Seis capítulos son suficientes para contar una historia de engaño corporativo que ha vuelto adictos a millones.

Caracas. Las historias basadas en conspiraciones corporativas tienen gran atractivo. Obras como Erin Brockovich (2000) o Enron (2005) tienen esa narrativa en la que un Goliat abarca todo, el ímpetu por desenmascarar a ese villano que parece que todo lo puede.

Se trata de películas o series que delinean una indignación colectiva ante una injusticia, hechos que afectan a una sociedad, y siempre en la trama algunos que deciden responder al flagelo.

En la plataforma Netflix se encuentra la serie Painkiller. Es corta, apenas seis capítulos con una duración cada uno que ronda los cincuenta minutos. Se basa en el desastre que durante años ha ocasionado el Oxycontin en Estados Unidos, donde miles de familias se han resquebrajado ante los efectos del analgésico a base de opio, un elemento que genera extrema adicción entre quienes lo consumen.

Tiene como director a Peter Berg, responsable de Deepwater Horizon (2016) y Mile 22 (2018). La serie acierta en cómo llevar el ritmo del ambiente lúgubre en el que se desenvuelven sus protagonistas. 

Painkiller
La serie es creada por Micah Fitzerman-Blue y Noah Harpster

Presenta los orígenes de la familia Sackler, propietaria de la compañía Purdue Pharma, que desarrolló el medicamento que se vendió como la mejor solución para los dolores extremos. A la vez, presenta a las víctimas, en principio personas que debido a algún accidente ven interrumpida su rutina, y, confiados en sus médicos, siguen el tratamiento del novedoso medicamento. Así comienza el camino a la ruina.

Painkiller envuelve desde su primer capítulo. Logra acaparar la atención porque entiende que es un tema muy cercano al público, la enfermedad es constante en las familias, y los médicos son esas figuras en las que se deposita una confianza enorme.

Es así como la serie cuenta cómo los directivos de la farmacéutica desarrollan un plan de mercadeo y ventas para hacer de su producto la estrella de los tratamientos, pastillas ineludibles a la hora de acabar con el dolor de los pacientes.

Y sí, el medicamento es eficaz para acabar con las penas de la lesión, pero paulatinamente se convierte en dinamita de la convivencia, el explosivo que acaba con los cimientos de un plan de vida.

La trama se centra en Richard Sackler (Matthew Broderick), poderoso ejecutivo que no tendrá límites en ocultar los resultados que arrojan la potencialidad adictiva del medicamento. Su idea es lucrarse del círculo de quien escapa del dolor y esa insistente búsqueda humana por el placer. La fórmula perfecta para aprisionar a cualquiera en una vorágine de terror.

También está Edie Flowers (Uzo Aduba), quien emprende desde temprano una investigación al notar las irregularidades en las maneras en las que el fármaco se posiciona entre la comunidad médica. A su vez, el espectador verá la caída de Glen Kryger (Taylor Kitsch) un íntegro mecánico y padre de familia que sufre un accidente en su taller. Luego de ser operado, sigue las indicaciones que lo conducen sin saberlo a la adicción.

Painkiller
Painkiller detalla muy bien los mecanismos para posicionar en el mercado el medicamento

Painkiller se estrena en momentos en los que es constante la discusión sobre la crisis de los opioides en la sociedad estadounidense, donde miles de personas durante años han sido afectadas por las secuelas de estas drogas. Por eso también algunos lo llaman epidemia.

La serie presenta un discurso cercano al thriller para aportar al debate desde la industria del entretenimiento, una denuncia clara a los excesos que pueden existir en el mundo corporativo, las relaciones con el poder, las triquiñuelas para burlar normativas, la falta de ética, de lealtades y la reacción de aquellos que consideran siempre se puede vencer a Goliat.

Cuenta con un guion bien estructurado, con personajes bien definidos y una dirección ajustada a la historia, que corresponde con sus objetivos. Si bien por momentos cae en maniqueísmos, Painkiller supera cualquier predisposición en ideas preconcebidas para apuntalarse como una de las mejores series de la plataforma estrenadas este año.

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