Periodista venezolano en Italia cuenta cómo la pandemia cambió las calles de Roma

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Daniel Cáceres ejercía periodismo en Venezuela, pero una detención realizada por parte de la Dirección General de Contrainteligencia Militar mientras cubría ejercicios militares en la zona norte del estado Táchira lo llevó a salir del país para protegerse.

Táchira. De hacer imágenes de protestas, registrar enfrentamientos entre ciudadanos, Fuerzas Armadas y grupos de choque. De grabar heridos, fallecidos, saqueos, movimientos militares y los constantes cierres y aperturas de la frontera con Colombia, ahora se dedica a registrar las calles tristes y vacías de Roma, la capital de Italia, uno de los países más afectados por la propagación del coronavirus.

Se trata de Daniel Cáceres, periodista venezolano que labora como videografo freelance de la agencia francesa de noticias AFP, en la cadena televisiva France 24 y como corresponsal de la W Radio de Colombia en Roma. Cáceres salió de Venezuela hace dos años, específicamente de San Cristóbal, capital del estado Táchira.

Después de diversos altercados con funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro en medio del ejercicio de su labor como periodista y videografo y su detención por parte de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dcgim) ocurrida el 24 de febrero de 2018 en Lobatera (zona de montaña tachirense) mientras cubría ejercicios militares ordenados por Maduro, decidió salir del país y buscar asilo en otras fronteras.

Con el apoyo de una amiga periodista, Daniel hizo sus maletas y viajó a Italia. Dejó atrás a sus padres, hermanos e hijas. Poco tiempo después de haber llegado se reintegró al trabajo en los medios de comunicación con la AFP, agencia para la que ejercía ya como videografo freelance en Venezuela.

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Las calles de Roma están vacías. Pocos vehículos circulan. Foto: Cortesía Daniel Cáceres.

Al salir de Venezuela huyendo del conflicto y del riesgo, no se imaginó que en otro continente un nuevo peligro lo estaría rondando, pero no desde lo político, sino desde lo sanitario. La expansión del coronavirus cambió todo lo que había visto y conocido hasta ahora.

Su mayor sorpresa fue ver las calles de Roma vacías, con poca gente, sin carros circulando y escasos turistas, dos días después del 10 de marzo de 2020 (fecha en que fue decretada la cuarentena obligatoria), cuando salió a hacer unas imágenes para la AFP. En Italia hasta la tarde del 6 de mayo, se habían registrado 214.000 casos y 29.684 fallecimientos, de acuerdo con cifras publicadas por el gobierno de ese país.

Separados y con tapabocas

Acostumbrado a la cercanía entre colegas, al saludo de beso y abrazo tanto en Venezuela como en Italia, Cáceres quedó sorprendido del cambio radical en la primera rueda de prensa en medio de la cuarentena. Fue en la sede de Protección Civil en donde daban balances oficiales de casos registrados y fallecimientos. Al periodista venezolano lo alarmó ver a sus compañeros de medios de comunicación usar tapabocas y guantes, tener que ubicar las cámaras a más de un metro de distancia y mantener esa misma distancia entre colegas.

Con el paso de los días las medidas fueron más radicales, impidieron el ingreso de varias personas a las ruedas de prensa, es decir, si antes ingresaba un camarógrafo y un asistente, ahora solo entraba uno. Luego el paso era a un número reducido de medios, hasta que decidieron por seguridad que una sola cámara estuviera cubriendo la rueda de prensa.

En Protección Civil ya no dejan entrar creo que desde hace un mes. Ya perdí la noción del tiempo, se decidió por seguridad porque hubo un camarógrafo que resultó positivo para coronavirus y había estado en diversas ruedas de prensa. Igual pasó con las ruedas de prensa del primer ministro, antes las cubrían varios medios de comunicación y ahora empezó a cubrirla La Rai (Radiotelevisión Italiana) y ella cedió los derechos a canales y agencias, relató.

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La emblemática Fontana di Trevi  luce desolada sin los turistas. Foto: Cortesía Daniel Cáceres.

Para la AFP cubrió hace dos semanas al canciller italiano en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. En la entrada hay una cámara térmica que detecta si quien ingresa tiene fiebre. Allí le hacen firmar una certificación declarando no tener ningún síntoma de coronavirus y al ingresar, además de usar los guantes y la mascarilla, no puede estar contacto con nadie y la distancia debe ser de dos metros mínimo.

