Concepción Palacios, a fin de garantizar atención integral y oportuna a todas las usuarias.

Según Odreman, la nueva terapia intensiva neonatal tendrá una capacidad de 18 cupos para los recién nacidos, lo que aumentará el nivel de respuesta que se ofrece a las usuarias.

Este martes Crónica.Uno intentó entrevistar al doctor en el marco de las denuncias hechas por los trabajadores, pero fue informado que este se encontraba en una reunión metropolitana de salud.

Piden ajustar cuentas

A la par de los problemas de infraestructura de la maternidad, los trabajadores piden a los ministerios de Trabajo y Salud sentarse a discutir con ellos la contratación colectiva, vencida hace un año.

Pablo Zambrano, directivo de la Federación de Trabajadores de la Salud (Fetrasalud), indicó que 450 mil trabajadores sanitarios en todo el país están afectados por la postergación de las negociaciones.

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Pablo Zambrano pidió ajustar los salarios mínimo a 164$.

Señaló que hace un mes ellos solicitaban igualar a Bs. 100.000 los salarios. “Pero ya no nos manejamos en ese rango debido a la inflación y a la devaluación constante de la moneda. Los trabajadores no podrán afrontar la realidad con aumentos porcentuales sobre el salario base. Un alza de 100 % nos dejaría un sueldo de Bs. 35.000, que no nos sirve”, explicó Zambrano.

Para sostener la crisis propuso que, inicialmente, los trabajadores devenguen el equivalente en bolívares a 160 dólares al mes.

“No podemos hacer uso del derecho a huelga porque ya los hospitales no funcionan ni en sus servicios básicos. Queremos que entiendan que hay una economía virtualmente dolarizada y que nos paguen en base a la paridad del dólar”, expuso.

En estos momentos ganan, según la convención vencida, Bs. 3.000 por concepto de uniformes y Bs. 300 para transporte.

En el Clínico exigen pagos 

En el hospital Clínico Universitario de Caracas (HCU) también hay molestias entre los trabajadores. En esta oportunidad, le tocó el turno a los médicos residentes del departamento de Cirugía Cardiovascular, a quienes no les han cancelado las guardias nocturnas ni las de los fines de semana desde hace un año y medio.

Los pacientes de ese departamento protestaron la mañana de este martes en la entrada del Clínico. Es la segunda vez que lo hacen en el mes de julio. “En las noches, los sábados y domingos estamos sin médicos. Solo nos atienden las enfermeras. Dijeron que no van a trabajar hasta que les paguen. Estamos a la buena de Dios”, contó resignado, Ubaldo Nogales, uno de los afectados.

Foto: Crónica Uno/Miguel González
Cerca de 20 pacientes esperan por intervenciones.

Bernardino González, quien también está recluido en ese centro asistencial desde hace tres meses, junto a varios familiares ha tenido que comprar los insumos y medicamentos necesarios para que lo operen de una obstrucción en el tronco y dos venas. “Me hice los cateterismos y exámenes, no me han dado respuesta de la fecha de la operación y corro el riesgo de que se me venzan tanto los medicamentos como los chequeos que necesito”, enfatizó.

Gases arteriales, oxigenadores y bandejas de tubos son equipos indispensables para realizar las intervenciones que necesitan los más de 20 pacientes de ese servicio. Pero no pueden comprarlos ya que son demasiado costosos y eso le compete al HCU. La última vez que se llevó a cabo una operación en ese departamento fue hace dos meses. Incluso hay internos que tienen un año en el HCU y aún no los han ingresado al quirófano.

Para colmo, el anestesiólogo especializado en ese tipo de cirugías solo va los días lunes, por lo que si a alguno le dan fecha de operación para cualquiera de los otros seis de la semana, tendría que postergarla nuevamente.

Fotos: Mariana Mendoza/Miguel González


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