¿Quiso San Francisco de Asís inventar el pesebre hace 800 años?

En 1223 el fundador de la orden franciscana quiso celebrar el 24 de diciembre con la recreación del nacimiento de Cristo con personas y animales vivos, pero con el paso del tiempo su idea se transformó en un símbolo que hoy se encuentra en muchas casas, iglesias y lugares públicos.

Caracas. “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria”. Posiblemente inspirado en este pasaje del Evangelio de Juan, Giovanni di Pietro di Bernardone, más conocido hoy como San Francisco de Asís (1181-1226), se propuso en la Nochebuena de 1223 -hace justo ocho siglos- celebrar la Navidad de una manera distinta.

Su idea era recrear el nacimiento de Jesús en Belén con personas y animales de carne y hueso. Con el paso del tiempo, su idea devino uno de los símbolos más importantes de estas fechas: el pesebre, nacimiento o belén.

Sin embargo, ¿buscó el fundador de los franciscanos inventar un ornamento o su propósito era otro? Para responder esta incógnita Crónica.Uno consultó a miembros de la orden religiosa, autores y a biógrafos del santo.

Hacer memoria

Todo comenzó hace ocho siglos en la localidad italiana de Greccio (a unos 100 kilómetros al norte de Roma y que hoy tiene una población de poco más de 1500 habitantes).

Quince días antes de la Navidad, Francisco de Asís, quien acababa de regresar de Tierra Santa, mandó llamar a Juan, un habitante de la localidad, con quien tenía una relación cercana. Le dijo: “Deseo celebrar la memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno”. Así lo refirió Tomás de Celano (1190-1260), quien fue monje franciscano y uno de los primeros biógrafos del santo.

Llegó el día, día de alegría, de exultación. Se citó a hermanos de muchos lugares; hombres y mujeres de la comarca, rebosando de gozo, prepararon, según sus posibilidades, cirios y teas para iluminar aquella noche que, con su estrella centelleante, iluminó todos los días y años. Llegó, en fin, el santo de Dios y, viendo que todas las cosas estaban dispuestas, las contempló y se alegró. Se prepara el pesebre, se trae el heno y se colocan el buey y el asno. Allí la simplicidad recibe honor, la pobreza que es ensalzada, se valora la humildad, y Greccio se convierte en una nueva Belén, prosigue el relato de Celano en su libro Vita seconda.

Navideño
Foto: Armando Díaz.

Una versión similar aporta San Buenaventura, quien indicó que Francisco de Asís quiso celebrar la Navidad en una gruta del monte Lacerone.

Mas, para que dicha celebración no pudiera ser tachada de extraña novedad, pidió antes licencia al sumo pontífice (Honorio III); y, habiéndola obtenido, hizo preparar un pesebre con el heno correspondiente y mandó traer al lugar un buey y un asno, expuso en su relato.

Una mutación

La inusual celebración fue todo un éxito, de acuerdo con los biógrafos del santo, los cuales aseguran que el heno usado en la recreación de la natividad obró milagros y curó a personas de varias dolencias y a animales de la comarca.

Por su parte, la gruta se convirtió en sitio de peregrinación, por lo cual luego se consagró y se convirtió en una capilla que hoy se puede visitar. Unas 100.000 personas al año acuden al lugar, de acuerdo con las autoridades locales.

Sin embargo, parece difícil imaginar que un religioso que hizo de la pobreza su seña de identidad y que llamó a sus seguidores a ir “por limosna confiadamente”, sin “avergonzarse, pues el Señor se hizo pobre por nosotros en este mundo” buscara crear una decoración.

San Francisco no quiso (inventar) un adorno exactamente”, afirmó fray Joel Castro, exsuperior de la orden franciscana en Venezuela, quien agregó: “Lo que quería era una vivencia del día que nació Jesús. Era una contemplación.

En similares términos se pronunció el también franciscano Miguel Escribano, profesor de Derecho Canónico del Instituto Teológico de Murcia (España), y quien aseveró: “El relato de Tomas de Celano muestra que lo que ocurrió en Greccio no fue un pesebre como lo entendemos hoy, sino una eucaristía distinta”.

¿Cómo terminó entonces una misa diferente convertida en un adorno donde hay figuras de San José, la Virgen, el niño, el buey, el burro, un ángel, pastores y ovejas? “Fue una adaptación de los pueblos. No es que se haya desvirtuado (la intención de San Francisco), simplemente se dieron unos cambios con el paso del tiempo”, explicó Castro.

No inventó un adorno casero, pero sí otra cosa

Autores como el español Alfred López consideran incorrecto atribuirle al fundador de los franciscanos la autoría del nacimiento o pesebre como hacen la mayoría de los historiadores.

“Hay algunos indicios que señalan que un par de siglo antes (concretamente en el año 1021) se realizó una representación del nacimiento con figuras inanimadas (arcilla o terracota) en la iglesia de Santa María de Nápoles y que fue en esta población italiana donde realmente nació la tradición de hacer el pesebre. De hecho, el nombre común de los nacimientos montados con figuras es conocido mundialmente como ‘pesebre napolitano’ (presepe napoletano)”, explicó en una entrevista.

Por lo que a San Francisco de Asís debemos considerarlo como el precursor del ‘pesebre viviente’ pero no del pesebre navideño, agregó.

Para el Vaticano, no obstante, parece no haber ninguna controversia que resolver y se da por hecho que San Francisco de Asís fue el autor del primer pesebre hace ocho siglos. Por ello, el nacimiento que este año adorna la plaza de San Pedro está inspirado en el que se habría desarrollado en la gruta de Greccio e incluye una representación del santo italiano, así como del vecino del pueblo al que éste le pidió organizar la recreación.

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