Peluquerías en tres y dos por escasez y altos precios

Los salones de belleza están cada vez más vacíos. Lavar y secarse el cabello, hacerse manos y pies sale en mínimo 1.500 bolívares según el local

Andreína Malavé/@AndreinaMalave
Mayela Armas
/@mayearmas

Caracas. “Gastamos más plata de la que entra. Los materiales que necesitamos están carísimos y no podemos subir más los precios porque no queremos ahuyentar a la poca clientela que nos queda. Arreglar un secador dañado sale carísimo, y comprar uno nuevo cuesta 30.000 bolívares”, comentó Neida Aguilera, cajera de una peluquería en el centro de Caracas.

Escasez, altos precios y menos clientes es la situación que enfrentan las peluquerías. En el transcurso de este año los cortes, secados y arreglos de uñas se han encarecido, porque gran parte de los productos que se utilizan en esos locales son importados y no se han dado dólares oficiales para esos rubros, y quienes traen los pocos artículos que hay van al mercado paralelo, lo cual se refleja en los costos.

Para muchas venezolanas parte de su rutina consistía en acudir al menos una vez a la semana a las peluquerías, pero ahora la frecuencia es menor porque el ingreso es insuficiente para cubrir los elevados precios de los servicios. Lavar y secarse el cabello, hacerse las manos y los pies cuesta mínimo 1.500 bolívares, según el local. Y con tratamientos como la keratina la cuenta sube a por lo menos 4.500 bolívares.

El presidente Asociación de Emprendedores y Microempresarios de la Estética y Belleza, Gregorio Hernández, comentó que “hay que hacer un viacrucis para encontrar los productos y cuando se encuentran son carísimos. Por tal motivo, han aumentado los precios de los cortes, secados, entre otros servicios”.

Los precios de los servicios han subido por los costos de los productos
Los precios de los servicios han subido por los costos de los productos

Gabriela Acosta seca cabellos en un salón de belleza y contó que los insumos que tiene que adquirir para ofrecer sus servicios son un atraco de lo caros que están. “Los clientes han dejado de venir y nosotras no trabajamos por plata, sino porque nos gusta”.

“Ya no me arreglo como antes. Hace un año tenía un grupo de amigas con las que coincidía una vez por semana en el estudio de belleza. Nos arreglábamos para estar bonitas el fin de semana, pero eso se acabó”, explicó Tania Fernández, clienta de una peluquería.

Relató que va máximo una vez al mes y que llega con el cabello recién lavado para ahorrar dinero. “Me da pena dejar tan poquita propina, pero gasto demasiado para medio arreglarme. Ir a la peluquería ya no es algo relajante, más bien te asusta saber cuánto vas a pagar esta vez o cómo vas a quedar porque tienes que conformarte con el tinte que consigas”.

A los altos precios que se pagan por champú o laca se añade la poca variedad de artículos, porque en esos establecimientos la ausencia de productos es severa.

El presidente de la Asociación de Emprendedores detalló que actualmente no hay muchos colores de tintes, la gelatina escasea al igual que la acetona, las hojillas y los ganchos. Hernández apuntó que “tenemos que pensarlo cuando hay que hacer un peinado, por la falta de ganchos y el costo de la laca”.

Los peluqueros señalan que hay no hacen muchos peinados por la falta de ganchos y lacas
Los peluqueros señalan que hay no hacen muchos peinados por la falta de ganchos y lacas

Alida Díaz se encarga de aplicar tintes en una peluquería y relató que ante los pocos colores que hay le pide a sus clientes que traigan el que desean ponerse, porque no se consiguen como antes. “Los tintes que hay están carísimos. Eso es un problemón porque las clientas adquieren el color que encuentran y casi siempre les da un tono distinto al que ellas desean”.

Las clientas fieles son, según Alida, las que necesitan hacerse un desriz o keratina porque “quieren tener el pelo liso siempre y les sale más barato aplicar ese producto que venir una vez por semana”. La keratina sale en por lo  menos 3.000 bolívares.

Frente a la escasez y la baja de demanda, Gregorio Hernández añadió que “muchas peluquerías están tratando de subsistir. Mantenerse cuesta”.

Prioridad: hacer las colas

A la crisis que enfrentan esos establecimientos, se suma el ausentismo de los trabajadores por la necesidad de adquirir los productos de la canasta alimentaria.

Neida Aguilera, cajera de una peluquería, admitió que las empleadas abandonan su trabajo para hacer colas en el Mercal más cercano. “Ni los clientes ni las empleadas le paran al centro de belleza, sino a la cola para comprar comida”, mientras señalaba todos los puestos vacíos del local, a excepción de una manicurista.

Fotos: Cristian Hernández


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