Aleída gastó 200 dólares en una lista de insumos, para que operaran a su esposo, quien se fracturó el pie en un accidente laboral. Según la Encuesta Nacional de Hospitales, el índice de desabastecimiento en insumos de quirófanos durante el 2023 fue de 74 %.
Caracas. Aleída* llevó a su esposo al Hospital General del Oeste Doctor José Gregorio Hernández, porque su esposo tuvo dos fracturas en el pie izquierdo, tras un accidente laboral.
Lo primero que les solicitaron en el centro médico fueron cinco hojas blancas, luego debían sacarle copias a la planilla de ingreso. En el hospital no cuentan con insumos de papelería.
“Después que le hicieron el ingreso a mi esposo, el doctor me dio una lista de insumos que debía comprar para la operación, pues el hospital no contaba con eso”.
Aleída recorrió varias farmacias para encontrar el listado completo, que incluía desde el alcohol hasta las batas quirúrgicas y las ampollas para el proceso de anestesia durante la operación.
En todos los implementos necesarios gastó 200 dólares, equivalentes a 50 salarios mínimos, según el monto vigente desde marzo de 2022.
Cuando llegó el día de la operación, en marzo, ella acompañó a su esposo hasta el piso donde está el quirófano. Transcurrida una hora un médico salió para solicitarle la compra de unos medicamentos de manera urgente.
“Mi esposo es alérgico al frío y el doctor me pidió que comprara una dexametasona, dipirona y otros medicamentos para evitar que se hinchara durante la intervención”, contó.
Según la Encuesta Nacional de Hospitales (ENH), el índice de desabastecimiento de insumos de quirófano fue de 74 % en 2023. Por lo que la gran mayoría de las personas que recibieron atención médica en el servicio público tuvieron que comprarlos.
En los centros médicos dependientes del Estado tienen mayor déficit en lencería y material descartable, pues tres de cada cinco hospitales no tienen ningún tipo de material descartable: tapabocas, gorros, batas quirúrgicas, entre otros.
Condiciones del hospital
Aleída subió seis pisos en el hospital de Magallanes de Catia casi a oscuras. Alumbró con la linterna de su celular porque en las instalaciones muchas de las áreas no están iluminadas por retrasos en la reposición de bombillos.
Cuando llegó a la habitación de su esposo, en la Unidad de Traumatología, tampoco había luz. Tuvo que comprar los bombillos y sócates e instalarlos. Estar a oscuras le generaba incertidumbre.
Luego, Aleída eligió el mejor baño entre los peores. Todos tenían las papeleras, el piso y las pocetas llenas de heces. El resultado de la escasez del agua.
Esta situación también la viven los familiares y pacientes de la Emergencia de adultos y pediátrica del hospital Vargas. Los parientes son quienes limpian y llevan el agua en envases, ya que solo hay servicio de agua una hora cada tres días.
Aleída contó que la Unidad de Traumatología olía mal aunque ella limpió. Era una mezcla entre medicamentos, excrementos y otras sustancias que se le hacen difícil describir.
“Por no tener recursos me tocó estar junto con mi esposo entre las heces”, lamentó.
La pareja también presenció gran cantidad de chiripas, cucarachas y ratones. “En dos ocasiones, cuando llevé a mi esposo al baño, vi varias ratas, es una situación muy lamentable”.
Pocas camas en la unidad
La falta de insumos en los quirófanos no fue lo único que sorprendió a Aleída. La cama que le asignaron a su esposo, tras la operación, llena de una sustancia, que traspasaba a la superficie, por lo que el personal le solicitó tres bolsas negras.
“No sabía si era orina u otra cosa, pero envolví el colchón con tres bolsas negras y luego le puse tres sábanas para evitar que mi esposo se llenará de eso”.
En los días que estuvieron en el hospital –no se precisa como medida de protección a la fuente– pudo ver que las pocas camas que había en el área de Traumatología estaban en muy malas condiciones. Opina que el hospital de Los Magallanes de Catia no debería estar operativo.
De acuerdo con la ENH, el promedio de camas operativas de Emergencia por hospital fue de 34, en el 2023. Esta cantidad representa una reducción en el número de camas, en comparación con 2022, cuando hubo 37.
“Cuando se habla de camas operativas no se refiere únicamente a la existencia física de la cama o camilla, sino que también se toma en cuenta las condiciones de las camas, con los equipos y el personal médico para que el paciente que la ocupe pueda ser atendido apenas ocupe la cama”, dice la encuesta.
Ascensores inadecuados
Aleída aseveró que dentro del hospital funciona un solo ascensor para todos los pisos, pero no está en condiciones óptimas para la cantidad de personas que acuden. Solo suben a los pacientes para evitar que se termine de dañar, mientras que el familiar opta por las escaleras oscuras.
“Las personas deben pegarle gritos para que el ascensor se pare porque los botones no funcionan y al cerrar hace demasiado ruido”.
54 % de los hospitales reportaron intermitencia en el funcionamiento. “La importancia del funcionamiento de los ascensores radica en que son fundamentales para poder mover los pacientes entre los distintos servicios del hospital”, advirtió la ENH.
(*) Se modificó el nombre por medidas de protección a la fuente. Se omite la fecha del testimonio por seguridad.
Participa en la conversación