Un estudio de la consultora Anova Policy Research muestra que en los hogares más pobres la proporción del impacto de las remesas es mayor. La tasa de pobreza extrema, por ejemplo, se reduce de 42 % a 19 % en los hogares que reciben ingresos del exterior.

Caracas. Cuando Yelitza Jaramillo fue a despedir a su hija al terminal terrestre de San Martín, al suroeste de la ciudad, lo primero que deseó fue volver a verla pronto, aunque eso y el futuro de su hogar dependería de qué tan rápido pudiera conseguir trabajo su primogénita. 

Por fortuna, su hija, Lianett, en menos de 20 días logró adaptarse a Guayaquil y cuatro años después aún es el principal sostén económico de su familia, logrando incluso buscar a su niña de ocho años justo antes de que iniciara la pandemia por COVID-19. 

Cuando ella se fue la estábamos pasando mal, mal. Entre la escasez, los precios que subían muy rápido y sueldos y pensiones que no alcanzaban para nada, decidió irse a todo riesgo”, cuenta Yelitza, de 67 años y residente de la parroquia San Juan, en Caracas.

En la actualidad, Yelitza vive con una sobrina y su hijo, quienes también reciben remesas que envía el papá del niño. Con una pensión que recién fue aumentada a $30 y un salario que no supera los $80 mensuales, cuenta que lo que perciben del exterior es lo que les ha permitido “bandear” la crisis económica en un país que perdió 80 % de su PIB en solo siete años. 

Dependencia extrema

De acuerdo con datos de la Plataforma interagencial para refugiados y migrantes de Venezuela (R4V), al menos seis millones de venezolanos han salido del país por múltiples factores, principalmente la crisis socioeconómica que aún persiste. Un estudio de la consultora Anova Policy Research estima que 2,4 millones de hogares reciben remesas, equivalente a 24,3 % del total del país. 

La investigación, denominada Remesas y pobreza: ¿Qué dice la evidencia en Venezuela?, ubica en $65,80 el monto promedio mensual que reciben los hogares en el país. Sin embargo, la consultora aclara que el monto puede variar dependiendo del sector de la población que lo recibe ($26 al mes en el quintil más pobre y $129 en el más rico).

En el caso de Yelitza, cuenta que recién durante la pandemia fue que empezó a vivir con su sobrina, quien residía en Valles del Tuy y tuvo que mudarse a Caracas al conseguir trabajo. Antes de eso, prácticamente comíamos solo gracias a las remesas, asegura.

Favorecen más a los más pobres

Con una pensión que, en su momento, apenas llegó a los $4 mensuales, Yelitza dependía por completo de los $60 o $70 al mes que le enviaba su hija trabajando en un restaurante ecuatoriano. El estudio de Anova Policy muestra que en los hogares más pobres la proporción del impacto de las remesas es mayor.

En promedio, los hogares del primer quintil perciben alrededor de $49 mensuales, de los cuales al menos 26 dólares son ingresos por remesas (59 %); en el segundo quintil el ingreso promedio es de $97 y 45 dólares son por remesas (52,3 %).

Las remesas se han constituido en un elemento fundamental en el ingreso total del hogar, superando, en la mayoría de los casos, el aporte de los ingresos laborales (salarios) y no laborales (transferencias del Estado), dice el estudio.

Según los últimos resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), dos de cada tres personas mayores de 18 años declara haber recibido al menos un bono temporal al año y cerca de la mitad de ellos dice recibirlos de forma mensual. Sin embargo, el valor promedio de los bonos recibidos por los hogares es de $4,60 al mes.

Infografía: Amadeo Pereiro.
Contribución a reducir la pobreza

Anova Policy, tomando como referencia su Investigación Muestral de Hogares Venezolanos (IMHV), compuesta por una muestra estratificada de hogares entrevistados a finales de 2021, proyecta que la tasa de pobreza general en el país es de 61 % y la de pobreza extrema llega a 37 % a partir de un ajuste en el valor de la canasta de alimentos consumidos por los venezolanos en el contexto actual.

La investigación de la consultora resalta que la tasa de pobreza general en hogares receptores de remesas es 22,6 % menor a la de los que no reciben, pese a que ambos en condiciones de no recepción tendrían una tasa similar (66 %). El mismo ejercicio se evidencia en hogares en pobreza extrema, que disminuye de 42 % a 19 % al recibir remesas.

Beatriz Faría, por ejemplo, trabaja como asistente administrativa en un comercio del pueblo de Baruta (Miranda) y cuenta que, sin el apoyo económico que su hijo mayor manda desde México (entre $100 y $150 al mes), vería más cuesta arriba costear gastos como la educación de su otro hijo, la salud y hasta ropa y calzado.

“Casi todo se va comprando comida”, dice Beatriz, quien también está a cargo de su padre de 70 años. En febrero la canasta alimentaria llegó a un costo de $324 mensuales en un hogar de cuatro personas y ella está consciente de que “si no recibiéramos remesas, estaríamos más apretados y hasta comiendo menos”.

El estudio de Anova Policy concluye sosteniendo que las remesas son “pro-pobre” pues su flujo en el país impacta proporcionalmente más a los estratos menos favorecidos de la población, con tasas de crecimiento de entre 20 % y 60 % en los ingresos de los deciles más pobres.

“Desde el punto de vista de los hogares venezolanos con migrantes, las remesas ya representan, y seguirán representando, un importante complemento del ingreso familiar, con un rol creciente en el sostenimiento de su bienestar”, finaliza el informe.


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