Mineros de Tumeremo aseguran que si no trabajan en las minas se morirán de hambre

mineros de tumeremo

Mineros en Tumeremo reclaman la reapertura de más de 30 minas cerradas hace más de 3 meses por el comandante del Ejército, Ernesto Solís, al que acusan por desapariciones forzosas y atropellos contra el pueblo.

Tumeremo. Milagros Cabrera tiene 40 años de edad y 18 años trabajando como minera en Tumeremo, municipio Sifontes al sur del estado Bolívar. Es una de los miles de mineros en Tumeremo que reclaman al comandante del Ejército, Ernesto Solís, la reapertura de más de 30 minas de las zonas Corre Gente, Bochinche y Los Candados cerradas hace más de tres meses.

“Que nos dejen trabajar”, “fuera Solís”, “el pueblo está pasando hambre”. Son las frases que más se escuchan en el pueblo. Desde que el Ejército les impide la entrada a las zonas mineras, los mineros en Tumeremo han tenido que rebuscarse para medio sobrevivir ante la crisis económica que impulsó a muchos a optar por la minería.

Cabrera señaló que aproximadamente 70 % de la población de Tumeremo es minera. Milagros vende café, helados de teta, nada comparado a las ganancias que esporádicamente le dejaba la mina, unas veces más y otras menos.

“La minería es suerte. Nosotros no sabemos lo que tenemos bajo la tierra, pero en un día me podían quedar 10 gramos de oro; al precio que está ahorita, 510.000 bolívares cada gramo de oro, hacía bastante. ¿Cómo nos sustentamos vendiendo un café en 2000 o 3000 bolívares?”, señaló Cabrera.

Cuando se refiere al comandante Ernesto Solís, coincide con las calificaciones del resto: un agresor, torturador. Es al que responsabilizan por ejecuciones y desapariciones forzadas en las minas y en el pueblo de Tumeremo.

Para Solís todos somos hampa, y no es así. Él está abusando de su poder, pero lo que no sabe es que cuando el pueblo se levanta las calles son de sangre, agregó Cabrera.

mineros de tumeremo
Los mineros están atemorizados y denuncian amedrentamiento. Foto: Jhoalys Siveiro.
Estallido social

María Farías es una de los tantos profesionales que abandonaron sus trabajos por la minería. Es licenciada en Educación, oriunda de Cumaná, y desde hace un año trabaja en la mina.

El alcalde estuvo el mes pasado reuniéndose con los mineros, pero no hemos obtenido respuesta. El pueblo está muriéndose de hambre.  No podemos hablar porque nos amedrentan. Esto es un pueblo minero, aquí no hay petróleo, aquí no hay gas. Presidente, no espere a que haya un estallido social, advirtió.

Denunció también que mientras ellos llevan tres meses sin trabajar la mina, “el oro se lo están llevando los colombianos, los brasileros, y el verdadero minero venezolano pasando hambre”.

Calculó que solo en la zona de Corre Gente hay en promedio 4000 mineros afectados.

“Tumeremo está destruido. El pueblo ha sido muy calmado si no, qué no hubiera pasado ya. Estamos aterrados, porque si hablamos nos pueden matar”, agregó  Liliana Hernández.

Mariluz Bodrego es de República Dominicana. Con años en Venezuela, hoy se dedica a la minería, precisamente en una de las que están cerradas por el Ejército.

“Lo que pedimos es que nos dejen trabajar. Lo que mueve todo aquí es la mina y si no se trabaja la mina, la gente se muere de hambre”, afirmó Bodrego.

El sector comercial, formal e informal, también resulta afectado. Aseguran que la mayoría de las ventas las obtienen de compras que hacen mineros.

“Aquí está pasando una catástrofe. Aquí hay masacres, el Ejército contra los mineros. El comandante del Ejército tiene la mina parada porque él dice y ya. Las clases empezaron y los niños no han podido ir porque sus padres no tienen cómo comprar los útiles”, detalló William Padilla, también minero.

La amenaza es cerrar la troncal 10. Esta vía comunica a Tumeremo con el municipio Gran Sabana, El Callao y Piar y es la que conduce a Brasil. Pero el temor es que ocurra otra masacre.

“Queremos que antes de que pase algo en Sifontes, abran las minas”, aseveró Padilla.

Más desapariciones 

El 13 de septiembre, un grupo de mujeres familiares de mineros desaparecidos denunció que hay más de 400 cuyo paradero se desconoce desde hace casi 3 años. Mismo tiempo de la llegada del comandante Ernesto Solís, al que acusan directamente.

La zozobra sigue. Hace un mes desapareció un joven que trabajaba en la vía de Bochinche, donde el año pasado fueron asesinadas 7 personas. Yerania Lara comentó que desde hace una semana no saben nada de otros 5 mineros.

Lo que presumen es su muerte, como la del resto. Los cuerpos, por lo general, no aparecen, y muchos ni siquiera tienen dolientes. Al ser de otros municipios o estados del país, sus familiares ni llegan a enterarse de lo ocurrido.

Se ha ido a hacer el reclamo en Fiscalía, en el Cicpc, y los cuerpos no aparecen. No solo en la mina hay casos de personas que no aparecen. En el pueblo también las secuestran, las matan. ¿Por qué? Porque son mineros”, denunció Lara.

Gladys Pedroza sabe que su hijo está muerto. Fue en agosto de este año cuando la llamaron: “Vente que mataron a tu hijo”. Hay testigos que dan fe de que fue el Ejército. Gladys pide todo el peso de la ley para el comandante Solís. Aseguró que después de torturar a su hijo, lo ejecutó.

“Si usted decía o tenía la sospecha de que mi hijo era un delincuente, lo correcto era que lo entregara a Fiscalía, que lo presentara ante un tribunal. Usted no es nadie para quitar vidas. Váyase de Tumeremo, que lo que ha causado es sangre”, exigió.

Aunque denuncian abiertamente al Ejército por el cierre de minas, desapariciones, ejecuciones y la zozobra en el pueblo, nadie se atreve a hablar de la presencia de grupos irregulares.

“Aquí todos saben lo que pasa. No puedo hablar ni señalar a nadie porque después me buscan y me matan”, indicó una minera. Otros esquivan la pregunta.


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