El robo dentro de los jeep que suben a varios sectores se ha vuelto normal para los choferes, así como los secuestros de las unidades. Tienen miedo de denunciar por venganzas

Shaylim Castro/@ShayC_

Caracas. A partir de las 6:00 pm reina la soledad en la avenida Intercomunal de Antímano. Los negocios bajan la Santamaría y recogen sus productos, por miedo a lo que ocurra en la noche. Sin embargo, ni siquiera así se salvan de la delincuencia.

Quienes también sufre en carne vive con la inseguridad son los conductores de los jeeps, que llevan hasta los barrios de Carapita. Una de las líneas que cubre los sectores de Las Delicias, El Cartón, Bicentenario y Valle Azul se las ven negras cada vez que les toca llevar a la gente, pues no saben a quiénes montan en sus vehículos, pero no les queda de otra “porque tenemos que trabajar”.

Atracos, secuestros y en ocasiones hasta homicidios es el pan de cada día para quienes trabajan como jeepseros. Así lo expresó uno de los trabajadores de la línea, quien por seguridad no reveló su nombre.

Hace seis meses le tocó ver el asesinato de uno de sus compañeros. “Era el fiscal; de repente llegaron unos chamos y lo mataron mientras estaba sentado. Nadie supo por qué”.

Y aunque lograron poner la denuncia la policía no ayudará, según dijo. “Ellos pueden estar parados aquí y ver a los malandros al frente haciendo de todo y no van a hacer nada”.

Una experiencia similar la relató otro transportista. Tampoco quiso dar su nombre por miedo, pero que hace tiempo cuando terminaba la ruta el último pasajero se bajó del jeep y le entró a tiros a un sujeto.

“Luego me estaban buscando a mí porque pensaron que yo estaba involucrado en la broma con él”, soltó.

Los secuestros o robos de las unidades también son normales ya. El fiscal de una de las líneas de jeep expresó que a veces mandan los rústicos a sus rutas y si no aparecen en una hora en específico significa que probablemente secuestraron a la unidad, pero que después de un rato puede aparecer tirado por otro sitio. Comentó que los malandros los utilizan para ir a otros sitios, robar y luego devolverlos.

Pero a veces no es necesario que los antisociales vayan tan lejos. El fiscal también agregó que a los mismos pasajeros los terminan robando en el camino.

“Ellos se suben como pasajeros y roban a los que vayan. Les quitan teléfonos, dinero, todas las pertenencias. Luego de eso no queda de otra que seguir el rumbo normal como si nada hubiera pasado”.

Carapita 2

Sin previsiones

Para quienes trabajan día a día en el sector han tenido que aprender a convivir con la delincuencia. Fiscales y conductores no le paran mucho a la policía ya que dicen que solo aparecen de vez en cuando, “o para llevarse un muerto”.

Por eso no creen que alguna propuesta ayude, ya que la delincuencia se ha desbordado y en cuanto a previsiones no toman ninguna, solo seguir trabajando. “La seguridad de nosotros es esperar la muerte”, sentenció un conductor.

Bajo el miedo

Una pasajera dijo que prefiere callarse su opinión, en cuanto a la inseguridad. Y al igual que ella muchos prefirieron hacerse los locos con ese tema, porque tienen miedo de que tomen venganza en su contra en vista de que no saben quién pueda estar a sus espalda escuchando lo que le dicen a los medios de comunicación.


Participa en la conversación