“¡Tendrán que pasar sobre mi cadáver!”, amenazó Ramos Allup a la propuesta de Miraflores de que la plenaria del Parlamento destituyera a diputados de Amazonas, a cambio de que el TSJ levantara la sanción al Legislativo. El presidente prometía liberar a presos políticos el 25-D. Crónica Uno les trae qué pasó antes y después del 11-D.
Caracas. Diosdado Cabello anuncia que Nicolás Maduro traerá “sorpresas” para la oposición como regalo de Navidad: ese día, el 24-D, se espera que el Presidente informe cómo avanza la “guerra contra las mafias del bolívar” y suelte algunas nuevas promesas para reactivar la Mesa del Diálogo que, desde el 11-D, no solo está paralizada, sino que es dada por muerta entre las partes.
La desconfianza, el incumplimiento de los convenios, el doble discurso y las amenazas afectaron un eventual acuerdo.
El réquiem a las conversaciones se generó luego de la “carta confidencial” de El Vaticano a Maduro y a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y que el 11-D los partidos de la Unidad —principalmente Acción Democrática, en alianza con Voluntad Popular—, rechazaron sentarse con los enviados de Miraflores a pesar de los mensajes extendidos por los mediadores de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
La conversación entre el presidente del Parlamento, Henry Ramos Allup (AD) y el expresidente Martin Torrijos la tarde del 6-D en el Palacio Federal Legislativo era una muestra de que el puente Gobierno-oposición estaba roto. Ese día, el panameño llevó una contrapropuesta de Miraflores para que la MUD no se levantara.
[irp posts=”40914″ name=”Carta de El Vaticano que exige cumplir acuerdos del diálogo caldea los ánimos en el Gobierno”]En primer lugar, Miraflores se comprometió a liberar 6 presos políticos de “peso” —sin especificar nombres— el 25-D, aunque no hubo avances durante la Comisión de Derechos Humanos del Diálogo, que se reunió el pasado 7 de diciembre. El gobernador de Aragua, Tareck El Aissami, sustituyó a la canciller Delcy Rodríguez en el encuentro con Timoteo Zambrano (UNT), sin que se lograra “amarrar algo”, revelaron.
En segundo, la negociación del Consejo Nacional Electoral (CNE): 10 candidatos serían presentados por cada bando, de los cuales se escogerán seis; y, al final, cinco, de los cuales dos serán rectores principales y tres serán suplentes. El tercer aspecto, una “tregua institucional”. Es decir, el cese de ataques entre el Gobierno, el Parlamento y los partidos; y cuarto, el establecimiento de un “mecanismo de verificación de los acuerdos”, que aún no se ha definido.
Luego de oír a Torrijos, Ramos Allup, cual “zorro político”, percibió que Maduro venía con un “nuevo engaño”; ya había prometido que quería “elecciones en 25 días” —esto es, en diciembre— y que reconocería al Parlamento si desincorporaban a los dos diputados de Amazonas (Nirma Guarulla y Julio Igarza). “¡Tendrán que pasar sobre mi cadáver!”, fue la expresión que, como reto, lanzó el adeco cuando le plantearon que la plenaria destituyera a Guarulla e Igarza como un mensaje de “buena fe” al Tribuna Supremo de Justicia (TSJ).
Ramos Allup evidenció que no creía en la palabra de Maduro y que, a su juicio, ya no tenía sentido ir al hotel Meliá a reunirse con el secretario general de Unasur, Ernesto Samper, los expresidentes Torrijos, Leonel Fernández y José Luis Rodríguez Zapatero, y los delegados de Miraflores.
“Maduro es como la palabra cumbiambera: se la lleva el viento”, parecía recitar el adeco como aquel tema de Aníbal Velásquez, de Colombia.
El tiempo le dio la razón al adeco. Uno, no liberaron a los presos, a pesar de que “la promesa del 25-D” sigue en pie; dos, el TSJ ratificó a Socorro Hernández y a Tania D´Amelio como rectoras del CNE bajo el argumento de que el Legislativo había incurrido en omisión legislativa y no eligió a las autoridades. El Parlamento tampoco los eligió el 18-D por la falta de tres diputados —dos de UNT y un independiente— lo que terminó por avalar la tesis del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ante el TSJ, y dio a entender que había una especie de “acuerdo oculto” para que las cosas quedarán así en el CNE, a favor del PSUV, por ahora.