Fue impresionante también porque salimos en un vehículo, la periodista adelante, yo en el asiento de atrás, por normativa tiene que ser así. Recorrimos la ciudad de punta a punta y era prácticamente una ciudad en la que no conseguimos vehículos, conseguimos pocos, sobre todo ambulancias, transporte de alimentos o cosas así, pero la ciudad estaba sola, reco.

Cambio total

Al igual que la de millones de personas, la rutina del periodista venezolano cambió radicalmente desde hace tres meses. Para poder conversar con sus padres que viven en San Cristóbal, en donde los racionamientos eléctricos son de entre seis a 15 horas y el servicio de Internet es deficiente, y ante el cambio de horario entre ambos continentes, se ve obligado a estar despierto en las madrugadas y dormir en las mañanas.

Como son pocos los eventos que cubre para la televisora y la agencia, por protección, su trabajo se centra en la corresponsalía de la W Radio de Colombia, pero con la suerte de que cuando es de mañana en este país, es la tarde en Roma. Se levanta entre 10 y 11 de la mañana, después de haber conversado en la madrugada por teléfono con sus padres, sus hijas (de 11 y 13 años de edad) y amigos en Venezuela. Se ducha, prepara sus alimentos y se incorpora a la producción de las notas para la radio o a contactar algún entrevistado que saldrá en vivo en Colombia, desde Italia.

Al culminar se dispone a hacer tareas del hogar, sea ordenar, limpiar o salir al supermercado en búsqueda de lo que le haga falta, lo que le permite dar una vuelta a unas dos cuadras del edificio donde vive, observar el panorama, despejar la mente y volver.

A las 6:00 p. m. (como ocurre en toda Italia) un vecino prende el radio, pone el himno del país y, posteriormente, música tradicional. Los demás vecinos cantan y solicitan alguna melodía, es una manera de socializar desde la distancia y mantener alto el ánimo.

Y así vuelve a caer la noche, llega la madrugada y continúa su nuevo estilo de vida, del que confiesa sentirse agotado, pero está claro del peligro que se corre de ser contagiado de coronavirus.

El periodista venezolano vive solo en un edificio en San Giovanni, una zona ubicada cerca del centro de Roma (capital de Italia en donde se han registrado unos 6500 casos de COVID-19). Aunque no cuentan con una norma escrita de convivencia, él evita subir o bajar en el ascensor si algún vecino lo está haciendo. Los servicios de envío como Amazon o de comida como Glovo, son ubicados en la entrada del edificio en una mesa, donde posteriormente debe recogerlo quien lo adquirió. Algunos lo reciben directamente.

Venezuela, su preocupación

Las redes sociales de Cáceres demuestran que, aunque vive en Italia, su mente está en Venezuela. La mayoría de sus tuits son sobre su país de origen. En medio de la entrevista realizada por una llamada de WhatsApp, reconoció estar siempre preocupado por su familia, le da terror que se contagien de coronavirus porque la nación sudamericana tiene deficiencias sanitarias.

Me preocupa muchísimo porque el sistema sanitario en Venezuela está en ruinas. Entonces desde un principio me comuniqué con mi familia, les advertí de la seriedad de esto. Hablé con mis hijas obviamente para que se cuidaran, porque uno siempre está pendiente de ellos y de todos los amigos, colegas que siguen sufriendo la persecución precisamente por tantos y tantos problemas que pueden llegar a suceder a Venezuela si una pandemia se sale de control, dijo el periodista venezolano.

Se niega a imaginar qué sucedería si 1000 personas llegan a necesitar cuidados intensivos en el Hospital Central de San Cristóbal, donde no hay capacidad de atender ni una décima parte.

“Quiero pensar que José Gregorio Hernández sigue trabajando en favor de los venezolanos”, dice, al referirse a un médico venezolano que está siendo evaluado en El Vaticano para ser elevado a los altares como santo, por sus milagros a los habitantes de ese país.

Desde su apartamento en Roma, pide a los venezolanos cuidarse en extremo y verse en el espejo de lo que sucedió en Italia, pero tomando en cuenta que el país europeo tiene capacidad de respuesta hospitalaria, mientras Venezuela se encuentra en emergencia humanitaria.

Para largo

El periodista venezolano considera que para retornar a la normalidad pasará tiempo, pues apenas Italia entró el 4 de mayo en una segunda etapa de cuarentena, con cierta flexibilidad en la apertura de algunos comercios, por lo que no se hace ilusiones con “la normalidad”, se prepara mentalmente para los cambios en el confinamiento y para seguirse cuidando.


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