A la marcha convocada por la MUD se unieron personas que en otrora militaron para el oficialismo. Se les vio entonando consignas en contra de la escasez y pidiendo que se respete la Constitución.

Caracas. “¿Por qué voy a la Fajardo? porque me cansé y porque me duele ver a la gente pidiendo 20 bolívares para comprar un pan. Yo era chavista, pero abrí los ojos”.

Fue sorpresa para muchos que Nestor Reyna, quien se retrató durante mucho tiempo con el chavismo, fuera uno de los primeros en llegar a la estación del Metro de Coche, punto de concentración de los vecinos que se organizaron para asistir a la convocatoria prevista por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) este 26 de octubre a fin de exigir la restitución del hilo constitucional y le sea devuelto a los venezolanos el derecho al voto.

Reyna trabajó durante mucho tiempo en la Cámara Municipal, al lado de Nahúm Fernández, presidente del Concejo Municipal Bolivariano Libertador de Caracas.

“Soy amigo de muchos de ellos, también de Evelio Arrieta, del PSUV, pero no voy a tapar el sol con un dedo. Estamos pasando trabajo, que la gente esté esperando por una bolsa de comida, eso no me parece justo. No estoy de acuerdo y quiero un cambio. Y se los digo a ellos —a los chavistas— sí quiero que ese señor se vaya”, indicó con fuerza mientras exhibía su chaqueta tricolor, a la que no se le veían ni los ojitos de Chávez ni el logo del 4F.

Reyna llegó a la plaza Bolívar de El Valle, donde se unió con otros vecinos adecos, de Voluntad Popular y Primero Justicia. Impaciente para que diera la hora de la llegada del diputado por la MUD, José Guerra, de quien se dijo saldría con los vecinos hasta Santa Mónica.

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Los estudiantes de la UCV encabezaron la marcha.

El parlamentario no hizo acto de presencia en el sitio, por lo que las personas que ya hacían ruido con los pitos y las trompetas decidieron emprender la marcha casi a las 10:00 a. m.

Reyna iba con ellos, mezclado, riendo y entonando consignas que para los chavistas son irrepetibles: “revocatorio ya”, “y va a caer, y va a caer, este Gobierno va a caer”.

Gritaba sin importar que lo vieran cuando pasó frene al Partido Socialista Unido de Venezuela de El Valle, donde había cerca de siete hombres parados en actitud prevenida. Tampoco le tuvo miedo a las cámaras que se disparaban sin cesar.

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Las banderas ondearon durante toda la marcha.

El pueblo en la calle

No más de 300 personas de las parroquias Coche y El Valle caminaron alrededor de 10 cuadras hasta llegar a Crema Paraíso de Santa Mónica, donde los aguardaban los vecinos de El Cementerio, Los Rosales y la parroquia San Pedro.

El despliegue no fue tan multitudinario como el pasado 1S, pero igual se sintió el calor de la gente en la calle. Y más cuando los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV), por un lado y los ciudadanos que acompañaban al diputado Guerra, por el otro, dieron luz verde para que arrancara la concentración.

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La autopista Francisco Fajardo se llenó en todos los pisos a la altura de La Carlota.

Ya pasaban las 11:00 a. m. cuando la marcha tomó cuerpo por la avenida José Ángel Lamas de Los Chaguaramos.

“Queremos que se respete el hilo constitucional. Pedimos elecciones generales ya, si tenemos —los diputados— que poner nuestros cargos a la orden, lo haremos”, comentó Guerra mientras se colocaba detrás de la pancarta que alzaban los universitarios.

“Esta marcha no es de los políticos, es del pueblo arrecho”, exclamó una señora que intentó en ese momento hacerse una selfie con el parlamentario Guerra.

Quienes sí pudieron hacerse la foto reglamentaria fue un grupo de estudiantes bachillerato que, aún con sus franelas beige, se sumaron a la protesta.

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Estudiantes de bachillerato dijeron “presente”.

Durante el trayecto de Los Chaguaramos no hubo inconvenientes. Por el camino se vio a unos seis efectivos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en plan de resguardo, pero disimulaban su trabajo mandando mensajes de texto.

Era tan insignificante la presencia policial y militar que los marchantes no los advirtieron. Sí lo hicieron una vez arribaron al segundo piso de la autopista Francisco Fajardo, justo en la intersección entre la UCV y la Universidad Bolivariana.

En ese cruce hicieron dos paradas, una para decirle a un policía que tomaba fotos que “esto es pacífico y por la democracia”, y el otro para invitar a las personas que se encontraban dentro de la UBV a que se sumaran a la marcha. En respuesta, tanto hombres como mujeres alzaron el puño e hicieron la señal que acostumbraba hacer el expresidente fallecido Hugo Chávez cuando se refería a la oposición.

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Destino: la Fajardo

Reyna en su camino no se topó con ningún hecho violento. “La gente está alegre”, refirió. Ciertamente, su trayecto, y el del resto de los ciudadanos, se cumplió sin incidentes y sin barricadas.

Si un grupo se quería salir del programa y cerrar otra vía lo podía hacer porque las calles estaban libres. Incluso los accesos hacia Plaza Venezuela estaban desolados y ni los colectivos morotizados asomaron sus narices por esos lares.

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Los del suroeste caminaron más de 10 cuadras.

La tensión, sin embargo, estaba en el aire porque muchos no creían que el recorrido pudiera ser tan sencillo.

Pero para quienes resultó más aliviada la cosa fue para las personas de la tercera edad y para los que sufren algún tipo de discapacidad. Hicieron su ruta tranquilos, sin sobresaltos y el que lo necesitó pudo hacer sus descansos de vez en cuando. Señoras y señores con bastones, en sillas de rueda, hasta recién operados no faltaron en la marcha. Hubo unos muy valientes que iban a la cabeza de la concentración sin importar con qué se encontrarían al final del camino.

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No hubo quien le quitara el ánimo a la tercera edad.
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Unos llegaron de primeros y otros de últimos, pero cumplieron.

Ya casi a las 12:00 m. llegaron a Las Mercedes y en ese tramo se sumaron a las miles de personas que esperaban en la autopista Francisco Fajardo. A la altura de Bello Monte los siguió el gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski.

Desde Las Mercedes hasta pasar el distribuidor Altamira daba la impresión de estar ante un río humano. Las banderas ondeaban y la gente cantaba las canciones del dúo Chino y Nacho. Entre tumulto y tumulto se escuchaba la frase: “vamos para Miraflores”.

En otro punto se oía el Himno Nacional que se confundía con el eco de la voz de Capriles, quien ya se dirigía al pueblo: “O el Gobierno vuelve al orden constitucional, o el 3 de noviembre marchamos a Miraflores”.

Con esa sentencia se quedó Nestor Reyna, quien trataba de llegar a la punta de la marcha, junto con un grupo de vecinos del suroeste capitalino. “Seguiremos en la calle”, dijo al final.

Fotos y videos Mabel Sarmiento Garmendia


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