Prestadores de servicios de las playas afectadas por el derrame de El Palito indicaron que Pdvsa no ha resarcido los daños sufridos por el incidente. Apenas recibieron 100 dólares por “colaborar” en la limpieza de las playas.
Valencia. Desde la llegada de Rafael Lacava al poder, el municipio Puerto Cabello cambió. En la entrada de El Palito un enorme cartel recibe a los visitantes: “Puerto Cabello está de moda”. Pero unos metros más allá un olor golpea el olfato. Es una señal de los derrames petroleros.
Ese olor es el que los lugareños de la comunidad de El Palito, identifican cuando hay algún tipo de derrame proveniente de la refinería.
Entre las 2:00 y 3:00 a. m. del 26 de diciembre de 2023 comenzaron a sentir el característico olor, pero no le dieron importancia. A las 4:00 a. m. a la mayoría les tocó levantarse a sus labores.
La comunidad de El Palito tiene una sola calle y buena parte de las familias trabaja en los negocios de la playa.
Desiree Ayala es una de esas que madruga para abrir el negocio familiar. Cuando llegó a la costa, se encontró con un escenario que no veía desde 2015. “Eso era el mar negro y no es porque fuera de noche. Había una gran capa de petróleo sobre el mar y la arena”.
Aunque los habitantes no son expertos en hidrocarburos, los constantes derrames los han hecho conocedores de posibles causas. Ayala explica que aquella madrugada de diciembre hubo lluvias y, aunque no fueron tan intensas, desbordaron las lagunas de oxidación. Esta versión coincide con la que ofreció Petróleos de Venezuela (Pdvsa), dos días después de lo ocurrido.
Hubo un rebose del fluido contenido en las lagunas hacia el canal pluvial del lado este”, explicó Pdvsa en un comunicado, en el que agregaron que no fue crudo pesado lo que terminó en el mar Caribe, sino un vertido de hidrocarburos y aguas residuales.
Ayala explicó que en el área de la refinería hay unas compuertas, por las que salieron los desechos, “eso tiene un hueco por el que se botó todo el petróleo”.
A la carga
A las horas de publicarse la información del derrame, una comisión de Pdvsa llegó a la comunidad a intentar contener el daño. Ayala relató que cavaron huecos en la arena, abrieron bolsas y a punta de tobos, palas y otros materiales rudimentarios empezaron a extraer el petróleo.
La falta de maquinaria y personal especializado para la tarea llevó a la fundación Caribe Sur a dejar una pregunta abierta en la red social X (antes Twitter): “Según datos #MARN un derrame ocurrido en 2000, en Anzoátegui, se ‘limpiaron’ 4 km de playa de un ancho aprox. de 10 m y un espesor de 5cm=2000m3 que equivaldrían a 2 millones de litros o 12.000 barriles de hidrocarburo recogido. ¿En #ElPalito 2023 cuántos barriles recogieron en 48 h?”.
La estatal petrolera solo se limitó a decir que habían recogido 80 % del hidrocarburo vertido al mar, sin especificar a cuánto equivale ese porcentaje. Tampoco informaron cuáles zonas se habían visto afectadas.
La imprecisión de los datos deja otras interrogantes abiertas, como la situación del lecho marino y cuál es el nivel de daños a corto, mediano y largo plazo. Gracias a los investigadores, se sabe que el petróleo ha viajado hacia el este, específicamente hacia el Parque Nacional San Esteban y el Henri Pittier (Aragua).
A la fecha ya hay reportes de hidrocarburos en las islas porteñas al igual que en las playas aragüeñas.
La doctora en Biología y profesora de la Universidad de Carabobo Carmen Rodríguez, recuerda que las acciones gubernamentales fueron tardías. Asegura que las primeras horas son vitales y 48 horas es el tiempo límite para que no se produzcan daños irreversibles.
La gran extensión de este contaminante o la cantidad de producto derramado fue muy grande, esto impide su control y retención en la primera etapa de ocurrencia, lo que permite su extensión”.
Además detalla que para retener los compuestos se usan barreras mecánicas flotantes para tratar de encerrar el derrame. Luego se procede a colectar el material derramado. Esto puede garantizar la extracción de hasta el 60 % del material, para ello se usan recolectores mecánicos, como equipos de aspiración o succión.
También hay uso de sorbentes superficiales o superficies oleofílicas a la cual se adhiere el petróleo y se remueve del agua. Seguidamente hay lavado con agua en áreas sensibles como las raíces de los manglares, remoción mecánica cuando los derrames son pequeños y de material espeso y viscoso sobre la costa directamente, ya sea con maquinaria o de manera manual. Finalmente debe disponerse del material retirado.
En el caso de que el derrame haya ocasionado un daño marcado en el ecosistema se pueden plantear mecanismos de biorremediación ya sea con enzimas o microorganismos adecuados del área afectada”, explica la especialista.
Limpieza por $100
Las labores de limpieza contaron con la “colaboración” de la comunidad a quienes les ofrecieron 100 dólares por tres días de trabajo, otros vecinos se quedaron hasta el 31 de diciembre y el pago fue igual. En el caso de Ayala trabajó hasta el 28.
“Nos dieron una braga, guantes, tapaboca y comenzamos a sacar ese mierdero”.
Dalitza Bernal estuvo en ese grupo y critica que fue luego de tres días que les llevaron botas para trabajar.
