El especialista en análisis de opinión pública, Félix Seijas, considera que un cambio en el liderazgo de la oposición no dependería hoy de un movimiento intencionado de los partidos sino “de otros eventos que hicieran surgir otra figura”. Sostiene que la respuesta de Guaidó a los hechos de Macuto apenas llegó a la población opositora con acceso a redes sociales; el resto del país solo conoció la versión de Maduro.
Caracas. El director de la encuestadora Delphos y especialista en análisis de opinión pública, Félix Seijas, sostiene que los efectos políticos de la fallida Operación Gedeón sobre la conformación de la oposición no serán inmediatos.
A su juicio, no es previsible una reestructuración del liderazgo opositor ni una sustitución de Juan Guaidó como su principal conductor de manera inminente por una razón central: “Lo que Guaidó representa no se puede sustituir rápidamente”.
Seijas respondió este lunes a Crónica.Uno varias preguntas sobre el impacto que el manejo político de la Operación Gedeón tanto por la administración de Maduro como por el gobierno encargado podrían tener en la oposición. Esto nos dijo:
¿Usted cree que la respuesta política tanto de Maduro como del gobierno encargado puede forzar a la reestructuración a lo interno de la oposición?
–No en el plazo inmediato. Las diferencias dentro de la unidad son claras, el G-4 apoya a Guaidó pero sus diferencias son conocidas y se dirimen. Los hechos de Macuto podrían reforzar esas diferencias, pero no al punto de provocar un ruptura inmediata. Eso no se va producir porque lo que Guaidó representa no se puede sustituir rápidamente: él es el presidente de la Asamblea Nacional y el principal referente para la comunidad internacional ¿qué otra figura va a tener ese respaldo legal en el corto plazo? Eso es muy difícil y complicado.
Además, en este momento no existe otra figura dentro del país que pueda aglutinar la mayoría de las voluntades. Esa figura hoy es Guaidó y mientras no se dé otro evento que haga surgir a otra figura, la posibilidad de que las fuerzas políticas de oposición hagan algún movimiento para tomar el control o cambiar a la cabeza de ese bloque luce disminuida.
Lo ocurrido en Macuto y la respuesta institucional de Guaidó y de Maduro ¿a quién fortalece?
–Aquí hay que analizar los hechos en dos niveles. Por un lado, tienes a una población opositora informada o que al menos tiene acceso a redes sociales, que es la única vía de comunicación de la oposición y de Juan Guaidó en este momento. Ese grupo se ha enterado de todo lo que pasó y cómo pasó. El principal reclamo que le hacen a Guaidó es que su promesa desde enero de 2019 que es el cese de la usurpación no ha sido cumplida. Antes de Macuto, en este trayecto ha habido dos eventos (el 23-F y el 30-A) que se percibieron como fallidos. Lo de Macuto ellos lo conectan en esa misma línea de eventos, como un nuevo intento de dar ese knock out.
Más que responsabilizar a Guaidó por lo que pasó o no pasó en Macuto, lo ven como la evolución de una estrategia en la que se ha venido insistiendo y que no ha producido resultados.
Luego tienes a otro segmento de la población, tanto de opositores como de oficialistas, que tiene menos acceso o no tiene acceso alguno a redes sociales y en el que el mensaje que penetra es el del Gobierno. Este grupo de personas intenta decantar del relato oficial lo que es mentira y lo que es verdad pero, en general, el cuento que cuenta el gobierno de Maduro tiene sentido para ellos. Entonces Macuto es simplemente una derrota más del grupo opositor y los sucesos refuerzan la imagen de fortaleza del Gobierno no porque sea bueno sino porque tiene la fuerza para derrotar estos intentos. En este segmento, por su puesto que la imagen de Guaidó como referente de cambio se debilita.
¿El partido Voluntad Popular podría verse desplazado dentro del bloque opositor tomando en cuenta que se les vincula con otras vías de acción fracasadas en el pasado como La Salida en 2014, las protestas de 2017 y el 30 de abril de 2019?
–Aplica lo mismo que aplica a Guaidó. Es difícil en lo inmediato que se dé un desplazamiento de VP por parte de las otras fuerzas de oposición porque Guaidó es quien representa los intereses de ese partido.
¿Se puede comparar el efecto político de Macuto sobre la unidad opositora con otros eventos como lo ocurrido en abril de 2002 o de abril de 2019?
–Respecto a abril de 2019, la gran diferencia es que hoy ha pasado un año de desgaste emocional de los opositores. El momento estelar de apoyo explícito y de confianza en que se podría lograr el objetivo del cese de la usurpación ha pasado y estos eventos hacen a la oposición menos fuerte. Además, Macuto agarra a la oposición debilitada en muchos otros aspectos en relación con 2019: dirigentes exiliados, refugiados, presos e incluso muertos. La fuerza de la oposición no es la misma que hace un año.
¿El manejo dado por Guaidó a los eventos de Macuto, con comunicados poco informativos, con voceros que se contradicen, podría poner en peligro el apoyo internacional del que ha gozado hasta ahora?
–Sin lugar a dudas que esto que ocurrió es muy incómodo para la comunidad internacional. Difícilmente los países van a expresar apoyo a esos hechos o van a permitir que se identifique su imagen con eso. Todo esto hace a la comunidad internacional más cauta al respecto. Es un momento crítico y más adelante se verá, pero Guaidó tendrá que manejar toda esta situación sabiamente para que no le afecte más allá. En Estados Unidos ya vimos que se inició una investigación promovida por los demócratas que, claro, están moviendo sus piezas por la inminente campaña electoral de este año y porque en estos hechos están involucradas aparentemente unas armas fabricadas en EE. UU.
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