[irp posts=”41535″ name=”TSJ atornilló a Socorro Hernández y Tania D’Amelio en el CNE”]El 13-D, la alianza opositora evaluó las 4 propuestas del Gobierno, presentadas a El Vaticano y mediadores de Unasur, pero ya Primero Justicia —con la voz de Henrique Capriles Radonski—, era partidario de no avalar más un acercamiento con el Ejecutivo. No obstante, nadie ha negado, descartado o señalado si la reunión del 13 de enero de 2017 se suspendió.
La palabra vuelve a estar en Miraflores. El 19-D, el subsecretario de Estado para Asuntos Políticos del Gobierno de Estados Unidos, Thomas Shannon, aseveró que el éxito del diálogo depende más del Gobierno, que de la oposición.
“Para salir de la crisis política se debe fijar una agenda electoral, resolver problemas institucionales, los llamados presos políticos, sanear el sistema electoral y abrir un espacio para que la comunidad internacional pueda empezar a entregar bienes humanitarios. La región y la comunidad internacional han realizado un esfuerzo inédito para ayudar al pueblo venezolano a resolver los problemas”, dijo el diplomático, el único que ha hablado del diálogo en estos días navideños —antes habló El Vaticano, por intermedio del monseñor Pietro Parolin.
Vaticano exigió “puntual aplicación, sin ulteriores condiciones”
Desde que el monseñor Prieto Parolin escribió y envió la carta al Gobierno y a la MUD no dejó dudas de que actuaba a nombre de El Vaticano, al citar encíclicas, mensajes de aliento y llamado de atención del Papa Francisco.
“El Santo Padre acompaña con la oración el desarrollo de las negociaciones; siendo consciente de la complejidad, desea fervientemente que el amado pueblo, superando las rivalidades y evitando cualquier atisbo de violencia, pueda dejar atrás las graves dificultades”, afirmó Parolin en el texto, de 12 páginas, que generó molestia en el oficialismo al punto de que el diputado del PSUV, Diosdado Cabello, puso en entredicho que era avalado por el Papa.
En la comunicación, Parolin exhortó: “La voluntad sería respetar los eventuales acuerdos alcanzados y su puntual aplicación, sin tergiversaciones o ulteriores condiciones”.
Advirtió: “Con dolor y preocupación resalto que cuanto ha sucedido hasta ahora no me parece alentador. Asistimos a un inquietante retraso en la aplicación concreta de los acuerdos”. Por esta razón, demandó que en los “próximos encuentros” se presenten “iniciativas concretas” y que “sean ejecutadas con prontitud”.
El monseñor emplazó a los dialogantes al cese del “lenguaje agresivo, violento y poco sincero”; “la responsabilidad de no abandonar la mesa del diálogo por intereses políticos personales, de partido o ideológicos”; restituir a la Asamblea Nacional el papel previsto en la Constitución; y acelerar la liberación de los detenidos o presos políticos.
La Santa Sede demandó que su “naturaleza en el dialogo” sea respetada por las partes, e incluso “aclarada frente a interpretaciones equivocas o interesadas”.
“La Iglesia entró al dialogo para promover el bien de los venezolanos y favorecer una solución pacífica y democrática de la crisis. Su rol no es de ‘mediación’ sino de ‘facilitación’ o ‘acompañamiento’; son las partes interesadas las que llegan a acuerdos y adoptan resoluciones. El representante de la Santa Sede puede y debe hacer —y de hecho hace— propuestas para introducir distinciones y matices que distiendan o desbloqueen, sugerir nuevos caminos o puntos a explotar, hacer memoria de cosas comunes o relegar al olvido otras improcedentes”, indicó.
Parolin refuta las versiones de Jorge Rodríguez, Elías Jaua y Cabello de que el Diálogo no trata asuntos electorales: “Las partes concuerden el calendario electoral que permita a los venezolanos decidir sin dilaciones su futuro”. ¿Revocatorio? ¿Elecciones adelantadas? La carta no menciona cuál.
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