Mujeres participan menos que los hombres en la rezagada actividad económica de Venezuela

Apenas 4 de cada 10 mujeres participan en la fuerza laboral, mientras que la proporción por el lado de los hombres es de 7 de cada 10. Las cifras son de la última edición de la Encuesta Sobre Condiciones de Vida en Venezuela. El rol de la mujer a cargo de las tareas del hogar la alejan de obtener un empleo formal y la hacen más vulnerable.

Caracas. La recesión económica se ha prolongado por siete años en Venezuela. El rezago de la nación es abismal cuando se le compara con otros países de América Latina. La Encuesta Sobre Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi 2019-20) revela que el nivel de participación en la actividad económica de la población es el más bajo de la región, siendo Argentina el que se acerca más y Perú el más distante. La peor parte la llevan las mujeres, quienes participan menos que los hombres.

El informe publicado esta semana expone que 71 % de los hombres participa en la actividad económica, mientras que las mujeres 43 %, apenas 4 de cada 10 mujeres. La Encovi advierte que en todas las edades “son amplias las brechas de género”. Por ejemplo, en la población de 35 a 44 años el nivel de participación de los hombres llega a 91 % y el de las mujeres a 62 %.

El nivel educativo no representa ningún peso para las mujeres, pues en los indicadores de escolaridad casi no hay brechas de género. Sin embargo, son más los varones que participan en el mercado laboral. La abogada Estefanía Mendoza, coordinadora de Mulier, una organización que vela por los derechos de las venezolanas, explica que esta menor participación en la actividad económica responde al histórico rol de los cuidados que se le ha asignado a la mujer.

En Venezuela las mujeres son mayoría en la jefatura de los hogares. En los estratos de menores ingresos la cifra es mayor. La encuesta señala que 72,7 % de los hogares más pobres tienen a mujeres a la cabeza, en el quintil con mayores ingresos la cifra es de 52,1 %. En las familias más pobres la tasa de participación y ocupación de las mujeres también es más baja.

Un informe sobre Venezuela y Centroamérica de la ONG internacional Oxfam advierte que algunos grupos son más vulnerables al múltiple impacto que ocasiona la pandemia por COVID-19. Entre ellas las personas en condición de pobreza y “particularmente las mujeres cabezas de hogar”.

La abogada Estefanía Mendoza sostiene que los cuidados de los hijos, de los ancianos o enfermos siguen recayendo totalmente sobre las mujeres. “En especial en un contexto como el venezolano donde hay una crisis de servicios públicos y en el que no hay respuesta del Estado para educar y atender la corresponsabilidad del cuidado de los niños”.

La especialista recuerda que en el pasado el Estado mantenía programas como el Simoncito para los niños, hogares de cuidado diarios o existían guarderías a precios más accesibles en las zonas populares. Además, los colegios contaban con servicios de alimentación, lo cual permitía aligerar las cargas a las mujeres.

Las mujeres que son cabeza de hogar, en condiciones de pobreza, enfrentan todos los días retos para subsistir; como en todas las crisis, mujeres y niñas llevan la mayor carga que genera la desigualdad, alerta Oxfam.

ONU Mujeres señala en un documento publicado en mayo de este año que el trabajo de cuidados no remunerado a cargo de las mujeres, que en la región ya es el triple del que realizan los hombres, se ve agravado en contextos de crisis como la pandemia. En Venezuela los casos por covid llegaban a 8372 hasta el 9 de julio.

Las mujeres suelen trabajar en economía informal o en labores no remuneradas asegura la ONU, lo que las hace más vulnerables a enfrentar situaciones de violencia. Mendoza explica que la falta de independencia económica lleva a algunas mujeres a aceptar relaciones que pueden rayar en abuso. El colectivo Utopix registró 21 femicidios en junio; los crímenes por razones de género no han cesado ni siquiera durante el confinamiento.

Estefanía indica que las mujeres funcionan a través de redes. Una gran parte de ellas ha perdido su sistema de soporte debido a la migración. Por ejemplo, la hermana, la mamá o la vecina que la ayudaba en el cuidado de los niños, mientras ellas iban a trabajar o estudiar. El deterioro del poder adquisitivo también hace cuesta arriba pagar una guardería.

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Foto referencial: Crónica Uno/Cristian Hernández

ONU Mujeres recomienda a las instituciones suspender las condicionalidades en los programas de transferencias monetarias y asegurar mecanismos alternativos para el cobro de las ayudas que minimicen desplazamientos y eviten aglomeraciones durante la pandemia. El organismo también exhorta diseñar programas complementarios para la generación de ingresos de las mujeres, que además involucren a las organizaciones de mujeres en el diseño y su ejecución.

Niñas y adolescentes también faltan a las escuelas por los embarazos adolescentes o ante la imposibilidad de gestionar productos de higiene menstrual. A juicio de la abogada, si no se tiene una perspectiva de género para atender los problemas, las mujeres seguirán quedando rezagadas de la fuerza laboral.

La coordinadora de Mulier recuerda que las organizaciones pasaron años promoviendo en las mujeres el microemprendimiento. Esto les permitió tener su propio horario de trabajo o hacerlo desde casa, sin embargo, no significó una incoporación de peso en la actividad económica que les procurara un ingreso estable, jubilación o tener seguro médico.

Cada vez se hace más difícil y poco a poco nos vamos quedando al margen. No es solo cuestión de estudiar o de tener ganas, es una situación de condiciones y para tener las condiciones hay que revisar todo este escenario con perspectiva de género, subraya la abogada Estefanía Mendoza.

La Oxfam señala en su más reciente informe que la situación de la población venezolana es incierta en medio de una crisis económica y sanitaria. “Con ingresos insuficientes y servicios básicos deficientes, tienen que salir a la calle a buscar qué comer a pesar del riesgo”, se lee en el documento.

Para Estefanía, hasta que no haya políticas públicas que eduquen sobre la corresponsabilidad de las tareas del hogar no habrá una incorporación igualitaria de las mujeres en el sector laboral. Además, recuerda que la menor presencia de mujeres en la actividad económica significa menos ingresos y desarrollo para el país, debido a que estas pudieran estar siendo económicamente más productivas.


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