Las personas al sentir los síntomas no acuden al médico y se genera un subregistro al cual no se le está poniendo el ojo, según informó el doctor Huníades Urbina, presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría.

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. “Esto me atacó con un fuerte malestar en todo el cuerpo, pero lo que más me afectó fue el dolor de cabeza. Me estaba matando y no había medicamento que lo quitara. Luego comenzaron a dolerme todos los huesos, como cuando me dio chikungunya, pero a diferencia de ese mal, lo ojos se me pusieron rojos. Por eso supe que se trataba del zika. Pero yo no quise ir al médico. ¿Para qué? Para que me dijeran lo mismo y me mandaran a comprar acetaminofén. A mí hermana también le dio, se puso roja del salpullido y de la fiebre  y eso fue lo que le mandaron”.

Desde que a Xiomara Utrera, habitante de los Valles del Tuy, le brotó el virus han pasado 10 días y aún no puede caminar ni una sola cuadra. “Los dolores en los pies son fuertes y no puedo. Lo peor es que uno tiene que trabajar así, solo falté un día, le dije a mi jefe que me sentía muy mal, pero tengo que seguir yendo. Afortunadamente conseguí unas cajas de Tachipirín y con eso he podido medio aguantar el zika, porque eso es lo que tengo”, aclaró.

Epidemia en expansión

La cifra oficial que maneja el ministerio de Salud es de 4.700 casos sospechosos de zika. Pero hay pacientes como Utrera que están dentro de un subregistro al que no se le está poniendo el ojo, según informó el doctor Huníades Urbina, médico cirujano y presidente de la Sociedad Venezolana  Puericultura y Pediatría.

Según Urbina mucha gente no está acudiendo a los hospitales y vincula los síntomas con el dengue o el chikungunya; por un lado y, por el otro, dijo que en los laboratorios nacionales no hay reactivos para poder diagnosticar este nuevo virus que ya está en 24 países.

“Solo hay reactivos para saber si una personas tiene dengue, pero el zika o chikungunya no se están diagnosticando con las pruebas, sino que se está haciendo la distinción de los padecimientos, es decir, si la gente tiene dolores e inflamación en las articulaciones y artritis tiene chikungunya y si tiene los ojos rojos o conjuntivitis es zika. Así es que se está determinando y, en esas circunstancias, no hay forma de parar la epidemia”, indicó.

Informó que las emergencias de los hospitales están colapsadas y que todavía no se ha hablado de un protocolo para atender esta situación, más allá de anunciar campañas de fumigación, las cuales incluso no son extensivas a todas las comunidades. Citó incluso el caso del J.M. de Los Ríos en el cual hay escasez de reactivos para los exámenes de rutina.

Urbina además se mostró preocupado por los casos de Guillain-Barré (255 según cifras oficiales), para los cuales se necesita terapia intensiva, por tratarse de una parálisis ascendente. “Resulta que en este país hay un déficit de 60 % de camas para cuidados intensivos y eso no se está atendiendo, como  tampoco el tema de los tratamientos. La ministra de Salud, Luisana Melo, dijo que estaban garantizados dos: plasmaféresis o la inmonoglobulina, pero eso no se está haciendo”.

La plasmaféresis es un procedimiento por el cual se extrae la sangre del paciente y se introduce nuevamente sin el plasma. “Ahora ¿cómo hacerlo si la sociedad de Hematología ha denunciado que no hay bolsas para la plasmaféresis? Y, en cuanto a la inmunoglobulina, no se puede aplicar porque Quimbiotec está quebrada”.

También criticó el hecho de que no hay una cobertura garantizada de medicinas básicas como acetaminofén y ácido fólico para las embarazadas. “Una mujer en estado de gravidez que no tome ácido fólico va a tener un bebé con malformaciones en el cerebro y la columna y, ahora, si llega a ser atacada por el zika imagínate las complicaciones. Es una situación muy peligrosa que esto no se divulgue, cuando en este país no hay siquiera anticonceptivos, situación que está aumentando el número de embarazos no deseados, incluso en parejas establecidas y planificadas”.

El doctor explicó que el virus tiene un período de incubación de tres o cuatro días, para el cual no hay vacunas. Los repelentes y los insecticidas sirven para prevenir la picadura del mosquito, “pero lo que debe hacer el Estado proteger a la población con fumigaciones masivas y facilitar el suministro de agua potable para disminuir el almacenamiento en las casas”.

Foto: Cristian Hernández


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