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“Los golpes de la vida son dulces esperanzas” – Cortometraje

Caracas. El señor José sostiene el micrófono con suavidad mientras hace el perifoneo. La vista lo abandonó desde joven, pero aún así pareciera como si tratara de adormecer los otros sentidos para imprimirle toda su fuerza a la voz. Su mensaje reverbera en los callejones del barrio El Calvario de El Hatillo y arroja un destello sonoro en la tarde plomiza de enero: “Querido joven, a partir de los 13 años, para que participen en el primer taller de cine. Se dictará durante ocho domingos, desde las 10 de la mañana hasta la 1 de la tarde. Te invitan la Fundación Plano Creativo y la Fundación Ccscity 450” (sic). La escena aparece en los primeros minutos del cortometraje documental El Calvario: No somos los mismos de ayer.

Gato no puede evitar hablar de él. Enseguida envía una nota de voz comentando un detalle que le resulta muy particular: la casa del señor José está en la parte baja de El Calvario y resalta por una enorme antena a través de la que este se conecta con distintas emisoras de radio para hablar con extraños. El Locutor —como también lo llaman— fue uno de los vecinos destacados que él y el equipo de Secuencias Ciudadanas pudieron conocer gracias a los talleres de cine que comenzaron a impartir este año en el barrio. 

el calvario
El señor José, apodado el Locutor. Fotograma del corto: “El Calvario, no somos los mismos de ayer”

Para Gato fue su primera experiencia como facilitador en el proyecto, en el que además integra la coordinación general. Su relación con la Fundación Plano Creativo, que es la que encabeza Secuencias, se remonta a mayo de 2019; cuando vio unas instalaciones en Colinas de Bello Monte que utilizaban los parabrisas de varios carros para proyecciones de videoarte. La velada fue alucinante: cientos de personas de todas partes de Caracas se reunieron en calles tapizadas por flores de apamate para disfrutar de diversas manifestaciones artísticas, en medio de un evento de activación nocturna convocado por la asociación civil Ciudad Laboratorio

A Gato le gustó la dinámica de Plano Creativo y tiempo después, ese mismo año, se enteró del concurso de la Fundación Ccscity 450, “Ccscity 450: Comunidades. El barrio es ciudad”. El planteamiento era conformar grupos de trabajo interdisciplinarios para ejecutar proyectos participativos en 10 barrios caraqueños, esto con el objetivo de atender problemáticas comunitarias y fortalecer la interacción ciudadana en los espacios públicos. Gato contactó entonces a Eduardo Burger y Eva Mujica, director y coordinadora de Plano Creativo, respectivamente, para lanzar una propuesta conjunta. En el equipo también estuvo la psicóloga Ariadni González. 

“Secuencia creativa” quedó entre los proyectos ganadores para ser aplicado en el barrio El Calvario, donde la fundación ya había realizado talleres con jóvenes de la comunidad. Secuencia manejaría grupos de 15 personas para una fase formativa distribuida en un taller base y siete módulos complementarios en temas como fotografía, redes sociales, proyección móvil, sonido y musicalización, teatro, liderazgo, gestión pública, entre otros.

Todo ello siguiendo los parámetros que habían conformado el proyecto piloto de Plano Creativo desde sus inicios en 2015, cuando un grupo de estudiantes de Comunicación Social lo presentó como trabajo final de grado en la UCAB bajo la tutela de Eduardo Burger. Para ellos, la creación cinematográfica era —y es aún para quienes continúan en el equipo, ahora como fundación— una herramienta educativa con un potencial tremendo para ser vehículo de integración urbana al permitir que los participantes no solo entablaran una relación con los lugares donde transitan y viven, sino también estableciendo canales para ensayar conexiones entre distintos sectores, sensibilidades, vocaciones y espacios de la comunidad por medio de la imaginación.

Las sesiones de aprendizaje y las actividades grupales servirían para asignar roles y generar una especie de productora comunitaria cuyo resultado sería una muestra audiovisual elaborada en su totalidad por los habitantes del sector escogido. 

—¿Por qué un formato tipo documental?

