“Mi amor por el chocolate me abrió un mundo de posibilidades para reinventarme ante la crisis”

Repostera zuliana | chocolate

María cambió la cámara por la batidora y aunque jamás pensó en dedicarse a la repostería como una manera de subsistir a la crisis venezolana, hoy agradece que así fuera y no para de soñar con una Venezuela mejor.

Maracaibo. La crisis que vive Venezuela ha llevado a más de uno a reinventarse, a buscar en otros oficios una entrada extra de dinero, y María Fuenmayor no es la excepción. Con la entrada de la pandemia, la fotógrafa de profesión se vio obligada a emprender debido a que el confinamiento puso en jaque su estabilidad laboral en uno de los periódicos más grandes de Maracaibo.

Primero pensó en dejar el trabajo, porque las fallas en el suministro de gasolina en el estado Zulia no le permitían atravesar de un municipio a otro para cumplir con su labor. Cuenta que el 22 de agosto de 2022 su amor por el chocolate le abrió la posibilidad de comenzar su propio negocio, y con él, enfrentar la crisis.

No podíamos salir, entonces comencé a ver videos en internet y como yo amo el chocolate, probé hacer brownies. Los primeros se me quemaron, pero lo volví a intentar y me gustó el sabor y cómo quedaron, así que me dije: ‘voy a hacerlos para vender a ver cómo me va’”, cuenta.

El primer intento la desencantó porque no vendió nada, pero su familia le dio ánimo y al cabo de unos días lo intentó de nuevo, ofreció sus tortitas de chocolate por un grupo de WhatsApp de vecinos de su barrio y ahí despegó todo. A la par, el periódico le dio la oportunidad de trabajar desde casa escribiendo pequeñas notas y luego poco a poco se convirtió en redactora.

Me reinventé

Para la periodista de 28 años de edad, no estaba en sus planes hacer otra cosa que no fuera para lo que tanto estudió, y aunque confiesa que siempre tuvo la idea de experimentar en el área de la repostería, no lo veía como una obligación.

La situación te obliga a hacer varias cosas al mismo tiempo, a reinventarte, a pujar para que uno pueda medio subsistir, porque con un sueldo no alcanza”.

Después de hacer sus logos a mano y entregar sus pedidos a pie, hoy María va en bicicleta o en el carro de su novio, dependiendo de las distancias. Ofrece variedad en galletas, tortas de chocolate y sigue con los brownies, gracias a sus destrezas diseñó su propio logo, hace sus fotos y maneja sus redes sociales.

Date un Gusto Maracaibo
El emprendimiento de María ahora ofrece galletas, tortas y sus consentidos brownies. Este año quiere darse a conocer en plazas y bazares de la ciudad/Cortesía María Fuenmayor

Dice que su marca, Date un Gusto, es fruto del esfuerzo familiar en el que han apostado ella, su padre y su novio, quienes la apoyan y la alientan a seguir. “Sin ellos no hubiera logrado nada”, asegura. Pero también es gracias a la preparación que fue consiguiendo de a poco, haciendo pequeños cursos por internet y equivocándose.

“Más de una vez ellos me ayudaron a batir a mano, porque comencé con lo que tenía en la casa. Mi papá me hacía los moldes con potes de leche. Ahora tengo una batidora profesional y varios moldes. Lo mejor de todo es que ellos siguen ahí conmigo y aunque me sigo equivocando no dejan de creer en mí”, dijo.

Explicó: “Esto lo comencé gracias al apoyo de mi familia que está fuera del país, porque emprender en Maracaibo con esta situación no es fácil. La variación del dólar y la inflación que pega cada vez que uno va a comprar sus materiales es algo con lo que se debe batallar, pero siempre prevalecen las ganas y la necesidad de tener otro ingreso”, cuenta.

Paso lento, pero seguro

María comenzó haciendo 20 brownies, hoy sus pedidos varían. “Si aumenta el dólar, la gente no compra, porque la prioridad es la comida. Hay días en los que no vendo nada. En fechas especiales se acomoda la cosa y así voy”, confiesa.

Reposteros zulianos
María agradece el apoyo incondicional de su familia. Sueña con seguir creciendo y apostando por su país/Cortesía María Fuenmayor

Dice que la mayor parte de sus ganancias se va en comida y el pago de los servicios porque en su comunidad no llega agua ni gas. A eso debe sumarle el pago del internet y la electricidad. Por eso siempre está innovando con los rellenos, presentaciones y cubiertas de sus creaciones.

Para este año ya estamos haciendo un puesto móvil, porque quiero ir a bazares y parques los fines de semana para que la gente me conozca, sueño con ver mi marca crecer y especializarme en tortas, pero sé que debo ir poco a poco”, adelantó.

Aunque está segura de que los límites solo son imposiciones personales, confiesa que no ha podido ampliar sus ventas como quisiera por las dificultades en el suministro de gasolina. “Salir de San Francisco a Maracaibo es lejos, por eso solo me he quedado recibiendo pedidos aquí. Es difícil, porque a veces por más que uno quiera la economía te hunde”.

Por ahora, divide su tiempo entre el periodismo, el diseño y la repostería. No se queja, más bien agradece que su emprendimiento la mantenga a flote en medio de la situación. “Hacer las cosas con amor y pasión es lo que me ha ayudado a mantenerme firme, convencida de que si puedo poner mi grano de arena para reconstruir a mi país, lo voy a seguir haciendo. Ahora soy una periodista integral con un negocio propio que mira siempre hacia delante”.

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