Ruinas del cine Rialto se convirtieron en vivienda precaria para una familia de Maturín

cine Rialto

El cine Rialto es recordado como una de las primeras salas de proyección de películas de la ciudad y junto con el cine Maturín, servían como opciones de entretenimiento. Hoy, entre escombros, viven allí los cinco miembros de una familia.

Maturín. A finales de los años cuarenta la franquicia Rialto se expandió por Venezuela y se construyeron varias salas de cine. En Maturín, se construyó en la avenida Las Palmeras una sala de 150 butacas y llamada teatro Rialto, que luego se conoció como cine Rialto o “Cine del Pueblo”.

De esta sala, queda la estructura y unas letras desgastadas que exhiben el nombre en la fachada. Las butacas, máquinas y hasta el techo fueron retirados durante la gestión del exalcalde Wilfredo Ordaz, bajo la premisa de intervenir este espacio para su pronta recuperación.

En las ruinas de este patrimonio cultural del municipio, habita una familia de cinco personas entre ellas dos niñas y un adolescente.

Yorkis Rengel es mecánico y padre de familia. Desde hace casi tres años viven dentro de la estructura desgastada del Rialto. Junto a su esposa y sus tres hijos han convertido este cine en su hogar. Rengel cuenta que tomó la decisión de mudarse cuando nació su hija, que hoy tiene tres años.

Cine Rialto Maturín
Foto Natacha Sánchez

Rengel y su esposa alquilaban habitaciones en hoteles y residencias cercanas a la avenida Las Palmeras. Ante el crecimiento de la familia y las prohibiciones de niños en hoteles y residencias, Yorkis resolvió habitar este espacio.

“El Día del Padre cumplo tres años aquí. Nosotros vivíamos en hoteles y residencias, luego la crisis se puso más apretada, no pude seguir pagando y empezamos a dar golpes de aquí y de allá; como yo trabajaba de mecánica justo al frente del cine, vi esto solo y tomé la decisión de limpiarlo para habitarlo porque no tenía cómo seguir pagando en otros lugares”, relató.

A Yorkis le tomó aproximadamente un mes acomodar el lugar, entre recoger escombros y hacer conexiones para contar con electricidad.

 A su manera, ha adecuado la estructura como vivienda, con pocas comodidades “pero con techo para vivir”.

El área de la taquilla la convirtió en una habitación donde se observan dos camas, y precisa que ahí duermen todos. Donde estaban las butacas ahora hay un reverbero y a los lados unos palos de madera. Cuando no tienen gas, deben cocinar con leña.

“Lo que antes era la oficina de las taquillas ahora es nuestro cuarto. Hicimos un esfuerzo y compramos dos camitas y pusimos un televisor, también tengo un ventilador. En cuanto al agua, tengo que cargar del hotel que está en frente que me prestan el apoyo”, detalló.

Foto Natacha Sánchez

El baño no tiene puerta y solo cuenta con una poceta desgastada que la familia usa ante la falta de recursos para comprar una nueva.

“Anteriormente aquí vivía otra persona, pero un día vino una gente del gobierno a limpiar esto porque, supuestamente, lo iban a remodelar y entonces lo sacaron. A él le prometieron una casa, pero el señor se fue sin este beneficio. Esto quedó solo y fue tomado como guarida de malandros y borrachos”.

Yorkis indicó que la comunidad ha aceptado que él habite este espacio porque de alguna manera ya no tienen delincuentes que se escondían en el cine para luego cometer fechorías.

Yo mantengo la tranquilidad y el respeto en la comunidad, hay quienes no están de acuerdo con que viva aquí, pero la mayoría, sí”, dijo.

Durante la entrevista, Yorkis estuvo acompañado de sus dos hijas, de 3 y 6 años de edad. Ambas estudian y según contó, las niñas por su misma inocencia se han adaptado a vivir en estas condiciones; sin embargo, con voz quebrada, dijo que sueña para ellas una casa digna.

Yorkis no le pide al gobierno regalos, dejó bien claro que quiere un trabajo para llevarse a sus hijos a un mejor lugar.

“Quiero tener algo digno para mis hijas. Yo no soy político, pero lo que digo es que si hay alguna forma de ayudarme quisiera que me pongan en un trabajo donde yo pueda trabajar bien y ganarme lo mío”, subrayó.

Promesas incumplidas
Foto Natacha Sánchez

Los gobiernos de turno en Monagas han incluido en sus proyectos de renovación el cine Rialto. Durante el mandato (2016-2021) de Wilfredo Ordaz, este espacio que era para ese momento propiedad privada, fue expropiado para pasar a formar parte de la municipalidad. Desde entonces ha sido catalogado como Patrimonio Cultural del municipio.

Ordaz incluyó dentro de su plan de gobierno la remodelación de la avenida Las Palmeras, que forma parte del casco histórico de Maturín. En ese proyecto estaba incluido el cine Rialto y se presentó la propuesta de convertirlo en teatro, ya que en la ciudad no hay salas.

Pero esto solo quedó escrito en papeles, no se concretó.

El 31 de diciembre de 2021, el gobernador Ernesto Luna, recién electo, ofreció una rueda de prensa para dar a conocer los proyectos para 2022 y comentó sobre el rescate de espacios culturales.

“El pueblo de Monagas puede estar seguro de que en 2022 se acelerará el rescate de espacios públicos y emblemáticos como, por ejemplo, el antiguo cine Rialto y la biblioteca Julián Padrón, ya que forman parte el casco histórico de la ciudad”, dijo Luna.

Ha pasado un año y tres meses y hasta ahora la recuperación del cine Rialto no se ha concretado.

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