—La temática y la forma de hacer cada cortometraje depende de los muchachos de cada comunidad. En otras comunidades los chamos se van por lo ficcional. En El Calvario se fueron más por lo documental, supongo que por toda la influencia del entorno cultural que tiene el barrio con eventos como El Calvario puertas abiertas, por ejemplo —responde Gato en otro mensaje de audio.

secuencias ciudadanas
Vanessa Requena en las dinámicas de los talleristas. Fotograma del corto: “El Calvario: No somos los mismos de ayer”

Vanessa Requena confirma esa metodología. Es fácil imaginar su sonrisa al recordar la anécdota que dio nombre al primer cortometraje que grabaron en El Calvario, en el que ella fue apoyo de dirección: “Un participante que estaba hablando sobre sus vivencias amorosas dijo una frase que nos gustó a todos: ‘Los golpes de la vida son dulces esperanzas’”.

Vanessa tiene 22 años, todos y cada uno vividos en la placita o plaza La Cruz, ubicada en la parte alta de la comunidad. El área es uno de los ocho puntos que los vecinos reconocieron como símbolos de su identidad durante el proyecto Arqueología simbólica de El Calvario, organizado por IAM Venezuela en 2018. También están: la Escuela María May, la imagen de la Virgen del Carmen, el mural El cacao; el “arquito” (arco de concreto situado en lo alto del barrio); la capilla El Calvario o capilla Santa Rosalía (construida en 1766) y la sede de la Cooperativa El Carmen, en esta última se hicieron varios encuentros con los 12 talleristas y voluntarios que respondieron al llamado de Secuencias en enero. 

A propósito del sitio, Gato comenta que allí hay un sótano que estaba lleno de peroles y cachivaches. Recientemente, los vecinos lo recuperaron para tener otra sala de reuniones y montar proyecciones. La estancia se conoce de manera informal como “la cachivachera”.  

—Justo al lado de la cachivachera hay una platabanda que tiene una vista genial de todo el pueblo de El Hatillo y nos prestaron esa platabanda para las sesiones —cuenta Gato.

Esa platabanda es uno de sus lugares favoritos del barrio. No le haría justicia al apodo si no manifestara cierta fascinación por las terrazas y los tramos elevados. Gato, además, es la versión corta de Gatobotz, que es el seudónimo con el que Michael Zerpa se dio a conocer en redes sociales con sus animaciones de metáforas visuales sobre la ciudad. 

El taller de animación 2D fue su debut como facilitador con Secuencias Ciudadanas. Y tuvo que hacerlo a distancia: el decreto de cuarentena en Venezuela debido a la pandemia de COVID-19 retrasó todos los planes del proyecto, concebido para entregar el primer acto del corto documental en el mes de julio. 

Aquel fue su mayor desafío, uno que, de forma paradójica, constituyó el momento álgido de su vínculo con El Calvario y la ejecución de Secuencias. Trabajar en un proyecto de integración implica una situación tácita inicial: un grupo de extraños se moviliza para compartir con una comunidad. A pesar de que Plano Creativo ya había hecho talleres de cine en la zona, volvieron a hablar con líderes comunitarios y tuvieron que ir puerta por puerta para las entrevistas con los vecinos, porque los talleristas querían hablar sobre la manera en que los habitantes de su comunidad viven los cambios.

Poco a poco, cada domingo de enero a marzo, consolidaron un lazo importante con los jóvenes y también con los entrevistados, que fueron un testimonio oral de los procesos del barrio: las casas desaparecidas de bahareque, los quioscos más visitados, la narración colectiva de las festividades y juegos tradicionales, como las bolas criollas, que dejaron de celebrarse por un tiempo. Los sets de grabación improvisados en las terrazas de algunas viviendas para los ejercicios del taller se volvieron referencia en el sector.

¿Cómo evitar que los progresos que habían logrado se perdieran debido al distanciamiento?

—De la noche a la mañana este proyecto tuvo que mutar, adaptarse a los nuevos tiempos —dice Gato —buscar formas alternativas de hacer presencia a través de lo digital porque otra variable que teníamos en contra es el estado de la infraestructura de comunicaciones a escala nacional y en El Calvario fue un reto mantener el contacto con los muchachos: unos no tenían computadoras ni teléfonos, a otros se les buscaban formas de pagarles la renta para que se conectaran, otros no tenían señal. Algunos proyectos resolvían con llamadas por Zoom, pero la conexión en El Calvario no permitía esa salida.

El último boletín publicado por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos en diciembre de 2019 levantó 6913 encuestas aplicadas en 10 ciudades del país. En el servicio de telecomunicaciones se reflejó que 62,9 % de los encuestados no cuentan con servicio de Internet fijo; mientras que 39,9 % sí. Por otro lado, portales que miden la conexión a internet como Speedtest Global Index indican que, de 176 países estudiados, Venezuela ocupa el puesto 175 con una conexión de 3,67 Mbps, superando solo a Turkmenistán, cuya conectividad es de 2,06 Mbps. En Colombia, por ejemplo, la conexión es de unos 19,7 Mbps.  