“A muchos les salieron unas pepas blancas en el pie como con pus”, dice, mientras un hombre que está a su lado muestra su pie escamado y explica que le picaba y ardía, además del enrojecimiento.
Al sitio se acercaron distintos cuerpos de seguridad desde la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) hasta la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Estos sirvieron como barrera censora para periodistas e impidieron la cobertura a la prensa local. También estuvo el ministro de Ecosocialismo con buena parte de su comitiva y unas cuadrillas de la Gobernación de Carabobo.
También había cinco gandolas y las bombas de achique con las que extraían el petróleo arrojado con tobos a los agujeros hechos en la arena. Fuentes vinculadas al ministerio hablan de 300 personas.
Azul petróleo
Durante la visita de Crónica.Uno, el 5 de enero, la playa parecía limpia. Pero cuando las olas rompían en la arena dejaban una mancha negra, al igual que en los troncos cercanos a la orilla y en las zona de piedras. En la contigua a la avenida Bartolomé Salom había un ave muerta, posiblemente por envenenamiento con hidrocarburos.
Pero no son las únicas señales. Una espuma marrón se divisa con claridad. Sobre el olor a asfalto en el aire, Ayala relata que no es habitual en la zona, pero sí se percibe cada vez que hay derrames.
“Lo que pasa es que toda esa arena está impregnada. Cuando terminaron de trabajar ellos cerraron esos huecos y se fueron sin terminar de limpiar, por eso sigue ese olor y los que sufrimos somos nosotros”.
Según Ayala, una mujer y dos menores de edad fueron llevados al Hospital Adolfo Prince Lara por complicaciones causadas por el derrame. “Le hemos llevado unas mascarillas y unas gotas para nebulización. Pdvsa les envió $20”.
Aunque el epicentro del derrame fue en El Palito, otras playas también recibieron cuadrillas de limpieza como Sonrisa, Isla Larga y Waikikí. Esta última es la que ha recibido más dinero por parte del gobierno regional, ya que es el centro de eventos como el Drácula Fest. Bernal aseguró que es la favorita del gobernador. “Esa fue la primerita que limpió”.
Bolsillos sangran hidrocarburos
Pero más allá de los daños ambientales hay una afectación a la economía de los trabajadores. Ayala lo sabe porque la afluencia de bañistas bajó 70 %
“Estamos a principios de enero y aquí no hay nadie. Se suponía que este año la temporada sería mejor, pero la cosa se pone cada vez más fea”. Ella alquila toldos y sillas en $15 y las comidas las vende a partir de $20, hasta ese momento no había logrado ventas y eran las 11:00 a. m.
Lo peor de su situación es que pidió prestados $150 para comprar mercancía y el lunes 8 de enero tenía que pagar por lo menos $50. “Solo tengo $5”. A esto hay que añadirle que un día bueno con todo y crisis se ganan $75.
Bernal vende perros calientes y no había vendido ninguno y el mediodía estaba cerca. En un día normal ya llevaría unos 60 perros vendidos, el día anterior solo vendió 10 y fue porque sus conocidos le compraron, por eso critica el pago que les dieron.
“Nos dieron 100 miserables dólares y trabajamos hasta el 31. Eso no resuelve nuestros problemas. Nos enfermamos, tenemos una tos que no se quita, los peces, cangrejos y erizos de la playa se murieron y nos mienten diciéndonos que todo está bien”, manifiesta Bernal.
La comerciante condena la ausencia del alcalde Juan Carlos Betancourt y del gobernador Rafael Lacava.
“Cuando hay fiesta en Waikiki sí vienen, pero cuando el pueblo de verdad necesita no están por ningún lado”.
Otro cuestionamiento, esta vez por parte de Ayala, es la inconciencia de los bañistas quienes igual siguen en la playa como si nada. Mientras los adultos beben y conversan en sus toldos, los niños juegan en el mar y construyen castillos de arena.
“Yo no me baño ahí ni loca; si lo hago, cuando salga me quedo sin piel”, expresa Ayala.
Potencia petrolera
A juicio de los pobladores, este es el derrame más destructivo de la última década. Le sigue el que ocurrió en 2015 y luego el de 2020.
La asociación civil Gente del Petróleo, integrada por extrabajadores de Pdvsa, registró 17 derrames de este tipo en 2023. Dalitza Bernal agrega al sombrío panorama que los comerciantes no solo tuvieron que lidiar con el derrame del 26 de diciembre, también la semana del 18 de diciembre hubo otro, pero de gasoil, el cual no fue mediático.
Esto reafirma las aseveraciones de expertos en hidrocarburos, quienes apuntan que la petrolera siempre tiene fugas de compuestos químicos en el mar sin importar su cantidad.
Jesús Urbina, activista y profesor universitario, afirmó a través de su cuenta en X (antes Twitter) que la mancha sobre el mar cubrió 100 km2 de costa y que se proyecta a extenderse a 19 km. más allá. Otros expertos como Eduardo Klein, quien hace monitoreo satelitales, comparó la mancha con 17 campos de fútbol.
Bernal exige una indemnización, la cual sigue en duda. En 2015 sí fueron compensados por los daños, aunque el pago llegó ocho meses después. Ahora exigen más respuestas, pero el Gobierno no ha dicho nada. Por ahora todo el que vaya a El Palito se puede encontrar con un cartel que ironiza la situación.
“Cuidemos el ambiente, no dejen desechos en las playas”, data de 2021 y mas atrás se ve la maquinaria de Pdvsa con el eslogan: “Venezuela roja rojita”.
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