Es muy fácil pensar que las 64 playas aptas de La Guaira ocupan la escena del turismo y la recreación en la entidad. Sin embargo, hay opciones en los balnearios de algunos ríos, como el de Camurí Grande, que ya empiezan a ser más concurridos por visitantes y lugareños.
La Guaira. Aunque los 170 kilómetros de costas son preponderantes en la vida social de los guaireños, los balnearios alrededor de algunas cuencas fluviales, como el de Camurí Grande, también entusiasman a cientos de lugareños y visitantes.
A más de una hora del oeste de Caracas, este torrente fluvial está a pocos metros de playa Panty, una ensenada de fuerte oleaje que atraía a los caraqueños y practicantes del surf en los años 80 y 90 del siglo pasado.
En la actualidad, no es extraño que en domingo haya más bañistas en el río Camurí Grande que en la mencionada playa y hasta en otras de renombre como las de los balnearios de Naiguatá y Los Ángeles, respectivamente.
Estuvimos un rato en las playas de Naiguatá, pero decidimos venir para acá: hay mejor atención y es más barato”, señaló Amira Betancourt, quien estaba en compañía de su esposo y dos hijos.
Con el celular en sus manos, grababa videos de sus pequeños que hacían clavados desde las losas de concreto del río hacia aguas más profundas.
“Disfrutan mucho esos clavados y la alegría de ellos es la mía, definitivamente”, explicó la mujer que es enfermera del Hospital Periférico de Catia, en la parroquia Sucre de Caracas.
Cerca de ella, Evelio López estaba bajo una sombrilla, tras arribar de Punta Care, un caserío ubicado entre Anare y Los Caracas. Prefiere el ambiente de Camurí Grande y no el de las playas.
Yo me vengo para acá y gozo un puyero viendo a mi nieto. Les regalo todas las playas a los caraqueños”, comentó el profesor de Metodología de la Investigación de la Universidad Marítima del Caribe.
Caudal apacible
Aunque en la tragedia de Vargas de 1999 y las vaguadas de 2005, 2021 y 2022, se han registrado situaciones de pánico y desbordamiento del río Camurí Grande, no es menos cierto que es una cuenca amplia, cuyo caudal suele ser apacible.
Tenemos como clientes hasta socios de clubes privados cercanos, como Camurí Grande (frente al río), Puerto Azul y Playa Azul, quienes se echan su paseadita por aquí para bañarse en el río, en el que ofrecemos servicios de toldos, sillas, estacionamiento, comidas y sitios para que la gente pueda hacer sus sancochos (sopas)”, dijo Eduardo Rivas, quien es habitante de la zona.
El costo de los servicios es similar al de las playas guaireñas: un toldo y dos sillas valen 10 dólares (Bs. 250); un plato de pescado frito, ensalada y tostones oscila entre $10 y $15; el estacionamiento de vehículos y motos no supera el dólar, así como cada cerveza.
Aun así, todavía se aprecia que la mayoría de los visitantes se aprovisiona de sus refrigerios, bebidas, agua potable y sillas para el descanso.
“Es chévere, me ha gustado venir a este río a reponer fuerzas para continuar trabajando para ayudar a la familia”, indicó Mónica Altuve, quien agregó que también le agrada el río de la ciudad vacacional de Los Caracas “pero queda muy lejos de mi casa en Bello Monte”.
Junto al de Camurí Grande, los ríos de Los Caracas, Naiguatá, Osma, Oritapo, Todasana, La Sabana, Caruao y Chuspa, conforman alternativas de esparcimiento en un estado más conocido por su matrimonio con el mar Caribe.
“Creo que la gente debería venirse más a menudo a la playa del río, es fabuloso lo que uno vive aquí en Camurí Grande”, añadió Betancourt.
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