El equipo de Secuencias se valió de herramientas más sencillas como mensajes o notas de voz por WhatsApp y mudó las actividades a un grupo de Facebook para lograr sacar el primer acto del corto documental, que pudieron proyectar y subir a la plataforma de Youtube durante el mes de julio aprovechando la semana aniversario de Caracas. “Fue una proeza y me llevo toda esa experiencia. Vamos a seguir hasta que salga el corto final”, sostiene Gato.

El barrio es un ecosistema

Plano Creativo tiene historias de contingencia: atravesaron las protestas de 2017, una crisis económica en 2018 que trastocó la ejecución de sus proyectos y los apagones de 2019. Una pandemia en 2020 no es algo que vaya a detenerlos. Gato destaca la labor de los estudiantes de comunicación de la UCAB que cumplieron un rol de facilitadores a lo largo de los encuentros en El Calvario y que han sido cruciales en el taller principal de cine. En cuanto a su taller complementario de animación 2D, comenta que hubo varios interesados, pero al final solo tuvo una tallerista, Greydemar.

El resto de los participantes tenía dificultades por problemas de conectividad o estaban a tope con las asignaciones escolares. Así que solo estuvo con Greydemar a distancia. Gato le decía que se acercara a la ventana de su casa y tomara nota de lo que le llamara la atención. A la muchacha le gustaba la estampa de los niños volando papagayos o el cambio de las nubes en el transcurso del día. “Con base en esas ideas fuimos haciendo dibujos de todo lo que ella veía y luego hicimos animación cuadro a cuadro con Photoshop”.

Estar en la etapa de toma de decisiones del proyecto fue otro aspecto que nutrió a Gato. De ser un voluntario con una mirada externa pasó a proponer, empaparse de la logística que involucra un taller y “sacar inventos”: “Por ahí salió la idea de crear un estabilizador para teléfono móvil hecho con impresión 3D. Eso resultó muy gratificante para todos. Aga Estudio colaboró con nosotros en el diseño y luego coordinamos con un amigo que se dedica a documentar —a él lo conocí con Caracas365—. Es un entusiasta de la fotografía y el video móvil y con él pudimos desarrollar la pieza. Con este proyecto tuvimos chance de crear muchas cosas que eran solo sueños. Juntamos la realidad tecnológica con el trabajo comunitario y esa fue una de las cosas que más me llamó la atención”.

José González. Líder vecinal de El Calvario de El Hatillo. Fotograma del corto: “El Calvario: No somos los mismos de ayer”

Hace años el barrio El Calvario carecía de señalización. Las urbanizaciones aledañas sí estaban bien demarcadas, pero la omisión de las barriadas populares suponía una falta de reconocimiento por parte de la administración pública, a decir de José González, dirigente comunitario de El Calvario y uno de los entrevistados para el producto audiovisual. No se puede integrar lo que no se nombra. De allí, quizá, la insistencia de mostrar que el barrio es un ecosistema muy vivo:

Puedo escuchar los pasos de las personas que suben y bajan las escaleras de El Calvario.
Puedo escuchar la salsa de Willie González brotando de una ventana de rejas negras.
Puedo escuchar un trompo girando.
Motos y carros que pasan.
Grillos que cantan en los porrones.
Alguien hablando de una caimanera en la placita.
. . .
Puedo escuchar esta canción que no logro terminar.

El fragmento pertenece al cortometraje “Los golpes de la vida son dulces esperanzas” publicado en Youtube el 8 de abril de 2019, resultado del Taller Secuencia Creativa 6, que también dictó Plano Creativo. Desde el primer momento, el trabajo audiovisual permite profundizar en lo desconocido. El formato documental exige la investigación de campo y guarda cierta humildad al tratar de condensar la esencia de lugares, personas y costumbres como un todo. El Calvario de El Hatillo es una “sinfonía ciudadana”, según la define Secuencias en sus publicaciones por Instagram; y tanto Gato como los vecinos tienen buen oído para escuchar las melodías que chocan contra la piel y el cemento, transformándolas en imágenes que rescatan el ayer, pero refuerzan el anhelo de un futuro donde nuestras diferencias, más que alejarnos, nos hagan coincidir.  


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