La Gobernación ha reubicado a cinco de 12 familias afectadas por las lluvias en el sector Pinto Salinas, donde se ubica una de las más de 60 cárcavas contabilizadas oficialmente en Ciudad Guayana.
Puerto Ordaz. En Ciudad Guayana se contabilizan de manera oficial, según informe de la Alcaldía de Caroní en 2013, un total de 64 cárcavas. Estas consisten en grandes socavaciones de terreno que se agravan por la sedimentación del agua y se convierten en especies de cañones.
En su mayoría estas cárcavas están muy cercanas a viviendas que, incluso, quedaron al borde o terminaron por derrumbarse. De esas 64, solo se repararon dos. Desde entonces se formaron nuevas cárcavas que esperan por la atención gubernamental. La preocupación de las familias vulnerables crece en plena temporada de lluvias cuando desde abril se han registrado derrumbes de viviendas, como el ocurrió en el sector de Pinto Salinas, en San Félix.
Pero lo mismo pasa en Ciudad Bolívar, en la que la formación de una cárcava agravada por las lluvias también incidió en el desplome de parte de una casa en el sector Negro Primero.
La cárcava del sector Pinto Salinas data desde hace más de 30 años, según recuerdan sus habitantes. En abril hubo derrumbes parciales en dos viviendas, mientras que otras 12 quedaron afectadas (ocho en riesgo y cuatro en estado crítico), según información de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en Bolívar.
Respuesta gubernamental
Dos meses después hubo otro derrumbe en una de esas 12 viviendas en riesgo. En todos los casos no hubo pérdidas humanas.
Ángel Marcano, gobernador de Bolívar, prometió inmediatamente la reubicación de estas 12 familias en riesgo. Hasta el pasado martes 4 de julio, la Gobernación hizo entrega de cinco viviendas para reubicar a las familias.
“Estas familias estaban en refugios, específicamente en la Base de Misiones Darío Vivas, desde hace dos meses aproximadamente”, dijo Marcano.
Marcano informó que el 5 de julio entregaría otras tres, y que harán lo propio con alrededor de 30 familias en riesgo en Ciudad Bolívar. “No vamos a esperar a que se le caigan las viviendas”, afirmó.
Lisbely Aguilera, habitante del sector Pinto Salinas, en San Félix, fue una de las reubicadas de vivienda.
Mi casa es de dos plantas y está a punto de derrumbarse. estábamos desesperados con los vecinos, en refugios desde hace dos meses, y hoy doy mil gracias porque estamos aquí, en nuestro nuevo hogar y pidiéndole a Dios que puedan reubicar a las 12 familias restantes”, manifestó.
Sin embargo, hay quienes aún no tienen una solución habitacional.
Sin solución
El 18 de junio, cuando se desplomó parte de una vivienda que estaba al borde de la cárcava de Pinto Salinas, también se derrumbó parte de una vivienda de dos plantas en el Urb. Orinoco, en el sector de Castillito, en Puerto Ordaz.
Allí habitaban 20 personas. Ocho de ellas residían en la planta baja: cinco adultos y tres menores de edad; mientras que en la planta alta vivían 12 personas: tres adultos y el resto menores de edad.
A falta de una solución oportuna, la familia decidió habitar una cancha cercana.
El agua subió a un nivel que llegó hasta la sala y estábamos grabando como podíamos. Entonces sentimos el desplome, se derrumbó todo y estamos ahorita viviendo en el frente de la casa porque no podemos estar aquí porque hay muchas grietas, no está habitable. Y bueno, como en vista de que no nos ayudan y hay niños, personas con discapacidad, embarazada, nos vamos a ir a la cancha que está en el frente. Ahí vamos a ocupar ese espacio, porque no podemos estar aquí”, relató.
Inicialmente, los afectados fueron llevados a la antigua prefectura de Villa Colombia, como un refugio temporal. Sin embargo, alegaron que durmieron mal, en sillas de sala de espera.
“Mi hermana es discapacitada. Ella estuvo sentada toda la noche y le dan convulsiones. Toda la noche sentada en una silla, imagínate. No había agua en donde nos llevaron. Tampoco había baño (…) nosotros no pudimos rescatar nada, aparte de la ropa, nos quedamos con lo que teníamos puesto”, relató entonces la propietaria, Yesimar Borges.
Nuevas socavaciones
En el caso de Ciudad Bolívar, se desplomó parte de una vivienda en la Calle Los Bellos del sector Negro Primero, en la parroquia Vista Hermosa. Allí residían cuatro personas que esperan por atención gubernamental, al igual que el resto que quedó al borde de la cárcava.
La formación de esta socavación tiene alrededor de cinco años, cuando cedió la pasarela San Simón. En el sector de la UD-146, en San Félix, al menos tres viviendas están en riesgo luego de formarse una cárcava en la calle 29.
El problema ya los alertaba desde hace dos años por la obstrucción de una tubería de aguas servidas que no se atendió. Por ello, con cada temporada de lluvias colapsaba al punto de inundar viviendas y socavar el pavimento.
Nidia Tablante, representante del Consejo Comunal Elam Navas, comentó que la noche del 27 de junio, uno de sus vecinos se percató de que todo empeoraba. Su vehículo estacionado se estaba hundiendo producto de esta socavación en el terreno.
El Consejo Comunal ha acudido tanto a la Alcaldía de Caroní como a la Gobernación de Bolívar, pero sin respuesta oportuna.
Más cárcavas
Situación similar fue la que se presentó hace dos años en el Campo A3 de Ferrominera, en Puerto Ordaz. La ruptura de una tubería socavó el terreno en menos de un año hasta afectar un canal de la Vía Venezuela.
En La Victoria y la conocida como Cañón del Diablo tampoco hay atención hasta ahora. Para la reparación de ambas se aprobaron entre 2013 y 2014 varios créditos adicionales en el Consejo Legislativo del estado Bolívar (CLEB).
En Cañón del Diablo, los trabajos fueron hasta la mitad, mientras que en La Victoria no hubo movimiento alguno.
“Acá nos preocupa más cuando llueve que la inseguridad. Ya un señor tuvo que desalojar su casa porque abría la puerta y tenía el precipicio. Desde aquella vez que hicieron unos trabajos, que no terminaron porque embaularon una parte nada más, no vinieron más”, denunció una de las habitantes de esta zona de San Félix donde se ubica el Cañón del Diablo.
Fue después de lo ocurrido en Pinto Salinas el 18 de junio de este año, cuando las autoridades pusieron nuevamente el tema en sus tareas de gestión para retomar los trabajos que por meses estuvieron paralizados en la cárcava de la comunidad Francisco Avendaño, conocida como Los Alacranes.
Allí, en 2020, las lluvias colapsaron las tres viviendas que quedaban en ese terreno no habitable. En total fueron 18 familias las que desalojaron. La obra se paralizó por meses por motivos de lluvia, pese a un avance de casi 70% y una inversión aproximada de 3.000.000 de dólares, según estimó la secretaria de Ambiente, Marbelis Rodríguez.
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