Trabajadores del hospital Luis Razetti indicaron que el pasado 21 de octubre se desplomó el techo del área de traumatología y cirugía de mano, lo que incrementó las preocupaciones ya que además de las fallas estructurales, regresó la ausencia de equipos de protección y bioseguridad contra la COVID-19. Director de Saludanz indicó que pese a los reportes del Ejecutivo de Maduro, la situación del coronavirus sigue siendo crítica. 

Barcelona. Los trabajadores aseguran haberlo advertido, pero no les hicieron caso. La tarde del pasado miércoles 21 de octubre dos médicos resultaron con heridas leves luego de que se desplomara el techo del área de traumatología y cirugía de mano del hospital Luis Razetti de Barcelona, tras ser remodelada hace poco más de cuatro meses por la Gobernación de Anzoátegui.

El espacio, que en su concepción original albergaba el área de consultas, fue acondicionado para instalar ambas unidades después de que la sala de Emergencia, donde funcionaba la unidad anteriormente, fuese modificada para atender a pacientes sospechosos y positivos con COVID-19. 

Cuando realizaban un procedimiento con una paciente, los galenos José Parra y Oscar Vilera sintieron un estruendo y a los pocos segundos vieron caer todas las piezas recién instaladas del techo raso. En medio del caos, Parra recibió un golpe en la boca que le produjo hinchazón.

Edison Hernández, delegado de prevención del hospital Luis Razetti, indicó que al momento de ejecutar la obra advirtieron a los encargados que solo estaban realizando un “maquillaje” y no las reparaciones profundas que ameritaba la infraestructura, que tiene 58 años de funcionamiento. 

Nosotros se lo advertimos, pero en lugar de hacernos caso nos llamaron saboteadores, este hospital tiene ya más de 58 años, hay filtraciones por todos lados, las aguas negras y blancas caen como cascadas y eso no se atiende y aquí están las consecuencias”, refirió.

Y la prueba fehaciente de lo que expone el también representante del Movimiento de Trabajadores por la Salud, ocurrió la semana anterior, cuando en el cuarto piso del centro asistencial estalló una tubería de aguas blancas y el caudal llegó hasta la nueva área acondicionada para atender a los pacientes COVID-19 ubicada en la planta baja.

Regresan las preocupaciones

Los trabajadores aseguran que el nosocomio barcelonés está condenado a no consolidarse como un hospital con todas las de la ley. La caída del techo se une a que, nuevamente, brillan por su ausencia los equipos de protección personal y bioseguridad para atender a los pacientes en el área de coronavirus.

“Desde hace dos semanas estos equipos no están llegando al hospital porque desde el almacén robotizado que maneja el Ministerio de Sanidad no los están despachando, vemos con preocupación como de la noche a la mañana Maduro (Nicolás) anuncia que los casos están bajando y eso coincide con que los equipos de protección no están llegando. Están jugando con la salud de los trabajadores y el dinero para comprar los equipos lo invierten en campañas electorales”, refirió Hernández.

Una preocupación similar exhibe el presidente del Instituto Anzoatiguense de la Salud (Saludanz), Omar Aray, quien señaló en un programa radial que, a diferencia de los reportes que muestran noche a noche representantes del Ejecutivo de Nicolás Maduro, la curva de contagios no se ha aplanado y la situación sigue siendo crítica.

Aray sostiene que desde el estado se enviaban 120 pruebas diarias a los laboratorios del Instituto Nacional de Higiene en Caracas, hoy, asegura, no se envía ni la mitad porque ellos no tienen material para realizar las pruebas y “eso muestra una falsa sensación de recuperación”.

“Cuando estábamos en el pico de la enfermedad enviamos una gran cantidad de pruebas a Caracas y eso hoy no es posible, hasta nos han dicho que no reciben pruebas los domingos cuando la enfermedad no discrimina días. Ahora nuestro epicentro de la enfermedad está en las localidades de El Tigre, Zuata, Mapire, porque no tenemos recursos para hacer las pruebas y mucho menos gasolina para trasladarnos hasta allá”, sostiene Aray.

Hasta la noche del pasado miércoles, en el Luis Razetti estaban ingresados 10 pacientes sospechosos con COVID-19, Aray indica que eso no refleja una disminución de los casos, sino que la gente no acude a los centros de salud porque sabe que en su casa puede llevar el tratamiento cuando los síntomas no se complica.

“La gente no va a los centros de salud porque sabe que en su casa puede hacer el tratamiento, también porque no hay gasolina para llevar a los enfermos al hospital y además cuando se enteran de que los van a aislar 20 días en un lugar donde no te garantizan la comida tampoco van, por eso no acuden a los centros asistenciales”, dijo.

Aray llamó a tener conciencia sobre la flexibilización ampliada y, sobre todo, en lo que respecta a las playas, el médico indicó que de continuar la situación como va en el país, no es de extrañar que en 15 días haya un rebrote del virus.

“No hay insumos, no hay material de protección, estamos más capacitados para atender los casos, pero no tenemos los equipos para atender a los pacientes, sabemos las cantidades que necesitamos de insumos pero estos no llegan, si esto continúa así, en 15 días habrá un rebrote de la enfermedad y no vamos a exponer a nuestro personal”, dijo.


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