64 balnearios están aptos en el Litoral Central para recibir a los temporadistas en el descanso decembrino. Los servicios playeros sucumbieron a la dolarización. Dos sillas y un toldo cuestan el equivalente en bolívares a 5 dólares, por una empanada de cazón se paga un dólar, mientras que por tostones con queso y ensalada rallada hay que desembolsar 4 dólares.
La Guaira. Con 170 kilómetros de costa marina, además de ríos y montañas, el Litoral Central se presenta como una de las opciones recreativas más accesibles para decenas de visitantes, especialmente de la ciudad de Caracas, durante el asueto navideño.
El mayor atractivo de los temporadistas está en la posibilidad de “echarse un chapuzón” y retornar al final del día a la capital de la República. En ese sentido, la entidad cuenta con 64 ensenadas marinas aptas, de acuerdo con la lista más reciente publicada por el Ministerio de Ecosocialismo.
Las playas de Catia La Mar, Macuto, Caraballeda y Naiguatá suelen ser las preferidas no solo de los que se desplazan desde Caracas, sino también de estados vecinos, como Miranda y Aragua.
En los días previos a la Nochebuena, en el oeste del Litoral hubo afluencia de bañistas en las playas Verde, Q-lito, Marina Grande y el balneario de Catia La Mar. También se observaron a centenares de mujeres, niños y ancianos en los balnearios del este, como el Paseo de Macuto y Camurí Chico, además de playas El Yate, Carrilito y Escondida, las tres últimas en la parroquia Caraballeda.
Hay que sacudirse todo lo malo de este año y no pensar un rato en esta pandemia que nos ha encerrado en la casa”, comentó Javier Rodríguez, un carnicero de Catia que, junto con su esposa y dos hijos pequeños, se vino en autobús a una de las playas de Camurí Chico.
Otros se han atrevido a disfrutar del sol, la arena y las aguas marinas de pueblos de la costa este como Los Caracas, Osma, La Sabana y Chuspa en estos días navideños.
Ilusiones renovadas
Antes de la reapertura de las playas, a fines de octubre, la Gobernación de La Guaira acometió remodelaciones en Camurí Chico, así como en infraestructuras playeras de Caraballeda, donde se les exigió a los prestadores de servicios que sus empleados utilizaran mascarillas, gel antibacterial y que promovieran la distancia social con los temporadistas.
Los comerciantes también hemos hecho una inversión de nuestro peculio para servir con más calidad a quienes vengan a las playas en estos días”, dijo, por su parte, Arturo Muñoz, concesionario de un kiosco de delicias marinas en playa La Zorra, en Catia La Mar.
Con estas mejoras, los distintos servicios playeros sucumbieron a la dolarización de facto que se vive en todo el país. De manera que, en promedio, dos sillas y un toldo cuestan el equivalente en bolívares a 5 dólares americanos, y un puesto de estacionamiento para vehículos, así como el uso de baños y duchas públicas, alcanzan los 2 dólares.
Quienes deseen comerse una empanada de cazón en las playas de La Guaira deberán pagar un dólar, mientras que por un plato de tostones con queso y ensalada rallada hay que desembolsar un total de cuatro dólares y ocho dólares cuando se pida una rueda de pescado frito con dos contornos en el plato.
Pude venir y echarme el bañito antes de Navidad. Espero volver a hacerlo antes de que concluya este 2020 y que haya otra vez un sol radiante y un ambiente chévere”, indicó Zulay Bravo, quien arribó a playa Los Ángeles, en Naiguatá, tras abordar un bus desde la parada de Gato Negro, en la avenida Sucre de Caracas.
Aunque a muchos les parece un abuso que los transportistas cobren más de los 100.000 bolívares del pasaje legal (autorizado en noviembre por el Ministerio de Transporte Terrestre), entre los variados obstáculos, como la escasez de gasolina, buses y efectivo, se mantienen esperanzados en regresar a las playas más cercanas a Caracas, antes de que finalice el asueto navideño.
Participa en la conversación