En casa de los Marrero la Navidad se queda hasta después de la Paradura del Niño

El pesebre es un homenaje a los 800 años del primer nacimiento hecho por san Francisco de Asís, así como por los 100 años de la diócesis de Valencia, en el estado Carabobo.

Valencia. En varias ciudades del país los nacimientos permanecen hasta el 2 de febrero, día de la Presentación del Señor, en la liturgia católica, junto con la fiesta de la Virgen de la Candelaria. La Paradura del Niño, una tradición muy andina, se ha desplazado a otros lugares de la región. Pero en la casa de los Marrero, en Valencia, hay más razones.

Los Marrero son una familia bastante conocida en la calle Rondón, a escasos metros del bulevar Constitución. Es la única que sobrevive al paso del tiempo y en su interior persiste una tradición con 110 años de historia, el nacimiento viviente.

Margarita Marrero espera al equipo de Crónica Uno para contar la historia de algo que para ella no es una tradición, sino una forma de afianzar su fe. Es amor a Dios ahí no hay más. Es algo que todo creyente debe entender.

Fotografía: Armando Diaz.

Su abuelo, padre y tíos se reunían para armar un nacimiento sin igual, colosal, lleno de color e historia, una herencia generacional, como la describe. Marrero dice que la costumbre religiosa empezó con su abuelo a los 15 años. Para ese momento mi abuelo construía las casitas y todas las demás piezas.

De Marrero a Marrero

Lo audaz de aquel primer nacimiento es que contaba con un sistema mecánico. Eran piecitas con cuerditas, por lo que podías jalarla suavemente y los bracitos se movían.

Simón Marrero, el creador del primer pesebre de la familia Marrero. Fotografía: Armando Díaz.

En la actualidad, solo sobreviven dos piezas de aquel primer nacimiento, una humilde casita y un animal que, según Margarita Marrero, es una gallina. Ambas piezas reposan en una vitrina de la sala de la casa, como recuerdo de los inicios.

Católica siempre

Margarita Marrero es de esas personas que llevan la religión a donde quiera que va. Su devoción por Dios y Cristo es bien conocida por la comunidad. Varios cuadros de la Virgen del Socorro cuelgan de las paredes, pero en diciembre se enfoca en el nacimiento. De hecho, a menudo lleva en su blusa un broche de la Sagrada Familia.

Fotografía: Armando Díaz.

Marrero ha coleccionado más de 350 nacimientos. Los tiene hechos en crochet, en mimbre, barro, madera, gres, papel, impresos, lentejuela, vidrio y metal. Todos tienen una historia especial y pertenecen a alguien que pensó en mí cuando lo vio. Ese que ves ahí me lo regaló una famosa artista valenciana, dice al señalar un nacimiento tejido y de estilo ingenuo.

Fotografía: Armando Díaz.

Pero solo uno se lleva el protagonismo y es el que empieza a armar desde octubre. Antiguamente, estaba en el patio central de la casa, pero entre las lluvias, el sol y la misma luz decidió moverlo a uno de los cuartos contiguos, uno muy oscuro y que, a su juicio, es perfecto porque los tiempos cambian y los cambios ayudan a mantener las tradiciones.

Antes la gente venía de noche a ver el pesebre, pero la inseguridad y todo lo que conocemos lo dificulta. Así que ahora la gente viene de día.

Fotografía: Armando Díaz.

La novedad que implementa Marrero en este nacimiento cuenta con una narrativa añadida a la musicalidad. En vista que ella es mezzosoprano. Mi padre le puso el sistema de luces y yo le di la música. Entonces, cuando vas pasando por las escenas del Belén escuchas una narración y a mí y a París cantando. París es el esposo fallecido de Marrero con quien compartía el armado del nacimiento.

Nacimiento teatral
Fotografía: Armando Díaz.

La explicación del nacimiento es una cosa casi teatral, luces apagadas, unos minutos de espera y se encienden unos focos verdes que iluminan un pasaje del nacimiento casi de sorpresa. La voz de Marrero sale de unos parlantes para explicar en una grabación que el pesebre está enmarcado en los 800 años del primero de su clase, el hecho por San Francisco de Asís en el pueblito italiano de Greccio en 1222, pero también un homenaje a los 100 años desde que fue erigida la diócesis de Valencia, por lo que emula a los siete obispos en siete figuras del pesebre.

Es curioso, pero Marrero hace de ese ritual de meditación un llamado a la reflexión, en donde menciona la guerra, la política, el poder y la ambición que guía al mundo y que todo esto ha transformado a muchos en los Herodes del tiempo actual.

De este modo, en medio del recital la música se para y la voz casi militar de Marrero invita a rezar un Ave María, es el fin del recorrido y una especie de disco de colores giratorio ilumina el pesebre en tonalidades verdes, amarillas, rojas y azules.

Fotografía: Armando Díaz.

El pesebre estará abierto hasta el 28 de febrero, día de nacimiento de su marido y desde ya ha ideado el que protagonizará el 2023.

La Paradura

Además, hay otra celebración que para Margarita Marrero es especial y que no duda en celebrar: se trata de la Paradura del Niño.

En el comedor de su casa tiene un enorme niño Jesús, pero no es una figura cualquiera, pues Marrero lo vistió con un sayal franciscano. Todo está interconectado, por eso es importante conocer toda la historia y eso requiere viajar hacia el pasado y ahí llegamos hasta Francisco de Asís. De este modo, la devota mujer aprovecha cualquier fiesta eclesial para seguir alabando a Dios.

Fotografía: Armando Díaz.

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